martes, 6 de enero de 2015

Valpo, troles y otros mundos

La joda es "carrete", se está "al tiro" cuando se vuelve al toque, "bacán" es lo que está bueno y la afirmación es un "yaa, pooo" extendido, modesto al lado del "exacto" o el "seguro" rioplatense tan inocentemente presuntuoso.
Y Santiago no es Chile; o al menos pone proa en el puerto que es balcón al mundo desde la época colonial. Así le llaman a un programa de lo que sería un canal "A" argentino a la trasandina. Chile más allá de su capital.
Valparaíso es descubierta año a año por europeos -en su gran mayoría- y muchos otros latinos que llegan atraídos por las realidades y otras tantas fantasías que despierta la ciudad puerto. Esa que abre su extendida bahía a kilómetros de fuegos artificiales que son vistos y fotografiados, antes y después de las 12 del 31 de diciembre, desde cada uno de los cerros que atrapan al "plan", el llano y su costa: el Alegre y el Concepción, con trucos comerciales de "pequeña Montmartre" -ese "otro" Valparaíso, el que llenan "cuicos" y extranjeros de cambio a favor buscando el refugio en realidad virtual-, el Santo Domingo, el Yungay o el Cárcel, donde edificaron el penal que hoy es lugar de recreación y centro cultural. En las paredes de El Canario, el bar de la bajada Cumming que licúa jóvenes turistas con taberneros originarios que no mutan de costumbre, una vieja tapa de la "The Clinic" todavía invita, en estado de sepia, a tomar la abandonada cárcel para reventarse un fin de año de los noventa.
Los antiguos troles resistieron, se resignificaron con el paso de los años y son parte de la cultura urbana; más como plan de la propia comuna que por cuestión aleatoria. Si en Buenos Aires, los centenarios vagones de la línea A, únicos en el mundo, ya no son ni una pieza de museo, en esta urbe, aquellos y sus tendidos sobre el asfalto son parte viva del patrimonio histórico y conviven con micros, taxis y buses.
Los años transformaron hasta en patrimonio del paisaje urbano característico, los cableados de todo tipo -de teléfono y televisión, o de luz, y de tantísimas compañías que con los años se acumularon en los nudos- que nacen en el llano y llevan el servicio a las casas más altas de los cerros; y hasta los rincones con basura o las huellas de las orinadas nocturnas en la zona de la "bohemia" y en las escaleras a los cerros, tan habituales como fotografiadas día a día como "souvenir" de Valpo.
Los baños, se lee acá, son "exclusivos para los clientes". Nada que no conozcamos. Lo resuelven cada mañana a balde y cloro.

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