domingo, 15 de noviembre de 2015

Tres deseos


- ¿Dónde vivís?, le preguntó él.
- Bueno, en varias partes. Comparto un departamento con una amiga. Y otra me presta su casa cuando no está, porque viaja bastante. Y a veces voy a la casa de mis viejos.
A Carla le gustaba decir las verdades a medias.
- Todo bien, dijo Ricardo. Podés parar si querés. ¿Te puedo hacer otra pregunta?
Estaban sentados más o menos cerca. Carla pensó que iba a venir el previsible avance sexual y respiró hondo, aunque con disimulo.
- Sí, claro.
- ¿Vos me levantaste?

 

viernes, 6 de noviembre de 2015

Grietas


La Nación destaca en el margen superior de su página web el video del desaforado economista de la alianza que reeditó la superioridad porteño/iluminada sobre la barbarie populista del "interior" (sic).
Es un medio, un diario, un grupo económico: tienen intereses y jugaron, juegan y jugarán, para la oposición de cualquier tipo de Gobierno que represente algún cambio para el campo popular; conservadores de sepa, liberales por adopción o conveniencia, lo que es para descatar es que nunca dejan de hacer "periodismo" (con sus matices, pero entendiendo ésto como la posibilidad de mostrar las eventuales dos miradas de un hecho), eso que olvidó Clarín hace lustros, como caso extremo, o cualquier otro diario/medio con sus mismos intereses.
Contextualizan, hacen periodismo, aún el abismo de las grietas ideológicas.

 

domingo, 1 de noviembre de 2015

La biblia del Museo


Un libro con recortes periodísticos de principios del siglo XX hecho a mano por el “otro” Hirschi, Oscar, el hermano del legendario Jorge Luis, y otros hallazgos, componen el mundo vivo del Museo Estudiantes.

“Cuando empezamos fuimos al archivo del segundo piso, donde están almacenadas las matrículas de socios con libros contables, y entre esas cajas encontramos los dos tomos encuadernados. No lo podíamos creer”.
Le pusieron “La biblia de Hirschi”. El que lo cuenta, entre incunables y entradas varias sobre la mesa de Presidencia donde hoy funciona el Museo hasta su traslado definitivo al nuevo estadio de 1, y no sin el mismo asombro que le produjo al toparse con los libros, es “Yeye” Isard, fotógrafo, coleccionista de todo objeto referido a la historia del club y uno de los integrantes de la Subcomisión de Museo.
El grupo nació a fines de 2013 y tuvo su bautismo con la muestra homenaje a los campeones del amateurismo, a cien años de aquel logro. Pero la idea de formalizar en la institución a un conjunto de socios, historiadores e hinchas que comenzaran a curar y preservar el patrimonio sociocultural, llevaba más de un lustro; la “difusión y protección de la herencia cultural. Y la investigación y enriquecimiento de la colección de la institución”, como sintetiza la presentación del Museo en la página oficial.
Zuleik Campañaro y Miguel Ignomirielo se constituyeron enseguida en presidentes honorarios de la Subcomisión, que este año sumó nuevos integrantes y aceptó el desafío de curar, compaginar y redactar, el primer libro oficial de la historia de Estudiantes, el que fue presentado el mes pasado en la Sede cuando se terminó de celebrar el 110° aniversario de la fecha fundacional.
“Fue una propuesta que le hizo llegar el diseñador gráfico y profesor de la UNLP, director de Troupe Comunicación, Flavio Mammini, a la Comisión Directiva. Ésta aceptó el desafío enseguida y el Museo se encargó de compilar los contenidos gráficos y audiovisuales para su posterior publicación”.
Guido Martinaschi es junto a Isard, Carlos Espíndola y Ricardo Vecchiati, uno de los socios fundadores de la Subcomisión y, quizás, quien resguarde actualmente el mayor “tesoro” fotográfico y fílmico del Club, hoy parte integrante del material de archivo del Museo que vistió cada una de las páginas del extenso libro editado sobre la vida institucional y deportiva de Estudiantes.
Oscar Hirschi fue delantero del campeón del ascenso de 1911, dupla de hermanos con Jorge Luis en los primeros años del amateurismo en Primera. Debutó en Segunda contra Boca, jugó hasta 1922 -toda una década con los bastones rojos y blancos que homenajean al Alumni del English School- y combinó el fútbol con la pasión del coleccionista por el club que amaba, Estudiantes, la que hoy tiene un valor incalculable para el trabajo patrimonial del Museo y, por propiedad transitiva, para la historia del Club.
“La biblia de Hirschi” contiene síntesis de partidos oficiales y amistosos y las fotos -escasas para esa época de la prensa, efímeras, pero inversamente valiosas cada una- publicadas en cada uno de los diarios de esos años. Los recortes permitieron dilucidar y pasar al papel en el libro oficial, por caso, la vieja discusión de historiadores y estadígrafos sobre la supuesta victoria de Estudiantes sobre River de Montevideo en la Copa Aldao 1914, un similar a la actual Supercopa Argentina pero entre los campeones de Primera División de las ligas de Uruguay y nuestro país. Oscar Hirschi separó y pegó los resúmenes de cada uno de los amistosos de 1913 que ambos equipos jugaron. Fueron tres en total: uno de ellos, la goleada 4-1 del 6 de abril de ese año, pasó a la historia como la final oficial programada para mayo de 1914 que nunca se jugó y debió ser suspendida por una fuerte sudestada que afectó a la capital uruguaya. La supuesta disputa de aquel partido fue replicada en la década del ‘40, erróneamente, por Miguel Bionda, en el libro “Historia del Fútbol Platense”; y por distintas colecciones periodísticas de diarios locales y nacionales sobre la historia del Club. Pero nunca se jugó. El plantel pincha llegó a viajar en el Vapor de la Carrera para el juego del partido de ida con una amplia delegación, encabezada, entre otros, por Alfredo Lartigue, pero regresó al país sin poder concretar la tan esperada final; la misma que nunca se reprogramó… La copa que no fue.
Otro de los “hallazgos” es la réplica de la Copa Interamericana ganada contra el Toluca mexicano meses después de la final en Manchester. La copa estaba archivada adentro de una más grande, en una de las piezas donde se almacenaban los trofeos de menor importancia. Es la copa que levantan Bilardo, Manera y Malbernat, en primer plano, en la canónica foto del equipo campeón en el Centenario de Montevideo con la camiseta a rayas y pantalones blancos. Y tiene, como marca distintiva, dos perfiles “aztecas” grabados en la parte superior. Hoy se puede disfrutar en las vitrinas de la sala de la vieja Presidencia donde momentáneamente se estableció el Museo.
En sintonía con el trabajo para la edición del libro, los integrantes del Museo comenzaron a recibir donaciones de socios e hinchas (entradas de partidos, revistas, diarios, indumentaria de jugadores u objetos comercializados con la marca de Estudiantes) y de varios ex jugadores, técnicos y dirigentes. Rubén Pagnanini obsequió este año la pelota que se utilizó en el partido definitorio de la Libertadores 1970 que le permitió al Pincha levantar la tercera copa consecutiva, contra Peñarol en el Centenario; el actual presidente, Juan Sebastián Verón, donó la indumentaria completa (camiseta y pantalón blanco, cinta de capitán, medias y botines) que usó la noche del retiro, con Tigre en Victoria, el año pasado; o los sacos con el banderín bordado en el bolsillo izquierdo que usó el plantel de Zubeldía que viajó a Inglaterra y se consagró campeón del mundo en 1968.
El último “tesoro” se concretó después de meses y extensos llamados; uno de los más buscados desde que nació la idea de patentar el Museo para exhibir las joyas de la historia albirroja: la última camiseta de piqué con el “8” en la espalda usada en juego por el Narigón Bilardo, la que usó el día del retiro contra Vélez en cancha de Atlanta, en diciembre de 1970. Se mantuvo guardada 45 años en la casa de Alberto Poletti, arquero y compañero de equipo del multicampeón de Zubeldía, que se quedó con el trofeo entregado en manos de Bilardo aquella tarde final de Villa Crespo. Hoy está en su lugar, para que la disfruten ésta y las futuras generaciones de pinchas.

* Publicado en el número de octubre de Revista Animals!.