tag:blogger.com,1999:blog-140718692024-03-13T12:43:14.765-03:00Cazador OcultoAmbigüedades en el mundo de las aparienciasChinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.comBlogger195125tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-42925710354236240132023-08-07T10:34:00.006-03:002023-12-26T16:49:53.361-03:00Casa Bacci: historia de una pizzería<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9IdKHTlk2wDn_yTkaOnWfUBA4ZkWQnyDCnkzAUq8Bn8Q11enz9Q0S4RUFBztT_hoN48Xh5jA6-eb2HNjjOiD4GUbpvtXTHmwK3e3tdKA-AbkkL8j9RFqhGMxQPiK_yPWWGstxCrqrNFIc3ypszkMUJeV0OHxUANZ26EzFIUtmWkZb-HnCihIY/s1307/bacci-agosto-23.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="579" data-original-width="1307" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9IdKHTlk2wDn_yTkaOnWfUBA4ZkWQnyDCnkzAUq8Bn8Q11enz9Q0S4RUFBztT_hoN48Xh5jA6-eb2HNjjOiD4GUbpvtXTHmwK3e3tdKA-AbkkL8j9RFqhGMxQPiK_yPWWGstxCrqrNFIc3ypszkMUJeV0OHxUANZ26EzFIUtmWkZb-HnCihIY/s320/bacci-agosto-23.jpg" width="320" /></a></div><br />El bodegón gastronómico que en diagonal 79 entre 1 y 2 reúne, hace ocho décadas, a cuatro generaciones de clientes amantes de la tradición pizzera. La historia de La Plata bien podría narrarse desde los relatos que atestiguan sus mesas</i></div><div style="text-align: justify;"><br />La historia que recae sobre Casa Bacci, por acumulación de años y experiencia, subleva a amantes y detractores por igual. Como todo lo que se convierte en emblema de cultura ciudadana. Un enroque, quizás, imposible de evitar, si de gustos y tipos de comidas se interpela. Existe quienes creen que una de muzzarella jamás puede asemejarse a un “bizcochuelo salado”, en elocuente e irónica alusión a la altura de esta icónica pizza platense; y los que no pueden resistir al gusto único de comer una porción al corte de Bacci -de espinaca, anchoas con salsa, o la recargada de muzza con morrones y aceitunas- servida en un saturado negocio con hombres y mujeres al paso que almuerzan y cenan acompañados de moscatos y cervezas. Una tradición que comparten, a la vez, numerosas familias, junto a taxistas, changarines, estudiantes universitarios y jóvenes deliverys de todas las marcas.<br />Esos mitos sobre Bacci, su historia y su presente, surcan más vivos que nunca casi 80 años después de su creación. Porque si al local de diagonal 79 número 641 lo sobrevuela la necesaria nostalgia del paso de los años, apuntalada en una estética inamovible de luces blancas de tubo, botellas de vino ilegibles, cuadros oscurecidos en grasa y cartelería en desuso, no es menos cierto que su presente pos cuarentena a local abarrotado la hacen uno de los espacios gastronómicos excelsos en popularidad del cuadrado local.<br /><br /><b>El principio es la mitad de todo</b><br />La pizzería que es una insignia de la cultura local tiene fecha fundacional en los años ‘40. Lo atestiguan, hoy, en una abigarrada cartelería de altura, sus dueños actuales y socios de Casa Bacci desde la década de 1980: la familia Laberne, donde resaltan la emblemática fecha. Y 1944 es el año clave.<br />El enclave pizzero de diagonal 79 comenzó de la mano de Felipe Bacci, el Tano. Era un pequeño local que privilegiaba la atención a la calle y la venta por despacho. No había mesas. Y quienes optaban por la aventura de transformarse en clientes debían mediar entre la pizza para llevar –cocida; y cruda para hornear en el hogar- o las porciones para masticar de parado, servilleta en mano, en alguna de las dos barras que Bacci tenía hacia cada uno de los lados de ese bucólico espacio.<br />“Se comía en una larga tabla, recuerdo, tan finita que el vaso y el plato entraban con lo justo; contra la pared que daba hacia 1 o hacia 59, porque después habían agregado otra barra para ampliar. Felipe (Bacci) te servía las porciones en una servilleta de papel, de mano en mano”, rememora Alfredo Beltramini, viejo cliente de la pizzería.<br />“Detrás del horno, que está en el mismo lugar que ahora, hacia el fondo, estaba la casa de los Bacci, que empezaba donde hoy se ve la arcada de cerámicos y los pizzeros rellenan las masas. Ese espacio ofició siempre como una especie de ‘mesa VIP’. Y de este lado –sentado contra las ventanas del frente, Beltramini señala la otra mitad del local, la que da hacia calle 59- estaba la rotisería de los Palumbo, que vendían comida para llevar, fiambres, aceites, vino”. Y suma: “Cuando la familia Bacci se mudó, donde empezaba la casa, dentro mismo del local, armaron esa famosa mesa comunitaria, que fue el primer sector que el comercio tuvo, digamos, para poder sentarse. Bacci no tenía mozos”, confiesa, seguro de lo que afirma pese a las décadas en memoria.<br />“Ellos siempre vivieron en el fondo de la pizzería, que era medio local, del lado derecho hacia calle 1 si uno lo mira de frente. Felipe Bacci, cuando había partidos, acá, en Gimnasia o Estudiantes, armaba la mesa larga que estaba detrás del horno, en el cuartito donde hoy rellenan las masas. Y del horno hacia adelante era el lugar para despachar y llevar. Pero esa mesa siempre fue ‘un VIP’, para amigos y gente cercana”, suma Tino, empleado de Bacci entre la década de 1990 y la primera del nuevo siglo.<br />Porque si hubo algo que caracterizó a la vieja Casa Bacci fue la modalidad porteña de la pizza al paso, la “pizza de cancha” que se comía antes de entrar a los estadios. Todo se hacía de parado, con pizzas al despacho y para llevar. Épocas en las que, por la diagonal 79 hoy céntrica de La Plata, todavía circulaba el tranvía –la línea 16 con destino a La Loma; y el 25, que bajaba desde el Regimiento de Infantería de la hoy plaza Malvinas y en 60 rumbeaba hasta Berisso- y había rambla de las anchas, como las de pasto con cordón de adoquín que aún existen, por ejemplo, desde 19 y 60 hacia Los Hornos. Épocas en las que el moscato hegemónico del local era marca Las Armas; la cerveza de todos, ineludiblemente, la Quilmes en envase de ¾; y los gustos de pizza de Bacci aún se contaban con los dedos de una mano: de queso recargada, tradicional de anchoas con salsa, espinaca, fugazzeta o especial de morrones. Hoy, la carta es excesiva y los gustos son más de treinta: van desde la alemana con salchichas, kétchup y papas, hasta la de muzzarella con atún.<br /><b><br />Sorrento, Las Espigas, Bacci…</b><br />Aldo Trifiletti es otro habitué de años. Peina más de 80. Amigo del barrio del Mondongo y ayudante de Felipe Bacci, sugiere que la famosa pizzería de tradición italiana nunca tuvo competencia. “Se hizo tan famosa, tuvo tanto éxito, que siempre dije lo mismo: las fundió a todas: al Sorrento, a Las Espigas”, ensaya un pleno y narra su pasado entre esas paredes de diagonal 79: “Uno empezó a venir por el barrio. Porque éramos todos vecinos del Mondongo: todos de acá. Mi viejo tenía una sastrería en 60, Bacci luego se mudaría a 60 entre 1 y 2. Y el Chango Laberne, amigo íntimo de él y luego socio, vivía en la esquina. Puedo decir que de muy chico ya lo ayudaba a Felipe, que fui uno de los primeros en poner tomate sobre las masas. Me acuerdo que el Tano me decía: ‘Pibe: la salsa se hace con perita. Tomate pe-ri-ta. No hay otra cosa’, me cargaba. Y, por supuesto, con queso mantecoso. Siempre repetía: ‘No hay otra fórmula.’”<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Qué diferencias existen con el local de hoy?<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Muchas. Pasaron 60 años…. No había mozos, obvio. ¡Pero porque no había mesas! Y para entrar y llevarse alguna pizza, en días de demanda muy grande, tenías que hacer fila. Había días que la gente llegaba casi hasta la esquina –Trifiletti comenta y señala la punta de 1 y 60 donde funcionaba una estación de servicio hoy abandonada- y tardabas más de media hora en irte. El local era muy chiquito: la mitad exacta de lo que es ahora, con tarimas de un lado y del otro. La gente hacía fila en la puerta y los días que había partido se juntaban hasta los hinchas visitantes que venían de Buenos Aires para llevarse las pizzas para allá. Increíble. Ya era muy famosa Bacci: incluso en Capital. Y Felipe ya había incorporado la venta de helados. Algo modesto, digamos, pero vendía de chocolate, frutilla, vainilla: los gustos tradicionales. Y se vendía muchísimo también.<br />Sobre los helados y la ampliación del negocio existen verdades que comulgan en un mismo vértice: quienes aseguran, sobre todo por mandato de historia oral, que la famosa Bacci fue heladería antes que negocio de pizzas; otros, los más contemporáneos, que Felipe Bacci mutaba el local, de pizzería a heladería, en los meses de verano, de diciembre a marzo, despachando las cremas heladas sobre la misma barra donde durante el año cortaba y vendía las masas de harina abarrotadas de queso mantecoso.<br />De lo que no hay discusión alguna, y es unánime la epístola, es sobre los bollitos de masa, tradición que actualmente persiste como marca identitaria. En Bacci no hay ni habrá “cosito de pizza” o trípode de plástico para que el queso derretido no se desparrame: la muzzarella crujiente evita pegarse al cartón de la caja gracias a los pancitos en bollo que se tiran sobre el queso, que ofician de separadores antes de que el cliente monte la caja para llevársela en su mano.<br /><br /><b>Ceremonia en la tormenta</b></div><div style="text-align: justify;">Más que un mito era la recurrente presencia de Ricardo Barreda como cliente de Bacci. La historia de más de tres décadas cuenta que el múltiple femicida se juntó con su amante, horas después de los asesinatos en su casa de calle 48 casi 11, a comer la pizza que era una de sus debilidades. Aunque sin mencionar el nombre del local, el periodista y escritor Rodolfo Palacios narra en “Conchita: Ricardo Barreda, el nombre que no amaba a las mujeres” aquella secuencia ocurrida el domingo 15 de noviembre de 1992: “Cuando salió del zoológico de La Plata, dejó flores en las tumbas de sus padres y se encontró con su amante en una pizzería”.<br />“Lo de Barreda fue real. Pirucha, su amante, era vecina nuestra. Vivía a dos cuadras de mi casa. Nosotros, lógicamente, no conocíamos nada de su historia. Barreda vino a comer con Pirucha como si nada hubiera pasado, como un día más; como venía habitualmente. Eran clientes de años de Bacci, como tantos platenses”, encara Lucila Laberne, entrando en los años modernos de Bacci.<br />Lucila Laberne, actual dueña y encargada del lugar, trabaja en la diaria y oficia de cajera los fines de semana a local repleto. Es la hija de Héctor Laberne, íntimo amigo de Hugo Bacci, uno de los hijos de Felipe, aquel de los Bacci que también supo poner cuerpo político con Néstor Kirchner en sus años militantes de La Plata antes del Golpe.<br />“Hugo militaba con Néstor. Pero en otra época. Ya cuando mi viejo le compra la parte del negocio, Hugo no tenía mucha injerencia en el local. Él lo hereda. Nunca lo explotó comercialmente como hizo Felipe, el padre. Y entre los empleados que había cuando lo toma mi viejo, recuerdo, sí, que ya estaba Julito: Julio Villavicencio. Por eso, con los años, terminé como socia de los hijos de Hugo y nietos de Felipe. Físicamente, digamos, hace más de 30 años, 35, siempre lo manejó mi viejo. Y, desde que él murió, me hice cargo yo”.<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Y respetaron las costumbres, las tradiciones…<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Sí. Si yo festejaba hasta los cumpleaños acá –gesticula Lucila señalando hacia el salón principal. Siempre se trató de respetar al máximo la tradición del lugar. La pizza con la esencia original, de masa alta. Incluso hasta la forma de preparar la espinaca. Recién hacia los 2000, ya cuando mi viejo estaba a cargo de todo, se cambió el queso mantecoso original, que se usaba desde la época de Felipe, por la muzzarella. Pero por una cuestión de costos. Tratamos de mantener la esencia hasta en la estética del lugar: cuando hay que cambiar una silla, buscamos similares. Y así. Lo mismo los cuadros –agrega y señala la pared blanca que da hacia 59- que perduran y que decoran la pizzería hace décadas. Ni siquiera se le cambió el color a las paredes. Me lo dicen muchos, ojo. Pero no: jamás le cambiaría nada. Mi viejo siempre me dijo. Me taladraba, bah: ‘Nunca cambies nada’. ¿Ves esas botellas que están ahí? –enfatiza y enfoca la vista en el estante alto que corona el techo de la pizzería. Un día las habían lavado. Y vino un cliente histórico, de años, y le dijo a mi viejo: ‘¿Chango: qué hiciste?’ Te juro que nunca más las limpiamos. Y así están desde ese momento.<br />Asociado a la familia Bacci, con Laberne la pizzería supo también de las breves experiencias de las franquicias, algo inusual para un negocio tan permeable al arraigo de un local y un barrio como El Mondongo. Hubo dos y en los 2000: una en Berisso, en la zona del hospital zonal, y la restante en diagonal 74 entre las calles 4 y 5, a metros de la terminal de ómnibus.<br /><br /><b>Hugo Bacci: vida de militante</b><br />“Una vuelta había un acto político en La Plata, acá en el Teatro Argentino de 51. Fue un miércoles o un jueves: un día de semana. Venía Kirchner a La Plata. Ya como presidente. Entonces suena el teléfono, el fijo, el 421… el de la pizzería que está, como ahora, entre el mostrador y la caja. Y escucho: ‘Hola, mirá, te hablo de presidencia de Nación’. ‘Ah. Mirá vos’, le digo, incrédulo, como tomándole el pelo creyendo que era una joda. ‘Te hablo de parte de Néstor Kirchner: ¿está Hugo Bacci? Porque tenemos una invitación para hacerle de parte del presidente’. ‘Bueno, mandala’, le digo. Yo no entendía nada. Y le fuimos a avisar a la casa, que era a la vuelta de la pizzería, ahí en 60 entre 1 y 2”.<br />La precisión de orfebre del relato es de Tino, viejo hornero y cortador en mostrador durante 15 años, ahora empleado de otra reconocida pizzería pero de diagonal 74. Tino es Roberto Olivera. El hombre que se ganó fama entre los pizzeros como el cortador más rápido de masas, con cuatro hachazos de cuchilla que dividen la pizza en ocho partes iguales en cuestión de segundos.<br />Amigos y compañeros militantes recuerdan a Hugo Bacci como un médico veterinario universitario de portentoso compromiso con la resistencia peronista de La Plata. Fue funcionario como director de Ganadería del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia, durante el breve gobierno de Oscar Bidegain en la década del ‘70, y uno de los fundadores de la Federación Universitaria para la Revolución Nacional (FURN), entre otros con Carlos Kunkel. Después, se sumaría a la organización un joven Néstor Kirchner, llegado para estudiar desde Río Gallegos. Integrante de la JP La Plata, Bacci se exilió en el exterior durante los años de la dictadura de 1976 y fue presidente de una asociación: “Memoria Fértil”.<br />Una pintura de sus años de funcionario, que el propio Hugo Bacci confesara en una entrevista para el “Tercer Congreso de Estudios sobre el peronismo (1943-2012)”, sobre la práctica de socialización de los sueldos: “Un subsecretario, en ese tiempo, cobraba 1.200 pesos y el que servía café, por ejemplo, 120. Una diferencia tremenda. Entonces resolvimos: ¿cuánto necesita un matrimonio con dos hijos para vivir? Hicimos la cuenta: 160 pesos. Entonces cuando cobrábamos se ponía toda la plata junta y un chofer cobraba igual que un subsecretario: 160. Así socializábamos el sueldo”.<br />Bacci, “el Hugo”, falleció en 2015, cuando fue declarado “Ciudadano Ilustre Post Mortem de la Ciudad de La Plata” por el Concejo Deliberante de la ciudad, el 10 de junio de ese año.<br /><br /><b>Tiempos modernos</b><br />Debates entre comensales, convivencia pacífica entre pinchas y triperos, la Casa Bacci también encierra ese lado B en tintas de afinidades políticas. Muchos militantes, universitarios, de base o cuadros formados, solían tener cierto privilegio en ese ‘VIP’ de la mesa del fondo, bien ocultos del resto, cuando el anonimato era la mejor manera de seguir en carrera por las diagonales de la ciudad en los años que antecedieron al tsunami de la dictadura cívico-militar. Uno de sus clientes era aquel joven Néstor Kirchner llegado de Río Gallegos, que el propio Hugo Bacci recordaba comiendo las tradicionales porciones de espinaca tapadas de queso mantecoso hasta el borde.<br />Los mediodías, en tanto, suelen mostrar la cara más personal y solitaria de Bacci, aunque también a local desbordado como en los almuerzos pizzeros clásicos de la calle Corrientes de Buenos Aires, con esperada ausencia familiar y mucho trabajador al paso que hace la pausa del almuerzo entre una obligación y otra.<br />“A la masa siempre se le pone azúcar para que fermente la levadura. Pero, la levadura, va a lo último, para que no se ‘queme’ con la sal. Cada vez que amasé, se le tiraba azúcar, sal, aceite y harina 0000. Y recién a lo último la levadura. Así aprendí. Así sigo”, negocia el secreto Roberto Olivera, aquel de insuperable récord de velocidad al fraccionar porciones. “No me gana nadie, je”, exagera.<br />Tino fue hornero y cortador en mostrador entre 1995 y 2010. “Estuve 15 años. Me fui de Bacci justo la tarde del Censo, el día que fallece Néstor Kirchner (NdR: 27 de octubre de 2010). Esa fue mi última noche. Era feriado: no me olvido más”.<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Cómo te incorporaste a Bacci?<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Entré por Jorge (Puyó), con el que ahora estoy en la sucursal de Pasillo de diagonal 74. Jorge, en esa época, era uno de los amasadores de Bacci junto al Negro (Raúl) Padilla. Teníamos entre dos horas y media, tres como mucho, para amasar alrededor de 200 pizzas. Siempre dependiendo del día y de la demanda. Laburé un mes con Jorge y aprendí el oficio enseguida. Y después fueron 15 años: toda una vida en Bacci.<br />Sobrevuela la figura de Julio: “Julito”, para los íntimos. El reconocido mozo de rulos, de nombre Julio Villavicencio, que estuvo al frente de las comandas de las mesas durante cuatro décadas hasta que se jubiló en los recientes tiempos de covid, aislamiento social y cuarentena obligada.<br />“Julio entra a Bacci como ayudante de bachero. Me acuerdo que fue una de las primeras cosas que me contó. Yo entré y él ya estaba laburando hacía, mínimo, diez años. Era cierto eso que Bacci no tenía mozos. No se acostumbraba. Pero un día, ya con el local ampliado, con las mesas la gente se acostumbró a sentarse y él propuso ir a atender. Empezó a servirle a los clientes y quedó como mozo”, rememora Tino.<br />Otro que no olvida a Julio, como compañero de trinchera en cocina, es Picu: Gustavo Javier Villordo. Mozo, hornero, cortador, trabajador multifacético dentro del universo Bacci modelo 2023, Picu es junto a Norma, moza del mediodía y de la tarde, y Daniel Cabrera, el maestro amasador de la mañana, uno de los empleados más antiguos del comercio. ¿Cabrera? Se funde en confianza y en la ronda de mates del fin de turno, mientras limpia lo que queda de harina sobre la mesada, devela parte del secreto: “600 gramos pesan los bollos de cada pizza. Es harina, agua, un vasito de aceite y sal. Se mezcla y listo”.<br />“Fueron muchos años con Julito. Entré en marzo de 2008. Ya estaba como dueño el Chango Laberne, obvio. Me acuerdo de Tino, claro, que horneaba y cortaba en mostrador para llevar y comer ‘al corte’ en la barra. Julio me enseñó a trabajar. Me enseñó el oficio; a ‘mocear’ acá en el local, como decimos nosotros lunfardeando un poco. Moscato, espinaca y fainá: una marca”, reafirma Gustavo.<br />Si el secreto es que la Casa Bacci tiene la exclusividad de ser una pizza platense única por volumen y tipo de masa –alta, de casi dos centímetros, sobre todo de noche cuando la fermentación descansa desde el mediodía-, lo es mucho más por su precio y su carácter invariablemente masivo. Bacci todavía es el refugio donde una familia de varios integrantes –padre, madre, hijos, hijas- puede salir y darse el gusto, en tiempos inflacionarios sin techo, de “comer afuera”. Eso también la hace distinta: popular y tradicional, con una esencia de exclusividad en el racional universo platense.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://www.0221.com.ar/nota/2023-8-6-10-25-0-masa-alta-italiana-y-de-paso-a-la-cancha-la-historia-de-la-pizzeria-casa-bacci">Begum 0221</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-4425976750836433612023-06-04T08:56:00.001-03:002023-12-26T17:06:06.011-03:00"Videla, asesino"<p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghW0NKNHKk05SE2XOK2uOW_gYNJmkyXU9gGWFfCvJpQl0LSVN7PYP4BIzRDBbgKBd3ZoWNHlWKCKScEn_d4qthfda4F4f82hkyg_yjuypn4OllMqDnlDhq84hs3eDp6RgWHSJBHo6R883-rmXImlTbDbD77J0qmU8DM4pxPZr8JBvtsc-uNMXW/s1311/videla-asesino-begum-mayo-23.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="572" data-original-width="1311" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghW0NKNHKk05SE2XOK2uOW_gYNJmkyXU9gGWFfCvJpQl0LSVN7PYP4BIzRDBbgKBd3ZoWNHlWKCKScEn_d4qthfda4F4f82hkyg_yjuypn4OllMqDnlDhq84hs3eDp6RgWHSJBHo6R883-rmXImlTbDbD77J0qmU8DM4pxPZr8JBvtsc-uNMXW/s320/videla-asesino-begum-mayo-23.jpg" width="320" /></a></div><br /><i>Hace 47 años, la Juventud Peronista cometería una osadìa: mostrar banderas de Montoneros en la cancha de Estudiantes. Se desató, entonces, una brutal cacería</i><br /><br />“Vayamos a la platea, mejor; cerca de los locales”.</div><div style="text-align: justify;">Algo intuía Gregorio Noya; jamás ese final. Se lo sugirió a su hijo, también llamado Gregorio, entre el típico almuerzo apurado de un domingo de otoño con fútbol y el viaje a La Plata.</div><div style="text-align: justify;">El razonamiento conservaba cierta lógica paterna ineludible: había escuchado que ese 16 de mayo de 1976, los pinchas buscarían emboscar a los quemeros para quedarse con algún “trofeo”. Lo repitió, incluso, ya sentado en el tren que los dejaría en la estación: que la barra del Globo estaba al tanto de todo y que era preferible evitar “quilombos”.<br />Pero los cruces no serían entre las hinchadas, ni siquiera como insinuación.<br />El viejo estadio de Estudiantes donde ocurrió la represión luego de la suelta de globos<br />“Mejor, así. Entramos por otra puerta, sin la barra, y después salimos enseguida”, convenció a su hijo.<br />Los pocos relatos que existen son coincidentes: la Juventud Peronista tenía más que buena simpatía dentro del “grueso” de la hinchada de Huracán. Por eso planearon el viaje juntos y llegaron a La Plata en varios camiones. Se estaban por cumplir dos meses del Golpe de Estado y Montoneros, declarada como organización “ilegal”, mantenía su clandestinidad desde septiembre de 1974.<br />En la previa del Ducó, la barra había acordado cómo sería el ingreso a la cancha y quiénes lo harían, esta vez, cuidando cada detalle de los bolsos con las banderas largas.<br />“Las blancas van acá, ¿ven?”, prepoteó uno. “Todas confundidas entre las rojas más finas”.<br />Los tirantes de color se desplegarían antes de empezado el partido, sobre los paravalanchas.<br />Los que sabían el plan, conocían el dato desde mucho antes: los jóvenes de la JP custodiarían y estarían a cargo esa tarde de todos los bolsos pesados. El eventual enfrentamiento entre las barras de ambos equipos sonaba a coartada. Lo era: se había planeado de común acuerdo. Otros tiempos de la rivalidad sellada a fuego que hoy conllevan quemeros y pinchas...<br /><br /><a href="https://www.0221.com.ar/nota/2023-6-4-12-24-0-videla-asesino-la-historia-detras-del-primer-muerto-de-la-dictadura-en-una-cancha">Seguir leyendo</a></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-21553886552237230022023-04-07T10:48:00.014-03:002023-04-19T11:10:23.611-03:00Las "otras" rachas y apostillas del clásico 185<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHlOfx5LBrc-S-sDiRuHkeH16pfT6WtVrQdITe9SBEnwn2zTMxzZVXkw846jgLNRO8X39VjyGpTTsY2ztkC2F2tTbWIuyVXT1JELVkTCghRjz4FVHeFs4TquuRejKTMSMoDoaR71xN6ZjIbvinuGRr0Kensg5wnN0kckP72Pr4eLVpGcJwAQ/s750/edlp-gelp-1932-torneo-lpf.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="750" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHlOfx5LBrc-S-sDiRuHkeH16pfT6WtVrQdITe9SBEnwn2zTMxzZVXkw846jgLNRO8X39VjyGpTTsY2ztkC2F2tTbWIuyVXT1JELVkTCghRjz4FVHeFs4TquuRejKTMSMoDoaR71xN6ZjIbvinuGRr0Kensg5wnN0kckP72Pr4eLVpGcJwAQ/s320/edlp-gelp-1932-torneo-lpf.jpg" width="320" /></a></div><i><b><br /></b>El triunfo de Gimnasia que selló en 13 años la serie victoriosa del albirrojo en la tradicional brega local y un repaso por las rachas de Triperos y Pinchas en 107 años de clásicos</i><br /><br />El periodista Miguel Bionda, en su revisionista e ineludible “Historia del fútbol platense” de la década del ’40, destacaba la análoga situación sucedida tras el pleno tripero en el clásico de las revanchas del campeonato de 1931: “Los mens sana quebraron esa tarde una racha aciaga en estas contiendas”.<br />No era para menos y por eso lo plasmó en su icónico libro: Gimnasia volvía a doblegar a Estudiantes después de 15 largos años. No le ganaba, en cancha, desde aquel debut oficial en el torneo asociacionista de agosto de 1916 del gol en contra del pincharrata Ludovico Pastor.<br />Es cierto, dirá el constipado hincha albiazul al leer este encabezado acusando al inclemente cronista: este escriba desvía aclarar los sucesos de 1924 y 1929, que determinaron que dos partidos oficiales de aquellas temporadas no se celebraran y que el ente rector le diera por ganada ambas pugnas clásicas a la escuadra que posee su estadio frente al Observatorio platense.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgni-rM30n8VJKwHIlnnhLRJWf6rq52tCsra_fR-VqFmNO_xmGkDtDClntYP3c0WphO1iAvJl2aE0QHbLnw9N4FT6vgFlElvLeuzCGJpbMTS802OWKGTBQQv1nEQGOgz3KMs2u8RDKeLze5YmxFh8z_RUeiN7dhoiSLedLPvAHCPBxXFMkshw/s1280/edlp-gelp-1931a.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1240" data-original-width="1280" height="310" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgni-rM30n8VJKwHIlnnhLRJWf6rq52tCsra_fR-VqFmNO_xmGkDtDClntYP3c0WphO1iAvJl2aE0QHbLnw9N4FT6vgFlElvLeuzCGJpbMTS802OWKGTBQQv1nEQGOgz3KMs2u8RDKeLze5YmxFh8z_RUeiN7dhoiSLedLPvAHCPBxXFMkshw/s320/edlp-gelp-1931a.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />Volvemos cien años atrás: Estudiantes y Gimnasia coincidieron en el grupo C de la Copa Competencia organizada por la Asociación Amateurs. El torneo se jugaba de forma paralela al campeonato regular. El partido de ida, en Iraola y 118, tuvo dos postergaciones y se reprogramó para el 24 de diciembre. Y jamás se jugaría: Estudiantes ya había licenciado y retirado al equipo de la competencia, favorecido por el reglamento asociacionista que no penaba tal conducta. El Lobo ganaría los puntos y esas dos unidades lo dejarían a solo una de ser finalista de la Copa. Quedaría por debajo de Independiente, líder de la zona.<br />La segunda sucedió en 1929. Torneo corto, de excepción, que la hoy AFA organizó en el segundo semestre y que vería campeón, justamente, a Gimnasia y Esgrima levantando el trofeo Estímulo. Pinchas y Triperos debían jugar en septiembre de ese año, pero el cotejo se reprogramó para finales de diciembre y tampoco tuvo disputa. Es que el albirrojo y varios clubes -ya sin chances de clasificarse finalistas- desistieron de la competencia. Gimnasia, lógico, también ganó los puntos. Pero en “los escritorios”; jamás en cancha.<br />Así interpretaban y volcaban en tinta la historia oficial, llegando a la bisagra del cisma amateurismo/profesionalismo, los medios gráficos de época, que, incluso, no incluían esos dos partidos oficiales en el historial general de la novata brega platense. Las crónicas matutinas no dudaron en destacar que “el clásico había cambiado de posesión” después de 15 años en aquel lejano 1931.<br />¿Más analogías con el 2-1 del Campeonato 2023? Dijo El Día el lunes 19 de octubre de 1931, a horas del triunfo del Lobo, 3-2, contra Estudiantes: “Faltó en las filas albi rojas (sic) la briosidad que caracterizó a su oponente”. ¿Briosidad? Impetuoso, decidido, vigoroso.<br />Del domingo 18 de octubre de 1931, al domingo 19 de marzo de 2023…<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJitS9wK_oSl1SuAdiVWOLhdD-LGvnc6os6jUUSn8SnqNf3BxS9MZLW26A6QJSRC2oLmbdsp14Om6y0I5eIfEqf03ImFESnR6qhaPaSh2FT4FDgaG9OCTdoHWjq6f2bL9_QUmc6bPyE8kd-3w9Obx4cq1FEIqQ4tiE9-jYba6GAJ2IdhsqxA/s900/edlp-gelp-1993.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="644" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJitS9wK_oSl1SuAdiVWOLhdD-LGvnc6os6jUUSn8SnqNf3BxS9MZLW26A6QJSRC2oLmbdsp14Om6y0I5eIfEqf03ImFESnR6qhaPaSh2FT4FDgaG9OCTdoHWjq6f2bL9_QUmc6bPyE8kd-3w9Obx4cq1FEIqQ4tiE9-jYba6GAJ2IdhsqxA/s320/edlp-gelp-1993.jpg" width="229" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /><b>El invicto récord del León y los portentosos años 80/90 del Lobo</b><br />La serie favorable de Estudiantes en el historial general no tiene equivalencias cercanas en el fútbol grande de Argentina: el albirrojo lleva 81 años sin quedar en desventaja en el historial de 185 partidos oficiales, entre campeonatos y copas, que pinchas y mens sanas disputan desde 1916. A 2023, se acumulan 66 triunfos pinchas y 51 triperos.<br />Si hablamos de largos invictos, Gimnasia logró su mejor serie sin perder entre 1985 y 1991, cuando se mantuvo sin derrotas y sumó 3 plenos y 7 empates. Recién caería en la última fecha del Clausura 1991 (0-2) en el Zerillo. Además, entre el 2-1 a su favor de 1986 con los goles de Merlini (de tiro libre) y Pedrazzi y el 2-1 del Clausura 1994, los franjeados sólo perdieron un clásico de los 19 oficiales que se jugaron entre torneos de Primera División y la Copa Centenario 1993. La mejor serie tripera de toda la historia: 8 triunfos, 10 empates y sólo una caída, aquella mencionada de 1991.<br />En contrapartida, hasta la derrota del pasado domingo 19 de marzo, el Pincha llevaba, desde 2005, una irrepetible serie de 15 triunfos, 14 empates y una sola caída, aquella del Torneo Clausura 2010 cuando el Lobo hizo vigorosa su tarde, 3-1, contra el vigente campeón de América de Sabella y el doblete de Denis Stracqualursi.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2023/04/07/las-otras-rachas-y-mas-apostillas-del-duelo-oficial-185/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-74243606171838777262022-12-23T19:11:00.002-03:002023-02-16T07:52:26.575-03:00Una muestra en modo "Campeón del Mundo"<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0p97ANwynSh1V0AxgHnsI66olyCl0Uq7iSpOIFUZutT5MTc1FwUY971ysRPQ5UmcoGOOU9YHQknoooocfKWHW3DpKyyOo2EmuWorS8dF1q0Tg9duHLSczwaU73sz4dJnmXoajDVxd5vxvayZWAj6xh111HFRDaiOFUVLLDpTuoSHMzkFMpQ/s800/muestra2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0p97ANwynSh1V0AxgHnsI66olyCl0Uq7iSpOIFUZutT5MTc1FwUY971ysRPQ5UmcoGOOU9YHQknoooocfKWHW3DpKyyOo2EmuWorS8dF1q0Tg9duHLSczwaU73sz4dJnmXoajDVxd5vxvayZWAj6xh111HFRDaiOFUVLLDpTuoSHMzkFMpQ/s320/muestra2.jpg" width="320" /></a><i style="text-align: left;">La exposición “Pasión de multitudes” se estrenó de la mano del reciente tricampeonato mundial del Seleccionado; un recorrido por la historia del fútbol argentino de AFA en homenaje a los 130 años del primer campeonato organizado en suelo criollo, a cumplirse en 2023; hasta el mes de agosto, en el Museo Histórico Nacional</i></div><br /><div style="text-align: justify;">Si hubo desafíos para productores y curadores de la muestra, pocos como saber que la imponente instalación tenía fecha de inauguración a días de la finalización de la Copa Mundial de Fútbol de Qatar; sin saber el resultado final y sin saber que, detrás de esa decisión, podía jugarse -¿por qué, no, en un pueblo tan atado a dejarse atraer por costumbres que denoten éxito?- la suerte esquiva, cábala mediante, de una muestra homenaje.</div><div style="text-align: justify;">La exposición que se exhibe en el Museo Histórico Nacional, en la esquina de Caseros y Defensa del Parque Lezama de Buenos Aires, es un paneo exhaustivo de objetos, figuritas, imágenes, camisetas, pelotas de todas las épocas y archivos gráficos y sonoros del fútbol nacional. Comienza con el puntapié de fines del siglo XIX, de la mano de los entusiastas inmigrantes ingleses que introdujeron la novedad británica como trabajadores del ferrocarril, su auge inmediato como fenómeno de masas en la transición de la etapa amateur a la profesional, hasta nuestros días. Hay allí varias fechas sustanciales: 1867, cuando se organizó el primer partido de fútbol en el campo del Buenos Aires Cricket Club (terrenos del hoy Planetario); 1893, temporada del primer campeonato oficial reconocido por la hoy Asociación del Fútbol Argentino; o 1902, icónica marca de la primera temporada en la que un combinado nacional argentino disputó un partido de fútbol contra un seleccionado extranjero: Uruguay. Argentina, huelga decirlo, tiene, después de los británicos, la segunda liga oficial de fútbol masculino más antigua del mundo...</div><div style="text-align: justify;">La exposición, que lleva la curaduría de Daniel Sazbón, Ayelén Pujol, Gabriel Di Meglio y el equipo curatorial de la Dirección Nacional de Museos, contempla una línea temporal que se inicia con dos icónicas camisetas del pionero multicampeón argentino –Alumni- de la primera década del siglo XX, gigantografías de ídolos populares de la época amateur como Jacobo Urso (San Lorenzo), Guillermo Stábile (Huracán) o Roberto Cherro (Boca Juniors) y una legendaria camiseta azul y blanca a rayas verticales finas, de Sportivo Barracas, que hoy sería producto insano del llamado <i>vintage</i>.</div><div style="text-align: justify;">Luego de una breve introducción sobre las anclas fundacionales del fútbol oficial en suelo argentino y su auge como espectáculo y fenómeno social en la extendida cultura nacional, al ingresar al salón central, los fondos documentales de incalculable valor patrimonial se exhiben en orden cronológico, con stands ubicados por décadas. Hay botines de antaño, antiguas pelotas de tiento o la moderna “Al Hilm” que la FIFA utilizó recientemente en Qatar; y una gran cantidad de camisetas, donadas en su mayoría por altivos coleccionistas privados, de ídolos como el "Loco" Houseman, Bochini, Francescoli, Riquelme o el multigoleador moderno Martín Palermo, entre tantos otros. También se puede ver el primer y legendario galardón que instauró la AFA –la Copa Campeonato- con cada una de sus placas metálicas, anexadas en su base de madera, incluyendo los nombres de los clubes campeones de Primera División desde los títulos del Lomas Athletic en 1893.<br /></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRPxYtwZ_9jA9yLlF1MmnqExQLB6gyI4SO_veIqKC6p4wsiO1qefIyqmzNVMei_MBiPxbfngDahnKGeuI5HGGdsrbwEcpUh3jbtFMHU6yJGIBbrNT-gLJiZRQuoxXlO_9M3RM5JebUBEyM2zxXzID4GlC1cyuT7HDgiuvIc9QZVT4WbVk82g/s799/muestra4.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="799" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRPxYtwZ_9jA9yLlF1MmnqExQLB6gyI4SO_veIqKC6p4wsiO1qefIyqmzNVMei_MBiPxbfngDahnKGeuI5HGGdsrbwEcpUh3jbtFMHU6yJGIBbrNT-gLJiZRQuoxXlO_9M3RM5JebUBEyM2zxXzID4GlC1cyuT7HDgiuvIc9QZVT4WbVk82g/s320/muestra4.jpg" width="320" /></a></div>Pero, sin dudas, y al calor del fervor popular que explotó con más de cinco millones de personas en los festejos porteños de la tercera estrella mundial, el espacio reservado a la historia de la Selección Argentina conlleva la multitud de miradas. Se pueden ver camisetas de todas las épocas, como aquella azul eléctrico Le Coq que usara José Luis Brown en México 1986 hasta la de Lautaro Martínez en la Copa América, también victoriosa para Argentina, de 2021. Y en el fondo, coronando el sector, las fotos icónicas silueteadas de los tres capitanes campeones del mundo levantando la copa más buscada: Daniel Passarella, Diego Maradona y -¡desde este último domingo!- Lionel Messi. Nada más actual ni convocante para no perderse una muestra que es historia y puro presente, a sólo una semana del título mundial que esperó ¡36 años!<br /></div><div style="text-align: justify;">En otro sector, ya en el subsuelo, hay una sala que ensaya la relación histórica de este deporte de extracción popular con el poder político, la prensa y su injerencia en la cultura argentina. Aparecen fotos que homenajean a hinchas con reconocimiento masivo, como “La Raulito” y “La Gorda Matosas”, relatores radiales, periodistas y medios gráficos que fueron decisivos en la creciente masividad de este deporte desde la década del ’20 del siglo pasado.</div><div style="text-align: justify;">Entre los anexos destacados que conforman la exposición, en un puesto de diarios de color verde especialmente montado para esta muestra, se exhibe un amplio abanico de revistas y diarios de casi un siglo: desde El Gráfico, fundada en 1919, Goles o la icónica Alumni, pasando por el primer número del diario deportivo Olé, de mayo de 1996, en cuya tapa aparece un gol de Hernán Crespo, por entonces delantero de River. Y entre viejas radios y televisores, una cabina audiovisual nos devuelve relatos y gritos de gol de momentos históricos como la final contra Alemania de 1986 y el agónico esfuerzo, coronado con el premio mayor, de Burruchaga. Ya habrá tiempo para repetir la moción con el último relato histórico de Víctor Hugo Morales, el domingo pasado para Radio Nacional, cuando Montiel convirtió el penal decisivo de la Tercera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6jw2k6toxqPSS5-OIITslbuQmVD5JB1eN125OVC1sgdmz82kMxX4klIY-p4esZZVxytQcwdA-2EVIhU7ybZe4MFDXVww_dbyM3yX_pDrcgHvCVAEJGGRLVwyc0ae3uq9jnhWwy32EcLp0uR9b8n7v4HZqs3-951hAEqVySJfVSs3YgFlFTQ/s799/muestra13.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="799" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6jw2k6toxqPSS5-OIITslbuQmVD5JB1eN125OVC1sgdmz82kMxX4klIY-p4esZZVxytQcwdA-2EVIhU7ybZe4MFDXVww_dbyM3yX_pDrcgHvCVAEJGGRLVwyc0ae3uq9jnhWwy32EcLp0uR9b8n7v4HZqs3-951hAEqVySJfVSs3YgFlFTQ/s320/muestra13.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">Una muestra para Pinchas y Triperos</div></span><div style="text-align: justify;">Además de las colecciones privadas, fue fundamental el aporte de los distintos departamentos de Investigación, Archivo y Museo de los clubes argentinos que conforman el grupo de “Historia AFA”.</div><div style="text-align: justify;">El Museo de Gimnasia y Esgrima La Plata contribuyó, entre otras, con el sillón que usara Maradona durante su última etapa como entrenador tripero y la antigua arcada de ingreso al estadio del bosque platense. También se puede apreciar un modelo de camiseta Adidas, manga larga, que usara el Mellizo Guillermo en la Copa Centenario 1993, o la icónica gorra de Timoteo Griguol con una propaganda de pastas caseras.</div><div style="text-align: justify;">Por el lado de Estudiantes, la subsecretaría del museo oficial aportó una ventanilla de las boleterías del viejo estadio de madera de 1 y 55 y la camiseta que usara Juan Sebastián Verón la noche de su retiro, en la Copa Libertadores 2017, contra Botafogo de Brasil. En otro sector, se luce la campera color beige que usaba Alejandro Sabella en la Copa Libertadores 2009 u otra Topper de Carlos Bilardo, de sus años como DT pincharrata, junto con su cámara, la videocasetera y la Betamax con los que preparaba tácticamente los partidos.</div><span style="font-size: x-small;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) La muestra “Pasión de multitudes” se exhibe hasta agosto de 2023, de miércoles a domingo, en el Museo Histórico Nacional, Defensa esquina Caseros, Buenos Aires.<br /><br /></div></span><p></p><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/12/24/una-muestra-para-seguir-en-modo-campeon-del-mundo/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-18710168279766574482022-11-19T10:30:00.032-03:002022-12-06T17:45:09.647-03:00Raúl Gaggiotti: vida de un bohemio platense<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCuLkcLaNUIkVa0lQaNGOok1s5AloluXLM6dvdVhINpPvRH8sZiPYIs6y-pk0LW6oHp-Bl-E9O2Ar6grWm1Dfwt5b2ijr14c-JpE6AAa0aM85OebUSyVPXtiMvOzHFwH8pKO4c-68bINA_SRc0WN8jOtBRGFpOfhqv61LTSUpKhtYVOvOC_g/s1306/Gaggiotti-2022.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="1306" height="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCuLkcLaNUIkVa0lQaNGOok1s5AloluXLM6dvdVhINpPvRH8sZiPYIs6y-pk0LW6oHp-Bl-E9O2Ar6grWm1Dfwt5b2ijr14c-JpE6AAa0aM85OebUSyVPXtiMvOzHFwH8pKO4c-68bINA_SRc0WN8jOtBRGFpOfhqv61LTSUpKhtYVOvOC_g/w400-h184/Gaggiotti-2022.jpg" width="400" /></a></div><br />De raíces italianas, multinstrumentista, pero aferrado desde siempre a la marca hereditaria de su padre: el bandoneón. Viajó por América, grabó para EMI con su gran creación: “Los Cuatro Soles”, fue disco de oro. Generaciones de platenses se unen hace décadas en las noches de tango de “Lo de Raúl”, trazo de identidad local en el salón del barrio La Loma</i></div><br /><div style="text-align: justify;">Gaggiotti hace una pausa y mira con sus 80 años hacia el centro de una mesa del salón. Le suena el whatsapp del teléfono que tiene sobre la mesa. Se intuye que es uno de los proveedores.</div><div style="text-align: justify;">“Ya estoy, ya estoy”, le contesta, apurado, con un audio, ante la insistencia de los que están esperando afuera, en la puerta del garaje, que es la entrada más grande que tiene el salón de 23.</div><div style="text-align: justify;">Gaggiotti se levanta y aclara, desde lejos, ya rumbo a la puerta: “Es como siempre digo: en todo esto hay mucho celo, ¿viste?. Por eso no me quiere nadie – ríe, abre el portón y cumple con el llamado.</div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><b>Un tano de apellido Gaggiotti</b></div><div style="text-align: justify;">Raúl Gaggiotti nació en La Plata el 8 de mayo de 1942, en la casa que sus padres habían empezado a construir en un terreno de su barrio de siempre: La Loma. Cuando tenía cinco años, su padre italiano había logrado cierto bienestar económico, era un próspero cuentapropista y parte del comercio taller lo tenía en esa misma vivienda que habitaban. Así, su padre pudo solventar la llegada de dos de sus seis hermanos, desde Italia hacia Argentina, después de la Segunda Guerra. Otras subjetividades: 1947.</div><div style="text-align: justify;">Ahora, ya en 2022, siendo las 21 de uno de los tantos sábados de agosto y, del lado opuesto de una casa de 43 casi 23 donde vive el músico Raúl Gaggiotti, se empieza a imantar una prolija fila con los habitués de todas las edades que coronan los fines de semana en las noches del salón “de Raúl”. El músico toca en minutos…<br />¿Quién es Raúl Gaggiotti? Para muchos, no sin sintonía fina generacional, un tanguero que sube a un bucólico escenario, construido sobre un improvisado altillo, cada martes y sábado que suenan boleros, milongas y tangos en la profundidad de un galpón de 23 entre 43 y 44 del barrio de La Loma, en la capital bonaerense; para otros, el músico que tiene el salón de baile más legendario de La Plata; para muchos más, el que le dio nombre y concepto a aquel grupo de los ’70: “Los Cuatro Soles”. Un hombre de 80 años con historias que van y vienen entre las diagonales de la ciudad. <br />“Con mi hermano, Ángel, siempre fuimos aprendices de mi papá, que era mecánico electricista. Mi viejo era muy inteligente. Vino de Italia, solo, con apenas 18 años. Lo primero que hizo fue trabajar en los hornos de ladrillo de la zona de Las Quintas. Así empezó. Pero enseguida descubrió, leyendo un aviso de un diario, que podía estudiar radio por correspondencia; a distancia, bah, como dicen ahora. Entonces, logró que un panadero amigo, de esos que por esa época repartían la mercadería a caballo, le llevara los deberes que hacía mientras estudiaba de noche. Así los completaba y se los entregaba. Mi papá no tenía tiempo ni para salir: en esos hornos, se trabajaba de sol a sol, de corrido y con comida incluida. No se descansaba nunca. Y, como era por correspondencia, el panadero le levantaba la tarea cada semana y la dejaba en alguno de los buzones de la zona”.<br />La memoria de Raúl Gaggiotti le hace gambeta a la fragilidad y ancla en la segunda mitad de los ’30. Mientras trabajaba de hornero, cuenta que su padre italiano –llamado Ángel, como su otro hijo y hermano de Raúl- leyó un aviso gráfico de la casa Richard Radio, un negocio de la comercial diagonal 80 de aquella época. Ofrecían empleo para cubrir un puesto: “Se necesita armador de radios”, decía el escueto recuadro del diario.<br />“Mi papá se mandó, nomás, y se presentó”, se embarca Raúl. “Y, como ya tenía el curso de electrotécnico aprobado, quedó. Arreglaba una radio por día. No paraba nunca. Además, de noche, cuando terminaba la jornada, ayudaba a varios amigos que ya tocaban música, como Angelito Scatolini. Era toda gente del barrio, de acá de La Loma”, gesticula Gaggiotti y memoriza encadenando gestos hacia la esquina de calle 22, en la inmensidad ahora vacía de su salón. “Es que varios de esos ñatos que se fueron haciendo amigos de él, tocaban el bandoneón, en fiestas, con distintas orquestas que se iban formando. Algo muy usual en ese momento. Entonces a mi viejo se le dio también por el fuelle y por empezar a estudiar música de a poco”.<br />Mucho antes del nacimiento de Raúl, su papá Ángel ya se había afincado en La Loma. Invitado por Scatolini, con el que había cultivado una hermanada amistad, se mudó a la casa de esta familia, en la zona de 28 y diagonal 73. Hasta que con la estabilidad económica del empleo en Richard Radio y varias changas, como arreglar emisoras, planchas o hacer instalaciones eléctricas de manera particular como cuentapropista, logró dar con un terreno para construir una pequeña casita, en 22 y 42. “La gente hacía cola en la casa de mi viejo. Era como una novedad para todo el barrio tener un negocio así”, exagera Raúl.<br />Para ese entonces, el tano Ángel Gaggiotti ya había conocido a quien sería su futura esposa y mamá de Raúl: María Lóbero. Fue mientras tocaba el bandoneón en modestos eventos de Hernández y La Cumbre. Lo había contratado una numerosa familia de esa zona rural para que hiciera trabajos de electricidad en un galpón; la familia quintera del futuro abuelo de Raúl Gaggiotti, que tenía ocho hijas mujeres. Una de ellas, María, conocería a Ángel mientras completaba las changas en esos galpones de las afueras de La Plata.<br />“Mi viejo iba a esa casa en Hernández y se quedaba mucho más tiempo del que tenía para trabajar. Era porque se había enganchado con mi vieja y no quería perderla. Trabajaba lento para quedarse”, confiesa. Y vuelve a reir en largas carcajadas que parecen, también, actuar como catarsis.<br /><br /><b>La infancia en La Loma</b><br />Contra esa amnesia tan irremediable como característica de las primeras infancias, Gaggiotti recuerda con precisión de orfebre.<br />“Mi papá, Ángel, ya había dejado el empleo en Casa Richard y pudo conseguir otro terreno. Fue para la época en que llegó el primero de mis tíos desde Italia, como dije, después de terminada la guerra. Quedaba por la ruta 2, cerca de lo que hoy es Estancia Chica. Mi viejo seguía tocando el bandoneón y se presentaba en vivo en algunos lugares. Además, mientras estudiaba, me enseñaba a tocar a mi. Salía con él, tocaba… Y yo tenía 5, 6, 7 años: nada más. Siempre fui muy apasionado de todas esas cosas que hacía al lado de mi papá: la radio, los transformadores, los parlantes, la mecánica de autos, la música. ¡Mirá mis manos!”, señala y gira su palma derecha para que se vean las marcas negras indelebles que se forman cuando uno mete cuerpo dentro de algún motor. “Y todavía sigo, eh. Pero, bueno, en esa época uno se entretenía así: también iba a otra quinta que mi familia había conseguido por La Cumbre, donde se producía de todo. Hacíamos chorizos, había chanchos: usábamos hasta las uñas de los animales para comer. En mi familia sabían de todo: cómo hacer la siembra, cómo criar animales. Todo aprendido de Italia. Yo estuve desde muy chico rodeado de toda esa cultura, de todas esas costumbres. Y mi mamá, María, también había adoptado todo eso”.<br /><br /><b>La orquesta de Delbueno<br /></b>Criado en La Loma, Raúl Gaggiotti fue a la primaria en la Escuela 19 “General José de San Martín” de 22 y 41. No podía ser otra. Después llegarían sus temporadas en el Colegio Industrial y, con 20 años, se le abriría la primera ventana en grandes ligas: fue convocado para sentarse con uno de los bandoneones en la multiorquesta de Tango Moderno de Horacio Delbueno. No recuerda cómo, pero ahí llegó. Tocaron en innumerables clubes de La Plata, Buenos Aires y la Provincia y, ya siendo quinteto, se presentarían durante una temporada en el programa Casino Phillips, que se emitía por canal 13. Ciclo que, entre otros, supieron conducir consagrados del medio como Juan Carlos Mareco. Era 1962 y Raúl Gaggiotti, además, había entrado en la colimba, justo en el año de la interna militar entre Azules y Colorados en el gobierno de facto de José María Guido.<br />“Tocábamos mucho, ¿ves?”. Gaggiotti señala un cuadro en blanco y negro de agosto de 1965, formado, él, con el quinteto de Delbueno en el programa de canal 13 al lado del violinista de la orquesta que usaba nombre artístico: Jorge Durán; sí, el mismísimo Jorge Pinchevsky…<br />“Pero yo ya sentía que la gente no quería el tango de siempre, el tango clásico. Entonces, como estudiaba ingeniería electrónica en el Industrial, me puse a fabricar mis propios instrumentos porque acá no llegaban los equipos importados. ¡Un loco!, je. Y así arrancamos. Primero fue una guitarra eléctrica, con madera: sacaba las escalas de las notas, y la distancia que debía haber entre las cuerdas, algebraicamente, con logaritmos y análisis matemáticos. Con un compañero hicimos esa guitarra y el bajo, el mismo que está ahí (Raúl interrumpe la entrevista, se levanta y mira hacia el escenario del altillo donde está el instrumento: “Ese: ¿se ve?”) y usé toda la vida. Y, además, como mi papá trabajaba con radios viejas en la reparación, tomaba los parlantes, de esos grandes de las radios que todavía funcionaban con bobinas, los uníamos y armábamos una pantalla gigante, de madera, para tener sonido amplificado”.<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Te ayudaba tu viejo?<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Y, sí: siempre. Él sabía muchísimo de electromecánica. Sabía de todo. Muy inteligente- insiste.<br /><br /><b>De Hierba a Los Soles<br /></b>“Y ahí el tango se quedó, ¿viste? Sentía eso. Y encima El Club del Clan lo cambiaría todo”, proyecta Gaggiotti, trazando una tangente a la segunda mitad de la década del ’60. Cerrar con el quinteto de Delbueno fue la inyección vital para orientarse a otros ritmos e instrumentos. Llevaba años en el bandoneón, que aprendió desde niño viendo y escuchando a su padre Ángel, y bifurcó hacia sonidos melódicos. Comenzaba la etapa de la primera formación con “Los Cuatro Soles”, con Raúl en bajo, su reciente creación artesanal. Pero el inicio no fue el esperado.<br />“Formamos ‘Los Cuatro Soles’ junto a un muchacho que estudiaba, conmigo, ingeniería en el Industrial: Leonardo Camacho. Beto Orlando trabajaba, en ese entonces, en una zapatería de calle 6, Azari, y empezó a venir con nosotros porque el cantor original nos había fallado una noche. Tenía una vocecita rebuscada, Beto, pero quedaba muy bien. Ahí se nos dio por tocar y recorrer pueblos y ciudades de la zona. Salíamos con mi camioneta y cargábamos todos los equipos ahí. Era una Chevrolet Apache, que sigo teniendo. La habíamos armado con mi hermano y mi papá, equipada con una caja para poder cargar todos los equipos. Siempre todo lo hacíamos nosotros, ¿viste?, acá en el taller de 22 entre 42 y 43”, remarca sin falsa modestia: “Gaggiotti siempre fue negocio, je. Teníamos hasta la camioneta para hacer el flete y llevar los equipos. Y la camioneta nunca fallaba porque la había armado yo. Y, si se rompía algo, lo arreglábamos nosotros. Siempre fui negocio para todos”.<br />Gaggiotti hace silencio y vuelve a mirar con complicidad. Ríe. No habrá respuesta en la que no sintetice lo que para él es una comunión familiar vital que siempre existió a su alrededor para apoyar sus proyectos e ideas, como quien necesita revalidar, ante el curioso de afuera, lo que se ganó en vida. Padre, madre, el hermano, su mujer, los hijos, nietos. Todo queda en familia.<br />“Nos estaba yendo muy bien con ‘Los Soles’. Y así, un día, llegamos finalmente a Odeón porque nos habían convocado para grabar. Pero el sello nos quiso imponer otro baterista para que no registrara el nuestro, que era un morochito al que le decíamos Quique. Ellos grababan con conjuntos profesionales y después superponían, encima, la voz principal del cantante. Los sellos se manejaban así. Y yo me negué, porque quería registrar con la formación original: la que era nuestra, con la que veníamos tocando juntos en La Plata. ‘No voy. Pero el nombre dejalo’, le dije a Beto. Pero ellos ya lo habían registrado en la etiqueta. Los tipos, vivos: yo había trabajado por toda la zona, en Mar del Plata, en la Provincia, ya éramos conocidos. Y así vendieron discos más fáciles. Se quedaron con el nombre ¡Fui un tarado! No tenía esa habilidad para desconfiar. Y Beto se quedó y grabó…”<br />Esa formación original era Quique Pellegrini, en batería; Raúl Gaggiotti, en bajo; y Edgar Burgos, en guitarra. Así nacería el “Grupo Hierba”, del desprendimiento original de Raúl Gaggiotti con su nombre emblema de los Soles; y de la separación de Alberto Orlando Otero: “Beto Orlando”. En Hierba, la voz la tomó un platense de la localidad de Olmos: Néstor Rivero. Lo cuenta el propio Rivero en su biografía, en una web que creó durante su larga estadía en España: “Mi elección profesional era llegar a ser abogado. Sabiendo cuál sería mi futuro, trabajaba y estudiaba. Mientras tanto y sin buscarlo, música, guitarra y canto, siempre estaban conmigo, en cualquier reunión, festejo o invitación. Y así, a finales de los sesenta, me encontré formando parte de un conjunto local de mi ciudad –‘Grupo Hierba’- como cantante y guitarrista”.<br />“Pasaba que iban a ver a ‘Los Cuatro Soles’ en vivo y no me encontraban. ‘Raúl, no te vimos’, me decían. Y yo les contaba que estaba trabajando, que por eso no había podido ir. ¡Mentira! Si lo pienso ahora, fue una discriminación total. La gente iba a verme, pero no me encontraba. Cantaba Beto Orlando y el resto de la banda era la que había puesto Odeón para grabar”, se lamenta, no sin bronca, Gaggiotti.<br />Entre 1970 y 1972, “Los Cuatro Soles” registraron dos discos sin los miembros originales que venían haciendo la carrera en vivo (“Canta Beto Orlando” y “Los Cuatro Soles y Beto Orlando”). Pero Orlando comenzó enseguida su carrera solista, dejó el grupo y ahí se reabrió la posibilidad para que Gaggioti retomara la dirección en “Los Cuatro Soles”. Junto a Néstor Rivero -guitarra y voz como en conjunto Hierba-, Alberto Camiña –batería- y José Ernesto –bajo- grabaron el primer LP en 1973 (“Con el calor de Los Cuatro Soles). En 1975 llegaría el éxito (“Nunca más podré olvidarte”) que les daría cifras de disco de oro, ya con Joselé, El Españolito, en voz. Y, entre 1977 y 1978, registrarían “Amémonos esta noche” y “Distinguidos”, con un nuevo cantante: Osmar Allende.<br />“Yo ya tocaba el órgano, el mismo que sigo usando ahora en ‘las noches de Raúl’, acá en el salón. También lo fabriqué yo, eh, como las guitarras y el bajo. Nos citaron, entonces, para ir a grabar a Odeón y firmé contrato en 1973. Néstor también firmó conmigo, pero después de grabar el primer disco le propusieron empezar la carrera solista. Ahí llegó Joselé para reemplazarlo: ‘José Cañete Aranda’, se llamaba. Viajamos a México, a Estados Unidos. Fue cuando tuvimos el éxito del corte de ‘Nunca más podré olvidarte’. Ya ‘Los Cuatro Soles’ eran muy conocidos y famosos en México. Por eso yo me había propuesto, cuando terminara el contrato con Odeón, irme a hacer música, boleros, tangos y grabar allá. Quería firmar con otra compañía. Pero nunca lo pude hacer. Eso de ‘la letra chica’ del contrato me perjudicó y se terminaron quedando con el nombre del grupo, aplicándome una cláusula que desconocía. Me despojaron del nombre, literalmente. Duramos unos años más tocando, mientras avanzaba el juicio y el sello formó otro conjunto de ‘Cuatro Soles’, que grababa y salía a hacer vivos. Lo gracioso era que la gente iba a verlos y preguntaba por mi: ‘¿Pero si yo contraté a Gaggiotti?’, decían. ‘¿Dónde está, Raúl?’ Me conocían a mi: yo tengo un nombre, ¿viste?”<br /><br /><b>De Los Soles a La Corchea<br /></b>La justicia terminaría fallando a favor de EMI-Odeón varios años después: Gaggiotti ya no podía presentarse, tocar ni grabar bajo el seudónimo de “Los Cuatro Soles”. Era principios de los ’80. Se cerraba una etapa, germinaba su carrera solista como “cantantorquesta” y la idea siempre latente de abrir un salón musical para continuar el legado.<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Y ahí empezó tu etapa de multinstrumentista…<br />-<span style="white-space: pre;"> </span>Claro. Tocaba todo solo: el órgano, el bandoneón, la guitarra, acompañado nada más que por un baterista, de nombre Miguel Velasco. Hacíamos tropical, cumbia, boleros, tango: de todo. Pero pasó el tiempo y también me propuse empezar a cantar. Aprender. Y, ya a mediados de los ’80, sería 1984, fui a tomar clases de canto en el Teatro Argentino con Mario Monachesi, que también había sido director del teatro, maestro de escuela italiana y encargado del Coro Estable. Fueron casi seis años de estudio para llegar a cantar lírico como ahora, que tengo 80 y la voz perfecta. Nunca me quedé afónico. Jamás, ¿viste? Y a Monachesi lo impacté.<br />Gaggiotti tuvo, en esa década del ’80, una breve participación artística junto a Raúl Fernández Guzmán (Shériko), el autor de “Es tiempo de alegrarnos”, hitazo de los ’70 que llegó como canción a las tribunas del fútbol argentino hace décadas. Se juntaron los dos y dejaron registro: “Un musiquero de ley”.<br />La placa de la puerta identifica al indisimulable salón de 23 entre 43 y 44 como “La Corchea Melódica”, la última creación de los Gaggiotti. Pero, para todos, la síntesis tiene tres vocablos: “Lo de Raúl”. Una construcción de cinco lotes originales que la familia fue comprando con los años para seguir ampliándolo. “Todo dinero que gané con la electricidad, ¿viste?”, se apura en aclarar.<br />Empezó en 1988 siendo un pequeño reducto, en el sector central del galpón actual, con espacio para un selecto grupo del ambiente. Pero con los años lo fueron extendiendo hasta lograr la habilitación definitiva: “Es que se llenaba siempre. Siempre, eh: todos los días. De jueves a sábado, con los jueves para ‘la tercera edad’ y después con baile, tropical, cumbia, milonga. Ampliaba el salón y más se llenaba. Siempre un éxito. Por eso, hará 15 años ya, empecé a abrir los martes y sumar para que sea el día de las milongas y el tango. Además, yo ya era ciudadano ilustre gracias a la gestión de Alak…”<br />¿Pero qué es “Lo de Raúl”? “Tiene un aura de contraseña conocida y cercana que circula de boca en boca entre cierto mundillo universitario. Una milonga que sorprende por ese aire ineludible de cruza entre sociedad de fomento y la sensación de tiempo detenido, con sus telones oscuros y las guirnaldas sumado a la inmensa pista; y la ronda, en su momento, coronada con la voz de Ángel Vargas y jóvenes bailarines alternando con parejas más entradas en años, pero con idénticas ganas de abrazarse y caminar el circuito. No hay en la ciudad algo parecido a ‘Lo de Raúl’, por su mixtura de públicos, entre aquellos que codifican el código del tango tradicional y aquellas generaciones más nuevas que lo resignifican. Ver sonar en vivo al bandoneón de Raúl es una de las atracciones que hacen de su milonga un clásico perdurable”, apunta el periodista Mario Basiuk, especializado en música y ritmos tradicionales.<br />Gisela Magri es compositora, docente, antropóloga y habitué del popular salón desde hace décadas: “Siempre fue un emblema de La Plata. Una forma de entrar en un universo paralelo donde es validada y aceptada la coexistencia de esos mundos: lo bizarro, lo solemne, lo diverso, lo popular y lo formal. Todo junto. Esas tandas interminables de tangos, arriba del buffet sobre esa suerte de plataforma-terraza musical, con toda su familia acompañando: no conozco lugares así, ni en Buenos Aires ni en movidas de tango similares. Recuerdo cómo se extrañó en pandemia, dentro del ambiente milonguero, esa rutina de los martes de ir a comer y bailar”, enfatiza y ensaya ideas sobre la multiplicidad de corporalidades que se fueron incorporando al espacio a partir de lo que considera cierta flexibilización de la mirada patriarcal más conservadora.<br />“Mucha gente de distintos ‘palos’ musicales, más allá del tango, empezaron a ir al salón de Raúl por esa cosa, también, de atractivo kitsch que tiene y que, indudablemente, lo puso muy de moda en los últimos años. Incluso –agrega entre risas- tengo colegas amigas que son profes y han llevado a sus alumnos y alumnas para observar estos fenómenos en relación al tango. Hay toda una fenomenología con relación a Gaggiotti que es muy atractiva. Por eso se fueron incorporando otras poblaciones, otras corporalidades del tango, otros cruces. Hubo momentos donde se hacían evidentes las miradas condenatorias o incomodantes a personas que iban más desde el gesto queer, del baile entre personas del mismo género o del intercambio de roles; y no desde el binarismo del baile. Tratando de derribar esos conceptos más patriarcales, hubo un freno implícito desde la mirada oficial”, confiesa. “Pero con el tiempo esa reacción conservadora se fue haciendo más lábil. Hoy, entiendo, es un espacio mucho más abierto y menos reacio, porque ya está más naturalizado, con menos quiebres, con superposición de esas miradas que hacen que sea un espacio muchísimo más diverso que otros”.<br />Orquesta, legendaria milonga, bodegón popular, pyme familiar, salón de encuentro tanguero que reúne a cuatro generaciones. Todo cuaja y es posible. “Vamos a Gaggiotti” se configura, en la cultura platense, como una contraseña cómplice de una numerosa grey platense de jóvenes universitarios y una variopinta tribu de hombres y mujeres de 30 a casi 80 años. Ir “a Gaggiotti” es mucho más que un código del boca a boca en las noches platenses de martes o sábados. Los martes, para milonguear, cortar la semana y cenar a precios de bodegón popular; los sábados, de los románticos, al tropical y la cumbia.<br />La escena se repite una vez más: el abarrotado salón quedará en pequeños murmullos unos segundos, después de una interminable seguidilla de valsecitos que acompañaron a innumerables parejas, y el silencio coincidirá con el momento en el que Raúl Gaggiotti dejará una de las mesas más próximas a la barra y se dispondrá a subir a su escenario, armado en ese altillo que envuelve a la legendaria cocina familiar.<br />“¿Sabés por qué lleno cualquier baile y me va bien? Primero, porque me casé con una mujer que sirve y acompaña: con mi mujer. Y me fue bien. Y porque formamos un equipo de muchas personas, con muchas raíces: hijo, hija, nietos. Sin un equipo de familia, acá, en Argentina, no hacés nada. Ellos saben que todo este imperio es de ellos. Me vieron creer, vieron crecer el esfuerzo de mi padre. No dependimos nunca de nadie”, remarca, ya algo apurado y agitado mientras hojea las fotos del álbum familiar y faltan minutos para que vuelva al altillo y se cruce el bandoneón entre las piernas. “¿Sabés, qué? Y voy a seguir, eh. Mirá el salón. Lo hice todo: los techos, las soldaduras, la cableada, el escenario, los baños: todo con mis manos. Y tengo 80 años”.<br />Hay algo de Nino Manfredi en la icónica “Feos, sucios y malos” a lo largo de todo el relato. Y no es solo Italia.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://www.0221.com.ar/nota/2022-11-6-10-9-0-raul-gaggiotti-vida-de-un-emblema-de-la-bohemia-platense?fbclid=IwAR0U_6VmXOFE1BeE5sZ0JwqhzN-vgbQQyNPebD9Q-sCGChHOimJYpjWwlmk">Begum 0221</a>.<br /><br /></div>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-76699980157232251972022-11-11T11:21:00.005-03:002022-12-06T17:23:02.892-03:00El hito de Entre Ríos y los 42 campeones AFA<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i></i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKu6xu89wpg_UVQBug0_SWhzZdzUMCnc1RXoghLgqc3DFIInBQZt62Qme26__5YCGgKAsNlBzEFrF_CIMSofhVabxS8jWNUTrfryEdPdzTvlPKDLLXJ3CQ2CobqCQLgZP9KEWd0St9Zj3-VDRq2or6qFnPIMTXdIiI8lEsmFiT63qOu1vmDQ/s750/patronato-ca2022-1-750x375.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="750" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKu6xu89wpg_UVQBug0_SWhzZdzUMCnc1RXoghLgqc3DFIInBQZt62Qme26__5YCGgKAsNlBzEFrF_CIMSofhVabxS8jWNUTrfryEdPdzTvlPKDLLXJ3CQ2CobqCQLgZP9KEWd0St9Zj3-VDRq2or6qFnPIMTXdIiI8lEsmFiT63qOu1vmDQ/s320/patronato-ca2022-1-750x375.jpg" width="320" /></a></div><i><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>El campeonato de Patronato de Paraná en la última Copa Argentina rompió una tradición de ocho décadas de dominio absoluto del eje fundacional del fútbol asociacionista, dominado por clubes porteños, del Gran Buenos Aires y de Rosario</i></div></i><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay que retroceder hasta 1944 para encontrar al último campeón de una competencia nacional, organizada por el ente oficial, cuyo origen no esté dentro del eje fundacional histórico de AFA, comprendido por el área Metropolitana de Buenos Aires y la provincia de Santa Fe: San Martín, el “Santo” de la provincia de Tucumán, cuando consagró en el llamado Campeonato de la República de 1944.</div><div style="text-align: justify;">Ese hito quebró, el pasado 30 de octubre y 78 años después, el Club Atlético Patronato de la Juventud Católica de la ciudad de Paraná: que una institución ajena al circuito productivo de los puertos Buenos Aires/Rosario/Santa Fe consiga un título oficial de AFA. Cierto también, imposible obviar el único galardón oficial de división superior que consiguió un club de Córdoba, con el Talleres de Ricardo Gareca en la Copa Conmebol 1999. Pero, huelga aclarar, es un título internacional organizado por la Conmebol a la cual está asociada, claro, la Asociación del Fútbol Argentino, que no lo organiza de forma directa. El Matador cordobés y Defensa y Justicia –copas Sudamericana 2020 y Recopa 2021- son los dos únicos clubes afiliados directa o indirectamente a la AFA que ostentan títulos oficiales a nivel internacional sin haber podido consagrarse a nivel local.</div><div style="text-align: justify;">Pero hay más: esa nómina de dos, para algunos investigadores se amplía a tres al incluir al Central Córdoba de Rosario campeón de la Copa de Honor “Beccar Varela” de 1933, que, si bien fue organizada por la AFA par cerrar la temporada (similar al formato de hoy con la novata Copa de la Liga), la consideran internacional por haber contado con la participación de cuatro clubes de Uruguay: Defensor Sporting, Nacional, Peñarol y el modesto Sudamérica.</div><div style="text-align: justify;">Además de Talleres, Defensa y Central Córdoba, hay otros 39 equipos argentinos que, desde fines del siglo XIX, han ganado al menos una competencia oficial organizada a nivel “nacional” por la hoy AFA, llamada así desde la fusión definitiva de la Liga Profesional disidente y la Asociación Amateur oficial, en 1935.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>La geopolítica, condición necesaria y suficiente</b></div></b><div style="text-align: justify;">Pese a que el país tiene 24 jurisdicciones administrativas, a lo largo de la historia los clubes campeones de las competiciones nacionales e internacionales oficiales se reparten sólo entre seis de ellas: Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán, Entre Ríos y Córdoba.</div><div style="text-align: justify;">La geopolítica interna del país condicionó al fútbol criollo desde principios del siglo XX; la marca de su principal puerto comercial y comunicacional como eje de salida hacia el “mundo”, también. Hubo algunos mínimos atisbos de reconocimiento en los albores del fútbol como identidad colectiva, cuando la AFA, de aún denominación inglesa con “football” en lugar del castellanizado fútbol, amplió las “fronteras” de lo argentino reconociendo a la liga regional de Rosario, a la que incorporó oficialmente de manera regular para que se enfrentara contra el campeón porteño en la disputa anual del llamado Campeonato Argentino –la Copa Ibarguren- desde 1913. Porteños contra rosarinos jugando por el título “argentino”.</div><div style="text-align: justify;">Los límites de la nacionalidad futbolística oficial, en la práctica, se abrieron desde siempre dentro de la pampa húmeda, contemplando a los clubes rosarinos y, sólo años después, a los santafesinos. Pero poco más. De hecho, de esos concursos organizados en el circuito productivo de los puertos Buenos Aires/Rosario salieron los representantes argentinos que jugaron las primeras copas internacionales contra los uruguayos. De allí que, a más de cien años de consolidarse esta estructura, aparezcan consagraciones de clubes como Tiro Federal o Atlético del Rosario, hoy un participante habitual del rugby nacional que, sin embargo, fue parte constitutiva del nacimiento del football criollo, siendo el primer club rosarino de la historia en disputar el campeonato de Primera División: en 1894.</div><div style="text-align: justify;">Desde sus orígenes, la historia oficial del fútbol nuestro designó a sus “campeones nacionales” por la Copa Campeonato que exclusivamente jugaban unas pocas –pero trascedentes, claro- instituciones ubicadas dentro de Buenos Aires y su Área Metropolitana.</div><div style="text-align: justify;">Recién entre 1939 y 1948 se dio una primera apertura “efectiva”, sumando a las entidades más representativas de Rosario y Santa Fe como afiliadas directas de AFA. Así empezaron a competir de forma regular en los concursos porteños: primero fueron Newell’s Old Boys y Rosario Central; luego Unión y después Colón. Pero no sería sino hasta 1967 -pese a la discontinua disputa de competencias como la Copa de la República - y la creación del Torneo Nacional, cuando, después de siete décadas, se organizaría un torneo evidentemente “argentino y federal”, con representación regular e institucional de la mayoría de las provincias. Fue cuando los “grandes” del interior empezaron a tener visibilización a nivel nacional y aparecieron los primeros títulos en Primera División de los dos grandes de Rosario; o los subcampeonatos de Talleres (1977), el Racing cordobés (1980) y el Unión santafesino (1979). El albiazul cordobés tendría otras grandes campañas: fue 4° en 1974, semifinalista en los campeonatos Nacionales de 1976 y 1978 y 3° del Torneo de Primera de 1980, cuando se ganó en la cancha el derecho a jugar anualmente el Metropolitano de los porteños gracias a la Resolución 1.309.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>Los 42 campeones de torneos superiores de AFA</b></div></b><div style="text-align: justify;">Al Atlético del Rosario (Rosario Athletic) lo abraza el honor de haber sido el primer campeón “del interior” de un torneo de fútbol organizado por las entidades oficiales antecesoras de la hoy AFA: el primero “no porteño” en lograrlo. Ganó tres ediciones de la Copa de Competencia “Chevallier Boutell” (1902-1903-1905). Considerada la primera competición internacional del continente, era organizada entre clubes del torneo de Buenos Aires (Argentine Football Association), la Liga Rosarina y la Liga Uruguaya.</div><div style="text-align: justify;">De Rosario, también se anotan como campeones: Tiro Federal (Copa Ibarguren 1920), Central Córdoba (Beccar Varela 1933) y, claro, Rosario Central y Newell’s Old Boys, los campeones “modernos” rosarinos que también se anotan con varios títulos del profesionalismo en el principal campeonato de Primera División, la hoy Liga Profesional.</div><div style="text-align: justify;">Por fuera del eje del puerto de Rosario, recién en la temporada pasada la provincia de Santa Fe pudo anotar a un campeón de otra ciudad: Colón, de Santa Fe de la Vera Cruz, al levantar la Copa de la Liga 2021. El Sabalero pudo revalidar para la capital el título que se le había negado en 1979 a su archirrival Unión, cuando el Tatengue perdió la final del Nacional de Primera División por diferencia de gol. Se dijo: Tucumán, con San Martín; Córdoba, con Talleres; y Entre Ríos, desde este año, con Patronato, completan el círculo de privilegio “del interior”.</div><div style="text-align: justify;">Los “otros” campeones pertenecen todos al eje fundacional del Área Metropolitana de Buenos Aires: de Boca y River, a Tigre o Sportivo Dock Sud, se reparten la titularidad de 374 competiciones oficiales de la máxima categoría, entre campeonatos regulares y copas, sobre un total de 404 concursos organizados oficialmente entre 1891 y 2022.</div><div style="text-align: justify;">Campeonatos, copas, torneos por puntos a una y dos ruedas, títulos de un partido, campeonatos rioplatenses, trofeos definidos por diferencia de gol, por corners a favor o por penales, como se estila en la era moderna desde la década del ’70. 403 títulos oficiales repartidos entre 42 instituciones de cinco provincias y la Capital Federal.</div><div style="text-align: justify;">De todo, como en botica.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/11/11/el-hito-de-entre-rios-y-los-42-campeones-del-futbol-argentino/">90 Líneas</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-47871284636695800612022-10-31T10:54:00.003-03:002022-12-06T17:10:57.269-03:00Ridruejo: el bucólico Entre Ríos del federalismo<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieWdZwxDHME0Iq0l7DqtoN9u2_AfCMQg-m_EU_CqfVfIKq71GxsLtMs-OAojpW3W0O5u-7SkjJiB1wJzA-0ph6xtVyEgY5_N9ITEYwotdaQA-XOMsSoBqivT9LUTJwWlxemj7CZOB_Uc6h0LEDQv-VrDQ1SbHodDramLoZA2HSvuW9bVg0vw/s1536/ridruejo4-1536x864.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="864" data-original-width="1536" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieWdZwxDHME0Iq0l7DqtoN9u2_AfCMQg-m_EU_CqfVfIKq71GxsLtMs-OAojpW3W0O5u-7SkjJiB1wJzA-0ph6xtVyEgY5_N9ITEYwotdaQA-XOMsSoBqivT9LUTJwWlxemj7CZOB_Uc6h0LEDQv-VrDQ1SbHodDramLoZA2HSvuW9bVg0vw/s320/ridruejo4-1536x864.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div>En la puerta norte del Litoral, un templo de tradiciones pulperas fundado en 1933, en el departamento de La Paz. El icónico boliche se abre entre talas, ñandubays y espinillos, rescatando rituales de una provincia que supo ser un monte impoluto de frondosas especies</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“De allá para acá, mandaron siempre los Etchevehere”.</div><div style="text-align: justify;">Paisano, Víctor viene de largas leguas a caballo bajando desde Santa Elena; el ritual de siempre en los veranos sofocantes: practica un breve descanso e hidrata al animal a la vera del arroyo Feliciano, junto a la sombra que genera, a esas horas del mediodía, el viejo puente de hormigón con triple arcada que lo cruza sobre el asfalto a la altura del Paso Medina. Sólo cuando la lluvia lo impide, dice, deja el caballo y hace dedo a lugareños o turistas. Víctor es peón rural en la estancia lindante al Ridruejo, contará después y sumará anécdotas sobre el lugar homenajeado.</div><div style="text-align: justify;">Poco menos de un mes atrás, la “patria” de Urquiza en la inminencia del Estado nacional había sido noticia -con vértigo de serie en capítulos- por una grieta capital dentro del clan Etchevehere a la que no le había faltado militancia de la agricultura familiar: herencia y sucesiones millonarias en litigio, inspirados por la única mujer entre cuatro hermanos de sangre en una familia que es sinónimo de Entre Ríos: su abuelo, Luis Lorenzo Etchevehere, fue gobernador y senador provincial en la década del ’30; más acá, Luis Miguel Etchevehere, uno de los tres hermanos varones, el ministro de Agricultura de la gestión macrista.</div><div style="text-align: justify;">“De acá para allá”, repite y señala Víctor. Sube al estribo del caballo por el lado izquierdo y el “allá” sigiloso del campero es un imaginario de apariencia real, de su pulgar derecho, que se extiende hacia el noroeste, hasta la propia costa del río Paraná en el límite del departamento de La Paz, en la frontera con la provincia de Corrientes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh92Tje-yonmniRzs3Hc3ykVZ_S6vtAdm7mixHNsnVRWInXdFO9mI4IkL-LB3S-pASC7JpTzC7qicNfIsMfmHm6Trc8uHhcViW8wrwtMVzPj0L7T9PaSiZKxw0ZiSqPiLae1EsL2pEN02CWkuxdpuFqlFGciAwapJ_6-YoAcp3i3AKg_Z2QfQ/s750/ridruejo6-750x375.jpg" imageanchor="1" style="font-style: italic; margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="750" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh92Tje-yonmniRzs3Hc3ykVZ_S6vtAdm7mixHNsnVRWInXdFO9mI4IkL-LB3S-pASC7JpTzC7qicNfIsMfmHm6Trc8uHhcViW8wrwtMVzPj0L7T9PaSiZKxw0ZiSqPiLae1EsL2pEN02CWkuxdpuFqlFGciAwapJ_6-YoAcp3i3AKg_Z2QfQ/s320/ridruejo6-750x375.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“Todo eso es de los Etchevehere”, parece exagerar para forzar la idea.</div><div style="text-align: justify;">En esa Entre Ríos, sobre el kilómetro 40 de la ruta 6 en el paraje de Alcaraz, aparece, como posta ineludible, el almacén de los Ridruejo. Trece hermanos: doce varones y una sola mujer: María Luisa. El abuelo de ellos lo inauguró, más por convicción ideológica que por coincidencia de almanaque, un 12 de octubre de 1933. La ancha casona tiene chapas de zinc y un techo rojo a cuatro aguas que corona en una galería que invita a la sombra. La entrada muestra una reja imaginaria formada horizontalmente por seis firmes postes de ñandubay, separados a metro y medio y unidos por sogas de acero donde todavía se pueden atar caballos. Hay dos ventanas enrejadas a cada uno de los lados y en la alta puerta principal, la única, de madera y pintada de oscuro verde, resaltan los vidrios y postigos de toda posada de campo. El paso del tiempo se desnuda, también, por dos viejos carteles de Pepsi y Sprite tomados por el óxido que se ubican en el frente.</div><div style="text-align: justify;">Uno de los letreros más llamativos, algo descolorido por el peso del sol de las mañanas, es el de “Memorias de Almacén”, el ciclo de homenaje y resguardo patrimonial que el gobierno entrerriano impulsó para los almacenes de campo que aún subsisten y forman parte de la historia cultural del pasado más reciente (ver video).</div><div style="text-align: justify;">María Luisa vive hace décadas en el campo donde, a la vera de la ruta 6, el almacén está por cumplir 90 años ininterrumpidos urgiendo el paso del noroeste entrerriano: “Acá nacimos y vivíamos con mis padres. Y una con los años se fue acostumbrando a esta vida, a esto de la huerta propia, los animales, sembrar los campos: el almacén forma parte de todo eso. Por eso abrimos de corrido, incluso en la siesta donde atendemos si escuchamos algún aplauso que nos llama”, se ríe. “Es que a veces estamos en el fondo. Pero se oye cuando llega algún auto o camioneta”.<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI8bJsh-Loj1w9L18OTn3ZASz8ZeEtb6jOzN3CNpkegbi1qnRAnthmuwSl4bO8fPKIX1Z4KwdLcfVqqmuG5X4jkyz0zUez_MY8Ktlpv0dPidU_JMaBGc8NTj4MBsO_Qb7Q_2YrBxMbVNzNQFrsxUFgRGhHWk48JmUrjhwe7K9ZmO0cNpTeFw/s1536/ridruejo7-1536x1024.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1536" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI8bJsh-Loj1w9L18OTn3ZASz8ZeEtb6jOzN3CNpkegbi1qnRAnthmuwSl4bO8fPKIX1Z4KwdLcfVqqmuG5X4jkyz0zUez_MY8Ktlpv0dPidU_JMaBGc8NTj4MBsO_Qb7Q_2YrBxMbVNzNQFrsxUFgRGhHWk48JmUrjhwe7K9ZmO0cNpTeFw/s320/ridruejo7-1536x1024.jpg" width="320" /></a></div></div><div style="text-align: justify;"><br />¿Qué pide la gente?, le repregunta al cronista, mientras atiende con paciencia rural, María Luisa, y sirve una tabla con fiambres y pan casero.</div><div style="text-align: justify;">“Crudo y mortadela y siempre con queso. La picada es lo más tradicional. A veces hacemos empanadas. Y para tomar, desde vinos y cervezas hasta ginebras o cañas. El hombre de campo es muy tradicional”.</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Y los turistas?</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>Muchos frenan sin saber lo que se van a encontrar adentro, incluso porque este trecho del camino tiene muy cosas estaciones de servicio. Así que es común que nos pidan hasta agua caliente para el mate.</div><div style="text-align: justify;">Narrar el bucólico interior del Ridruejo podría integrar un manual de estilo sobre decoraciones pulperas que se fueron atesorando con las costumbres del lugar cuando era un boliche de campo con extensión de ramos generales: viejas latas de galletitas –Canale, Bagley y varias marcas- de cuando se vendían sueltas de a cuarto kilo, herraduras, monturas y elementos característicos del jinete de campo, botellas de alcohol aún sin abrir de destilados fuertes, carteles de colección de cervezas y gaseosas de acá y de Uruguay, varias chapas patentes que son registro de la pérdida inexorable que devuelve la ruta, logos de YPF de cuando el lugar despachaba combustible y hasta una copia del edicto de 1860 sobre la llamada “Ley de Vagos” sancionada por la legislatura entrerriana en tiempos de Urquiza antes de Pavón, a semejanza de la norma de conchabo que reprimía al gaucho libre que no quería venderse al salario de miseria del patrón estanciero o ser obligado a listarse para luchar contra “el indio” en la frontera que aún dividía “civilizaciones y barbaries”.</div><div style="text-align: justify;">El inciso 3 del primer artículo no dejaba franco para las dudas al clasificar a los “vagos” que, suponían, poblaban estos comercios en el siglo XIX: “Los que con renta, pero insuficiente para subsistir, no se dedican a alguna ocupación licita y concurren ordinariamente a casas de juego, pulperías o parajes sospechosos.”</div><div style="text-align: justify;">Anochece con frío en el Ridruejo y aparece Víctor, ya con los ponchos a cuesta que llevaba sobre la monta en horas del mediodía. Ata su caballo y, desde afuera, le ordena a María Luisa, seco, una ronda de copas para los de las mesa. Y empieza a recitar, de memoria, versos completos del Martín Fierro frente al cuadro del edicto que perseguía a sus viejos colegas…<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/10/31/almacen-ridruejo-aquel-bucolico-entre-rios-del-federalismo/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-15731193529087548362022-07-30T11:55:00.010-03:002022-08-10T21:18:42.751-03:00De bohemios y barrios<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Ac64iaHpOu5JEymvtbUwrcoWHERQ1wMTAon9rImt-eJa_La8Q5LnhcWttEuJoijS2fkoTCLbFKu35ffIUbkserdpTCl23rFThyP7kHYPIUne0imyhUn7s_TWn2Xk4CWmyCfFSyTnwarWDBcJhYN20U9cmpnz_3JCOA_i1wSyatd2VhaVbA/s1024/nota-foto1.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Ac64iaHpOu5JEymvtbUwrcoWHERQ1wMTAon9rImt-eJa_La8Q5LnhcWttEuJoijS2fkoTCLbFKu35ffIUbkserdpTCl23rFThyP7kHYPIUne0imyhUn7s_TWn2Xk4CWmyCfFSyTnwarWDBcJhYN20U9cmpnz_3JCOA_i1wSyatd2VhaVbA/s320/nota-foto1.jpg" width="320" /></a><i></i></div><i><div style="text-align: justify;"><i>El bosque está ligado, desde siempre, a los dos clubes más populares de la ciudad: no hay Estudiantes y Gimnasia sin bosque. El “affaire” de junio por el predio de la UTN en las tierras del llamado “Bosquecito”, se presta para repasar las “casas” históricas de Triperos y Pinchas y su arraigo mutuo en el canónico paseo de recreación platense</i></div></i><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“A Gimnasia corresponde el honor de ser la primera entidad que practicó fútbol en La Plata. Naturalmente, su field contaba con instalaciones modestísimas, pero sobraba entusiasmo y las autoridades mens sana dispusieron realizar una gran fiesta celebrando la inauguración oficial del campo de juego, acto que se cumplió el 21 de abril de 1901 (…) Se jugó un partido de fútbol entre dos teams formados por socios de Gimnasia y Esgrima: azules contra colorados…”</div><div style="text-align: justify;">El revelador libro que el periodista Miguel Bionda publicó, en la década del ’40, sobre los orígenes del fútbol en la incipiente ciudad capital, ancla los postes en la avenida 1 y esquina 47, hacia el sector de 115 donde comenzaba a extenderse el bosque en las tierras de los Iraola; otra ciudad, apenas un pueblo pero de crecimiento sostenido, que una década después ya sería una de las localidades de mayor población a nivel nacional.</div><div style="text-align: justify;">En esa esquina de 1 y 47, en el predio donde ya nacionalizada la Universidad Provincial de La Plata se levantaría el actual Colegio “Rafael Hernández” y el hoy edificio central de Ingeniería junto a la Facultad de Ciencias Exactas, tuvo su primer campo de deportes el Club de Gimnasia y Esgrima. La llamada “Plaza de los Juegos Atléticos”: un terreno cedido por el gobierno provincial para la práctica de los deportes al aire libre, con el fútbol a la cabeza por su efecto multiplicador de pasiones en esos primeros años del siglo XX. El fútbol había llegado, para siempre, para cimentar su legado cultural de insignia popular.</div><div style="text-align: justify;">Describe Julio Frydenberg en “Historia Social del Fútbol” (2013), caracterizando los modos y costumbres de la sociedad porteña: “Los niños y los jóvenes que pertenecían a los llamados sectores populares jugaban al fútbol en las calles y los baldíos. Sectores urbanos heterogéneos, mayoritarios en la ciudad de principios del siglo XX, que incluía a profesionales, empleados estatales y de empresas extranjeras, pequeños propietarios, cuentapropistas artesanos y trabajadores manuales. Un importante porcentaje estaba integrado por inmigrantes”.</div><div style="text-align: justify;">Entre 1902 y 1904, el equipo de fútbol de Gimnasia disputaba partidos “de confraternidad”, duelos a nivel local con distintos clubes de la ciudad: proliferaban y se fundaban instituciones en la capital bonaerense en esos años. A Gimnasia, Belgrano, La Plata FC, Sarmiento y Nacional, se alistaban, entre tantas otras, San Martín, Friends, Ensenada, San Lorenzo de Tolosa, Platense. Y al predio para la práctica de “deportes al aire libre” de 1 y 47, se sumaron, además, el field de Friends, sobre avenida 13 en lo que hoy es el parque Saavedra, y la de Belgrano, en los terrenos aledaños a la terminal de tranvías de la empresa “La Nacional” propiedad de la familia Tettamanti, en 20 y 50: los galpones fundacionales que conforman el patrimonio histórico de la actual sede de Control Urbano.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2zoz2l6bcp1LFSZtzaFWTE0Yhg5zgJz0Wc254FW9jT1tAFDCRAzyEWYgS6-FcqcmnsAGw8n2xmODYvNZ9C_I2MEE1yA-Mcf3lzwkT3wCIRjXBpYKc5Ug5VvegmOWYaTcYYKbGwwDhokdfcxQ8RWWiH9jYTbqBuMdkqTIZeA2janGfvJ92wQ/s1200/nota-foto2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="1200" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2zoz2l6bcp1LFSZtzaFWTE0Yhg5zgJz0Wc254FW9jT1tAFDCRAzyEWYgS6-FcqcmnsAGw8n2xmODYvNZ9C_I2MEE1yA-Mcf3lzwkT3wCIRjXBpYKc5Ug5VvegmOWYaTcYYKbGwwDhokdfcxQ8RWWiH9jYTbqBuMdkqTIZeA2janGfvJ92wQ/s320/nota-foto2.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">El quiebre: 1905</div></span><div style="text-align: justify;">Tres acontecimientos configuran la bisagra del fútbol local en 1905: Gimnasia inscribe dos teams -uno de mayores y otro de juveniles- para competir oficialmente, por primera vez, en la asociación de fútbol de Buenos Aires (la hoy AFA); se juega el último partido en la Plaza de los Juegos Atléticos de 1 y 47, donde Gimnasia oficiaba de local; y, consecuencia de aquello, se fundaría Estudiantes a las pocas semanas.</div><div style="text-align: justify;">“Desde 1904 se organizó la cuarta categoría, para menores de 17 años y con el objetivo de dar un lugar a los estudiantes. Pero su aparición trajo aparejada grandes complicaciones porque muchos intentaron inscribir fraudulentamente a jugadores mayores. A fin de evitarlo, se pedía la ‘fe de bautismo’ para comprobar la edad del joven y se imponían penas deportivas a los equipos que no presentaban los papeles o presentaban ‘certificados falsos’”, cuenta Frydenberg, sintetizando el inicio del fútbol oficial “porteño” en el arranque del siglo XX.</div><div style="text-align: justify;">Estudiantes sabría de aquellas penalidades en el final de la temporada 1908, cuando la Asociación le anularía el título de Juniors en Cuarta División por la mala inclusión del futbolista Luis Acevedo, que al momento de iniciarse el concurso oficial tenía 18 años; y no 17 como afirmaba su documento. Pero eso es otra historia...</div><div style="text-align: justify;">Volviendo a 1905, el equipo principal de Gimnasia -que aún jugaba con camiseta a bastones finos, milrayitas, azules y blancos- compitió en el Campeonato de Tercera División junto a clubes como Racing Club y River Plate. Con los viejos “darseneros” de La Boca compartió la sección A y lograría el que, hasta hoy, sigue siendo el mayor resultado de su historia: lo goleó a River por 10-1, el 9 de julio de 1905. Pero sólo un mes después, jugaría su último partido en 1 entre 47 y 49; narra la historia, gracias a las gestiones del rector y vicerrector del Colegio Nacional, quienes decidieron postergar las obras ya empezadas para la construcción del nuevo inmueble del “Nacio” para que Gimnasia pudiera despedirse, allí, recibiendo a los porteños de Catedral Norte. Fue 3-1 y triunfo albiazul, pero la decisión dirigencial ya no tenía vuelta atrás: al quedarse sin cancha, Gimnasia suspendía la práctica del fútbol hasta nuevo aviso y así dejaba el campo abierto para que se fundara el por entonces “Club Atlético Estudiantes”. Una institución por y para el fútbol.</div><div style="text-align: justify;">Historia conocida: varios de esos jóvenes que querían seguir practicando fútbol, se reunieron la noche del 4 de agosto de 1905 en un comercio de avenida 7 entre 57 y 58, propiedad de Félix Díaz, y sellaron la fundación de la nueva institución. Ramsay, Moreda, Lartigue, Tellechea, Shedden, los hermanos Tolosa, Carlos y Héctor Isla, Rebagliatti, Díaz Bavio, Costa, Sánchez Viamonte, Salas, entre otros, pasarían a jugar en las filas del novato Club Estudiantes, que tuvo su primer campo de deportes, de forma provisoria, en la hoy plaza Malvinas de 19 y 51, terrenos donde también jugaba como local el club Belgrano y, según algunas fuentes históricas, hasta Gimnasia, en los meses finales de 1905, cuando la CD ya había decidido suspender la sección fútbol.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>Estudiantes, al Parque Iraola</b></div></b><div style="text-align: justify;">Con apenas seis meses de vida, el Club Atlético Estudiantes logró, en febrero de 1906, que el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires le cediera, por pedido de la Comisión Fomento del Bosque, las tierras del Parque Iraola ubicadas en avenida 1 entre 55 y 57, hacia 115, donde funcionaba un antiguo velódromo. Estudiantes, así, llegaba al bosque y a UNO, aunque recién inauguraría su estadio a fines de 1907, tras año y medio largo de obras y nivelación del terreno para que la AFA aceptara reinscribir oficialmente al club para la temporada 1908 –ya había debutado en 1906, en Tercera, siendo local provisoriamente en 19 y 51- del fútbol asociacionista. Estudiantes se instalaba en el bosque y nunca más dejaría las tierras de avenida 1. Era 1906…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQecvPi3sYInCsZON0nMy2ui9zYK-oEoKww8rvUZwqWU_zPEeSWDG-HMX8P8XZ1NifsSD0pUqvGZ7yOhTOX5glozBFkizx-AWRw952EzpmP2dly1uj3Ak0GbvGHYmn1Djkyv7-PaYZFsBpZcOGD_4q1y4wiUGDwiLjlHqmOdxzBrROmjc9hQ/s1280/nota-foto3.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQecvPi3sYInCsZON0nMy2ui9zYK-oEoKww8rvUZwqWU_zPEeSWDG-HMX8P8XZ1NifsSD0pUqvGZ7yOhTOX5glozBFkizx-AWRw952EzpmP2dly1uj3Ak0GbvGHYmn1Djkyv7-PaYZFsBpZcOGD_4q1y4wiUGDwiLjlHqmOdxzBrROmjc9hQ/s320/nota-foto3.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">El bosque y el Lobo</div></span><div style="text-align: justify;">El ascenso de Estudiantes a la Primera asociacionista, en 1911, intensificó la pasión y popularidad de este deporte en La Plata y la región. No casualmente, sintetiza Bionda (“Historia del Fútbol Platense”: 1944), Gimnasia hizo una prueba de futbolistas, a finales de la temporada posterior, para representar al club en un torneo de juveniles -menores de 18 años- que ganaría Lavalle. Distintas fuentes históricas certifican que lo organizaron en el predio de los Juegos Atléticos del Departamento de Bomberos de La Plata, que ocupaban frente al Observatorio y muy cerca del actual estadio de avenida Iraola y 118, en el corazón del bosque platense. Ese predio fue utilizado provisoriamente por los mens sana hasta la fusión definitiva de 1915 con Independencia, que ya estaba inscripto para participar en la División Intermedia de AFA. Independencia, además, contaba con la base del plantel de Estudiantes que se había consagrado campeón de Primera en 1913 y había dejado la institución albirroja, por diferencias con su CD, para alistarse en este nuevo club: entre los más destacados, el arquero, Emilio Fernández, Ricardo Naón, Diomedes Bernasconi, Ángel Bottaro y Edmundo Ferreiroa.</div><div style="text-align: justify;">Ya fusionados e inscriptos en la segunda categoría del fútbol asociacionista, Gimnasia ascendería en 1915 a Primera jugando en la cancha del Independientes La Plata, también ubicada en las inmediaciones de la avenida 60 del antiguo Parque Iraola, hoy “Paseo del Bosque”. Pero ascendido a la división de privilegio en 1916, volvería a mudar su localía y lejos del bosque. Ocuparía los terrenos del FFCC Provincial, en el barrio Meridiano V, en la manzana de calle 12, de 71 hacia 72. Fueron ocho años, hasta 1924, cuando debutaría, en 60 y 118, el 27 de abril de ese año, frente a Estudiantil Porteño.</div><div style="text-align: justify;">Estudiantes, Gimnasia, Triperos y Pinchas. Con historia, paz, convivencia y bosque…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/07/30/el-bosque-tierra-de-triperos-y-pinchas/">90 Líneas</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-44238344401684087722022-05-31T15:39:00.004-03:002022-05-31T15:42:58.062-03:00Un comienzo muy poco "clásico"...<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG47tJ0PNRgHHkdmN1G3LUyAGl8ed0qNjVuc--1q7wWIfzWP0maW-c0UPRYgaAnH495KUstYUOdD4FrCUmPia6b8BBNYeumrlnysUNpwXk2Ksp4jsrHznc9532conrHKl8TEuw-fZwdko842D_M6lgxx2IhwtAG65Lmy1plglwsdyRzdQd-Q/s1920/gelp-edlp-2021.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="1920" height="158" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG47tJ0PNRgHHkdmN1G3LUyAGl8ed0qNjVuc--1q7wWIfzWP0maW-c0UPRYgaAnH495KUstYUOdD4FrCUmPia6b8BBNYeumrlnysUNpwXk2Ksp4jsrHznc9532conrHKl8TEuw-fZwdko842D_M6lgxx2IhwtAG65Lmy1plglwsdyRzdQd-Q/s320/gelp-edlp-2021.jpg" width="320" /></a></i></div><i><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Estudiantes y Gimnasia volverán a enfrentarse en el inicio de un campeonato después de 44 años. Fue el 5 de marzo de 1978 por la 1ra. fecha del Metropolitano, triunfo del Lobo: 1-0. Los antecedentes de 1975, 1933, 1932 y 1919</i></div></i><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como si a la tradicional brega local le faltaran condimentos tras los últimos empates pletóricos de goles, polémicas y discusiones en Iraola y 118, Pinchas y Triperos se enfrentarán el próximo domingo y con público local, por primera vez desde la reanudación de UNO, abriendo el Campeonato de Primera División 2022 de la Liga Profesional.</div><div style="text-align: justify;">Tan inédito como exiguo en antecedentes, los clásicos rivales volverán a verse en duelo en el debut de un torneo regular tras 44 años.</div><div style="text-align: justify;">Lejos en el tiempo, hay que ir hasta la década del ’70 para encontrar el último derbi en una 1ra. fecha de campeonato: el 5 de marzo de 1978, en el Bosque, Gimnasia ganó por la mínima con gol de Oscar Fornari. El Lobo dirigido por José Varacka, Estudiantes por Héctor Antonio, esa tarde hubo, además, un penal del “Tano” Onnis atajado por Vidallé.</div><div style="text-align: justify;">Esa misma década, inaugurarían el Torneo Nacional de 1975, aunque con la salvedad, acá, que en el debut se jugaron todos los emparejamientos o cruces clásicos ya que era fecha de interzonales. Se disputó en 1 y 55 y lo ganó Estudiantes, 2-1, el domingo 21 de septiembre, con dos goles del “Tano” Galletti –uno de penal- y el descuento de Rosl.</div><div style="text-align: justify;">Los otros dos antecedentes de la era profesional en campeonatos regulares se dieron en los albores de la década del ’30. Se enfrentaron en la cancha del Pincha, en la fecha inicial del campeonato de 1933 (2-0 para Gimnasia, goles de Naón y el wing cordobés González Peralta) y en el arranque del torneo de liga de 1932, también en UNO (goleada 6-1 de Estudiantes con dos de Zozaya, dos de Guaita y los restantes del “Nolo” Ferreira y el “Manco” Castro).</div><div style="text-align: justify;">Dos victorias para cada uno en los cuatro antecedentes de campeonatos de la era profesional.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>El arranque inconcluso del ‘19</b></div></b><div style="text-align: justify;">El domingo 16 de marzo de 1919, Pinchas y Triperos debían jugar por la 1ra. fecha del campeonato de la Asociación Argentina. Hubiera sido el cuarto choque oficial entre ambos. La expectativa fue desmedida desde la semana previa y se insinuaba una recaudación récord. El mismo domingo, horas antes del partido, la CD de Estudiantes había decidido limitar la venta de tickets a los socios de ambos clubes. Pero la demanda se desmadró y, en cuestión de horas, liberaron la venta. Hubo colados e hinchas trepados a los árboles circundantes. Todo recurso fue útil para intentar ver el partido.</div><div style="text-align: justify;">Pero los minutos pasaban y, terminado el choque previo de Intermedia, el árbitro no se había presentado en el predio albirrojo. Y jamás llegó. Se dijo que a Piovano, el juez, hasta lo vieron caminando por la ciudad o apostando en el hipódromo... Lo cierto que nunca se presentó –los suspicaces decían que cumplió una orden dirigencial para que no se jugara por temor a incidentes- y los dirigentes acordaron suspender el lance. A las pocas fechas, llegaría una nueva división del ente oficial y el clásico de 1919 nunca se disputaría.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>Los antecedentes en copas</b></div></b><div style="text-align: justify;">Hay otros tres antecedentes de clásicos en el inicio de torneos oficiales, todos ellos por concursos por eliminación -no regulares- o copas. Sucedió en la fase de grupos de la Copa de Honor “Beccar Varela” del ’32, que cerraba la temporada oficial: triunfo tripero, en la cancha de San Lorenzo, 2-1; en la Copa de Competencia 1945: igualdad 3-3, en Racing, y victoria 2-1 y clasificación pincharrata en el desempate jugado en el Bosque; y en el Torneo Centenario de 1993: triunfo de local de Gimnasia, 1-0, en la ida, y empate 0-0 en la revancha, en 1 y 55, para avanzar de ronda.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/05/31/un-comienzo-poco-clasico-para-pinchas-y-triperos/">90 Líneas</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-70225668253243208522022-04-30T10:48:00.019-03:002022-07-07T11:22:22.936-03:00Moconá: las cataratas "ocultas" de Misiones<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju9_TsFbREtVqF2kDw5PHw5I6VgjQ0qWwxxHF-uBqBS4gR9pUUclZpTZOgItlr_P1KG21ABwiCitHnzNiRW65fXU5Yk8Ur4tDHPYoLFOOFqHjKsm-mSvAi0JhyKPjfKJqv7uO5oahN4h9kh2DAIJYug7QodWAJmVXVGxdf-Tnc6dTwWU6zXg/s275/mocona3.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju9_TsFbREtVqF2kDw5PHw5I6VgjQ0qWwxxHF-uBqBS4gR9pUUclZpTZOgItlr_P1KG21ABwiCitHnzNiRW65fXU5Yk8Ur4tDHPYoLFOOFqHjKsm-mSvAi0JhyKPjfKJqv7uO5oahN4h9kh2DAIJYug7QodWAJmVXVGxdf-Tnc6dTwWU6zXg/s1600/mocona3.jpg" width="275" /></a><i></i></div><i><div style="text-align: justify;"><i>Un lucero por la panorámica ruta 2 en el corredor verde misionero: el río Uruguay acompañando el paso forastero a lo largo de 300 kilómetros, hasta los saltos del monumental escalón natural de agua que corona el Moconá en la frontera oriental de Argentina y Brasil</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></i><div style="text-align: justify;">“Es que era así. Hasta hace unos años, nomás, llegar al Soberbio era una aventura”, me dice Vini. Se sirve el enésimo mate en un Termolar de dos litros que algún pariente habrá comprado enfrente, en Brasil, hace décadas. Irrompibles y con pico cebador, como el snobista Stanley de hoy que popularizó el Instagram de Messi. Mate con yerba en polvo, extra tamizada, como se toma “del otro lado”: en Río Grande do Sul.</div><div style="text-align: justify;">Veinte horas y la tarde ya acostumbra noche a esta altura en la espesura verde del camping del arroyo Paraíso, donde estamos. Es el momento en el que decenas de insectos, silenciados por el ardor del turismo vespertino, se anuncian y pechean la noche silbando en la oscuridad. Vini se recuesta sobre la reposera, convida otro mate a su novia y acomoda unas latas de cerveza Skol que le llegan en balsa desde Brasil, cruzadas desde El Soberbio.</div><div style="text-align: justify;">“Esperame que acomodo”, insinúa y me grita a distancia, agachado sobre el único frezzer que tiene la improvisada proveeduría.</div><div style="text-align: justify;">“Imaginate lo que te cuento que había que caminar kilómetros largos por la ruta. Todavía era de tierra, así, ves –me señala el piso colorado del quincho- y había que hacer dedo porque cuando llovía los micros ni entraban: se quedaban allá en Soberbio, donde terminaba el asfalto. Los que vivimos en la selva nos criamos así: yendo y viniendo a la escuela casi ocho kilómetros por día, escuchando los relatos de mi abuela de lo que era caminar hasta Soberbio, que en ese momento era lo último que había. De ahí para acá, nada”, ejemplifica, ya agitado, y hace un ademán ligero, ahora, apuntando al este con la mano que tiene libre.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsTriEgYp22uzu1NwhDFfhgqM_wYZee8dfrIYn5Kdmw5a6XxCCTeh1mG0ZdkJP_2dZhm5s25QNT6uAlwoNBgzjJCtAMfhZDp8bSbxHp-jKG6ze0tBBl3X8ijLTq7IqlD8_SZMltj3nsaQt_DlW-0lzzbZQAmz2AAdLKA1Yo8GdbgHCHvdftA/s750/mocona2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="750" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsTriEgYp22uzu1NwhDFfhgqM_wYZee8dfrIYn5Kdmw5a6XxCCTeh1mG0ZdkJP_2dZhm5s25QNT6uAlwoNBgzjJCtAMfhZDp8bSbxHp-jKG6ze0tBBl3X8ijLTq7IqlD8_SZMltj3nsaQt_DlW-0lzzbZQAmz2AAdLKA1Yo8GdbgHCHvdftA/s320/mocona2.jpg" width="320" /></a></div>Hacia la travesía</b></div></b><div style="text-align: justify;">El Soberbio es la ciudad de apenas 6.000 habitantes que durante años moderó de punto último de posta para emprender la aventura final hasta descubrir los desconocidos y pocos explotados Saltos del Moconá. Eran más de 70 kilómetros, desde allí, por la ruta 2 a través de un camino pedregoso, zigzagueante y de tierra colorada, que sólo permitía el paso de autos altos bien equipados o, directamente, de camionetas 4x4.</div><div style="text-align: justify;">Viajar por esa ruta es bucear entre la esencia virgen de la selva y la cultura misionera hibridada por un portuñol que traspasa generaciones de un lado y otro de la frontera del Uruguaí. Colonos europeos, de Alemania, Polonia, Suiza, hasta de países eslavos, descendientes de originarios guaraníes y mestizos que cruzan todas las razas.</div><div style="text-align: justify;">El rojo abrasivo de la tierra de los valles, el verde del follaje característico de la yerba en zonas cada vez más explotadas y menos selváticas, el celeste del cielo, se sumergen en cuadros que priorizan caballos y bueyes con carretas, infinidad de camionetas y camiones con la producción maderera local y peatones sobre la banquina que indican la alta densidad poblacional de los campos misioneros con innumerables minifundios de pequeños productores autónomos. Todo muy Bragentina…</div><div style="text-align: justify;">Pero la reactivación económica posterior a la “crisis del 2001”, con el dólar devaluado al triple entre las presidencias de Duhalde y los primeros años de Kirchner, motivaron el auge del turismo interior de los argentinos y transformaron para siempre la zona a través de un planificado consenso gubernamental. La ruta provincial 2 es, desde hace diez años, una trocha panorámica y asfaltada en su totalidad hasta la propia entrada del Parque Provincial Moconá -desde el idílico pueblito de Azara en el límite de los yerbatales con tierra correntina- que invita a recorrer sus 300 kilómetros para adentrarse en los misterios de la “Ruta de la Selva” (foto) y su naturaleza tan caótica como exótica.</div><div style="text-align: justify;">Arribando a la cuesta final que compensa la ruta 2, por la garita de los Guardaparques, un mirador a la vera del camino permite divisar una amplia terraza natural de vegetación, donde uno descubre que llegó hasta el punto máximo de una sierra, frente a la cual se despliega un gran valle selvático de copas de árboles y, de fondo, el siempre presente río Uruguay.</div><div style="text-align: justify;">Esos otros tiempos, aquellos que me contaba Vini en la calma de una noche de selva sin más luz que la de los caprichos cíclicos de la luna, todavía obligaban al turista curioso de ocasión a caminar más de una hora con el agua hasta las rodillas, por el arroyo Yabotí, para poder conocer los misterios del Moconá y ver la sucesión de cataratas ladeadas sobre el margen argentino del cauce. Si el Uruguay no estaba lo suficientemente bajo, se hacía imposible llegar a ver los saltos de este lado de la frontera, donde el río cae longitudinalmente por una falla geológica milenaria que hundió el suelo: el curso del río se quiebra en ese punto para descubrir un suntuoso escalón natural de piedra que absorbe su propia agua.</div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RM4l3igSFidAUdcvo9rz3b3ekqjs3KNshqOHuZWXZSrIEnfhHOt08bA7mM9loTOR0BXZiLMK_Xog0uqnmaLhvIdwvKVxkJ_xFmkXWclC3SEVrMitUgU5C0fEE3qUG4XuWTjWccdGyJ8tRVj-CwUQ0ZyVORtFYgf5JALjTZTnu8zmzRP7sA/s1536/mocona1.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="864" data-original-width="1536" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RM4l3igSFidAUdcvo9rz3b3ekqjs3KNshqOHuZWXZSrIEnfhHOt08bA7mM9loTOR0BXZiLMK_Xog0uqnmaLhvIdwvKVxkJ_xFmkXWclC3SEVrMitUgU5C0fEE3qUG4XuWTjWccdGyJ8tRVj-CwUQ0ZyVORtFYgf5JALjTZTnu8zmzRP7sA/s320/mocona1.jpg" width="320" /></a></div>Los años, además, modificaron la aventura para siempre: la muerte de una turista en la excursión a las piedras superiores desde donde se divisaban antiguamente las cascadas, originó que hoy solo se permita, del lado argentino, abordarlas por abajo, subiendo el lecho del río Uruguay en lancha. Entrando al estrecho y profundo cañón natural de 50 metros de ancho que se forma entre las paredes de piedra basáltica, se llega desde los muelles que la empresa concesionaria de turismo tiene sobre las barrancas del parque provincial, ese que integra la reserva de biosfera Yabotí, el terreno de selva subtropical más extenso de suelo argentino. Al navegarlo, uno parece nadar en un túnel cinematográfico que lo depositará en alguna escena brumosa con Willem Dafoe surcando en lancha algún arroyo de Vietnam en la canónica “Pelotón”.</div><div style="text-align: justify;">Solo las Cataratas del Iguazú, intuyen todos demodé, pudieron eclipsar durante décadas la pletórica búsqueda de estos saltos escondidos en el alto del río Uruguay, donde confluye -como en una pulseada de colosos- con el imponente Guazú que baja desde las Cataratas. El progreso de la infraestructura vial aceleró la llegada del gran turismo ocasional que visita año a año la provincia; y mucho más en tiempos de pos cuarentena.</div><div style="text-align: justify;">La excursión en lancha hacia la boca más angosta del Uruguay es un recorrido de diez minutos, entre saltos de agua en el margen izquierdo y una decena de turistas del lado brasileño, a la derecha, fotografiando el canturriar de las cascadas sobre la ladera seca del Moconá. A la imponente pintura del agua arremolinada y la espuma salpicando los infinitos arco iris que se forman, se inyecta la estruendosa orquesta de cientos de cascadas que caen a no más de 15 metros de altura.</div><div style="text-align: justify;">El regreso ya es en horas de la tarde. Hubo almuerzo en forma de picnic, con un infaltable chipá so’o –un exquisito pan de maíz, relleno con carne y queso y repleto de proteínas- y varios tererés para paliar el calor. Ahí me reencontré con Vini para dar un último chapuzón en el remanso selvático que propone el arroyo Paraíso, con su serpenteante y sepia geografía y las tempranas sombras que se forman por la omnipresencia del sol, que le hace fuerza a la flora para penetrar en la tupida vegetación.<br /><br /><div><span style="font-size: x-small;"><b>Protesta laboral</b></span></div><div><span><span style="font-size: x-small;">Desde diciembre y durante las fiestas de fin de año, laburantes del Parque Provincial Moconá reclamaron por aumentos de sueldo para equiparar los salarios a la canasta básica. Con jornadas de ocho horas diarias para la recepción de turistas, los trabajadores se nuclearon en asamblea para denunciar la “precarización laboral” del Ministerio de Turismo. Es que a las ocho horas diarias de servicio se les suma el tiempo del viaje de ida y vuelta desde la localidad de El Soberbio, de donde son la mayoría de ellos, hasta el parque. “70 kilómetros que se hacen en una hora mínimo, por lo que, en la práctica, terminamos trabajando más diez horas diarias en promedio”. Un sueldo básico de un trabajador del parque no superaba, a marzo de 2022, los 50.000 pesos.<br /></span><b><span style="font-size: x-small;"><br />Corredor Turístico Verde del Litoral</span></b><div><span style="font-size: x-small;">Está conformado por cuatro extensas áreas: el Parque Nacional Iguazú y los Saltos del Moconá, en Misiones; los Esteros del Iberá, en Corrientes; El Impenetrable Chaqueño y el Bañado de la Estrella, en Formosa. Unidas por una visión ecoturística, dice el folleto, “son un polo de desarrollo que alienta la conservación de las especies que en ellas habitan”. Sus objetivos son la preservación de las masas selváticas, de las nacientes y cuencas de ríos y arroyos y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la zona. La Reserva de Biósfera Yabotí y el Parque Provincial Moconá son parte del corredor verde de Misiones.<br /></span><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/05/06/mocona-las-cataratas-ocultas-de-la-selvatica-misiones/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div></span></div></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-42638167855830726282022-04-05T11:35:00.004-03:002022-04-23T11:54:59.231-03:00Malvinas<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg4lr-F9_5IWJbw5rO4BM7yhfp3g5xg_LMlYQwBiONeuF5uE4Mywip8cdPAc1yvkQRP8w2qGW6xDyW_RBG5R-wePFmuyxm-9VaTJDT6EkKNifjjjvyZSDCf62F4xO9r-1ujrJNE4FtXIxzmGlEf9Px_OKmI2UjhwE4mbdbfammw2bAJ507JQ/s1920/278210833_10160063920812020_5947937810351678507_n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg4lr-F9_5IWJbw5rO4BM7yhfp3g5xg_LMlYQwBiONeuF5uE4Mywip8cdPAc1yvkQRP8w2qGW6xDyW_RBG5R-wePFmuyxm-9VaTJDT6EkKNifjjjvyZSDCf62F4xO9r-1ujrJNE4FtXIxzmGlEf9Px_OKmI2UjhwE4mbdbfammw2bAJ507JQ/s320/278210833_10160063920812020_5947937810351678507_n.jpg" width="180" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo primero que huelo con Malvinas es el puré: la papa pisada apenas con un tenedor, sobre un deforme y rayado plato violeta de plástico, mezclada con leche y manteca. Casi nunca caliente.</div><div style="text-align: justify;">La razón detrás de ese enfriamiento prematuro, pensaba ya de grande y en tiempos no tan adolescentes, era que el almuerzo tibio aceleraba los tiempos regulares de la ingesta. De esta forma, la que decía ser "mi seño" terminaría más rápido con aquel trauma. También podía tratarse de un pequeño cuidado hacia los nenes disfrazados en prolijo celeste, de esa primera salita de jardín, para que no se quemaran al comer. Pero esta hipótesis quedaba siempre descartada, por mi, por su poca fidelidad con la realidad.</div><div style="text-align: justify;">Es que jamás comí ese puré. Ni tampoco pude volver a comer otros. Ni comidas que tuvieran esa consistencia y estuvieran salpicadas con eso que tanto repelo como mezcla: leche y manteca.</div><div style="text-align: justify;">La edad, además, lacera como aguja hipodérmica en el tamiz de la memoria. Vivencias de energías mensurables que inoculan recuerdos y configuran infancias y adolescencias. Traumas, karmas, algo así, explican ahora en términos "de psiquis".</div><div style="text-align: justify;">Por eso, por la edad, nunca llegué a relacionar Malvinas con el escaso recorrido de las sinonimias hegemónicas que contextualizaron esa guerra: el Mundial de Fútbol de España con Menotti, Maradona y todos los otros habilidosos compañeros de equipo que, decían, nos harían bicampeones mundiales; o la marcha de sindicalistas y laburantes de los días anteriores al desembarco en las Islas, para echar a los milicos, en el enclave porteño de manifestación: la Plaza de Mayo.</div><div style="text-align: justify;">No: nunca pude; naturalmente, por eso de la edad. Estaba por cumplir cuatro años, que se celebrarían el mismo día de la rendición. Los recuerdos de amiguitos y velitas son más gratos y posteriores.</div><div style="text-align: justify;">Y, entonces, Malvinas siempre será ese puré. Ese jardín de avenida 7 casi 62 con nombre de prócer. Y esos almuerzos obligados de papa pisada con sabor a nata y manteca tibia que me negaba a comer, cerrando la boca con quejas de capricho, aunque la que se hacía llamar "la seño", no sin ayuda de superiora, intentara infructuosamente metérmerlo a la fuerza. Y las arcadas posteriores: era el olor de la papa, la manteca y la leche, todo pisado y tibio. Todo el puré que ni a los 40 pude volver a comer.</div><div style="text-align: justify;">Y llegaba mi abuela, la checoslovaca que siempre tenía un strudel de manzanas a mano, o mi vieja, Pity, a buscarme. Y yo corría hasta la vereda, siempre salpicada de agua por la irreverencia de las baldosas acanaladas de color ocre, abrazando el aire para contarle todo lo mala que era la maestra que se hacía llamar "la seño". La joven que siempre será una señora, por decantación generacional lógica, que enseñaba en pleno Proceso y zamarreaba a mis compañeritos para que comieran ese puré de papá, manteca y leche que también era su trauma. Como su vida: tibia y violenta como el puré que me hacía llorar y me daba arcadas en ese invierno de 1982.</div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-58921383099544803852022-02-19T11:45:00.001-03:002022-02-22T21:46:10.546-03:00Jineteada y tradición gauchesca en Altamirano<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjiwNSblL-y45-JCvYrhYyX5c-N9CQ2GkXEMOQxhfoHFN1hGXruWbwwLms_PHShTsJE7Dt7QO_TmKJiZscg_SqpveImrbVlU_eKRePYGSMWPebr6ejN9LbaV-GCqgeHqsqdpT4QevGYG5hPPqrZ8oLMJIeU_ztpnRlIkJb_qnsk9GlAZcq4hw=s3264" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1632" data-original-width="3264" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjiwNSblL-y45-JCvYrhYyX5c-N9CQ2GkXEMOQxhfoHFN1hGXruWbwwLms_PHShTsJE7Dt7QO_TmKJiZscg_SqpveImrbVlU_eKRePYGSMWPebr6ejN9LbaV-GCqgeHqsqdpT4QevGYG5hPPqrZ8oLMJIeU_ztpnRlIkJb_qnsk9GlAZcq4hw=s320" width="320" /></a></div><br />A sólo 60 kilómetros de La Plata, el pequeño pueblo del partido de Brandsen vivió el domingo su “gran fiesta gaucha”. La primera tras el aislamiento obligatorio impuesto por la pandemia. Más de dos mil lugareños y bonaerenses vibraron entre ritmos tradicionalistas, folklore, jinetes y potros de la vida gauchesca</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay una jerga, que escucharé sentir durante toda la tarde, que uno desconoce. Modos, costumbres, cotidianeidades que configuran una estética visual, corporal, hasta en las maneras del decir, de pronunciarse. Pero no hay apariencias: son tradiciones, entiendo, que se replican de generación en generación en las familias que le ponen el cuerpo a este evento en la primaveral tarde de febrero, en Altamirano, a poco más de 60 kilómetros de la capital bonaerense.</div><div style="text-align: justify;">Entonces, entro, y me encuentro con tropilleros (cuidadores de caballos que también ayudan cuando vence el tiempo de la monta), jinetes (los que montan los caballos), decenas de potros (baguales o “salvajes”, al estilo de aquellos caballos patagónicos de la película de los ’90 de Alterio y Sbaraglia, y pingos), palenques (las postas numeradas desde donde parten los jinetes) y aperos (el conjunto de accesorios que viste al caballo en su montura o recado: estribo, cincha o faja, sudadera, encimera, alfombra, bastos o almohadillas, cabezal, guatana, entre tantos más). Y las distintas categorías de concurso, claro: crina limpia, grupa, bastos…<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEidZnnqh88alWtN1I-jF4nMA-ZPLcTAYwr6Foa3a1W7gCPY-lJdT44gbIyJ6tbdNM9M0Qewi0EPUz2UkX3yf977BVeXrmYnBpsl8Tb_1SHQIPaJONKMG6vqP1dG_bzhjbVl4e1oP8ZwJyUbJ_cZo_H3_bx-T9dd7Uru9jL7ByXEHel0xu8mKA=s3264" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1632" data-original-width="3264" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEidZnnqh88alWtN1I-jF4nMA-ZPLcTAYwr6Foa3a1W7gCPY-lJdT44gbIyJ6tbdNM9M0Qewi0EPUz2UkX3yf977BVeXrmYnBpsl8Tb_1SHQIPaJONKMG6vqP1dG_bzhjbVl4e1oP8ZwJyUbJ_cZo_H3_bx-T9dd7Uru9jL7ByXEHel0xu8mKA=s320" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Un domingo entre jinetes</b></div><div style="text-align: justify;">Llegué a Altamirano casi de casualidad; como todo “bicho de ciudad”, bah, que no tiene, en el radar de la agenda diaria, “eventos gauchescos” en el señalador. Una visita ocasional de miércoles, a Brandsen, dio con un pequeño afiche y su cronograma de fin de semana: “1ra. Fiesta de las Emociones. Domingo 13 de febrero 2022”. Que en efecto, sabría después, era la segunda gran fiesta de jineteadas de Altamirano tras la organizada, también a beneficio de la Escuela Primaria N°4 del pueblo, en las semanas previas al ASPO. Coordinada, como esta vez, por Marcos Chiclana, su familia y amigos.</div><div style="text-align: justify;">Así, hay toda una liturgia que me va contagiando a medida que me acerco al predio: un amplio sector, delimitado como triángulo entre el acceso asfaltado a Altamirano (que corre paralelo a las vías del FFCC Roca que se despliega entre Mar del Plata, Chascomús y Constitución) y un camino rural de tierra con rumbo norte hacia el río Samborombón.</div><div style="text-align: justify;">La entrada al predio está sobre una tranquera perpendicular a la calle lateral de la escuela primaria. Hay, a la izquierda, un pequeño tráiler guarecido del sol del mediodía con sombrillas. Las cuatro personas, con sobrada amabilidad, toman mate y explican los alcances de la jornada. Ahí se canjean los bonos a beneficio de la EP4 que permiten el acceso. Algunas familias numerosas, incluso, “piden precio” para guardarse algún mango y gastarlo en la barra de la improvisada cantina.</div><div style="text-align: justify;">El acceso a pie hasta el escenario tiene más de cien metros de largo, con autos y -sobre todo- camionetas con carros-jaula para trasladar a los animales, estacionadas prolijamente a los costados dejando el espacio necesario para que el lugar no quede taponado si alguna ambulancia sale de emergencia por contingencias con los jinetes al montar los potros.</div><div style="text-align: justify;">Detrás del escenario, que corona, en el centro, el predio alambrado donde se realiza la jineteada, se genera un ancho espacio bendecido con las sombras de árboles varios de la llanura bonaerense. El sol, a esta hora de la tarde, ya quema como en el verano, pese a la necesaria brisa que matiza y ayuda a los concurrentes. Allí están, clavadas sobre estacas, y a 45 grados para que se cocinen con el calor parejo de los leños, las vaquillonas, los lechones y los corderos, justo detrás del tablón extendido que oficia de cantina. Se venden vinos, cervezas, gaseosas, aguas, fernets de litro con Coca. Y todos esos cortes de carne por kilo o al pan.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhtr4kouPuSmZJQIhTXq2ocHbzaLmPXBiB9tOEdZTijHjyLMRs7XBihap8hTHPoKQNbuh_aeRfB7EyRrrDyIKMkHte8gsx1sDJ4gkMbY2XKx0-NFq6AYkCqYVBOZSJJniax6DoHsuO3lth7cb-Z71G-RwafXIsPVPBlStWvdBBgtsLjitjQYA=s3264" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1632" data-original-width="3264" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhtr4kouPuSmZJQIhTXq2ocHbzaLmPXBiB9tOEdZTijHjyLMRs7XBihap8hTHPoKQNbuh_aeRfB7EyRrrDyIKMkHte8gsx1sDJ4gkMbY2XKx0-NFq6AYkCqYVBOZSJJniax6DoHsuO3lth7cb-Z71G-RwafXIsPVPBlStWvdBBgtsLjitjQYA=s320" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>La dolce vita</b></div><div style="text-align: justify;">Nada de escenarios fellinescos que puedan representar, entre estas hectáreas del partido de Brandsen, el espíritu hedonista que incita el italiano en su película. Pero hay un “vigor republicano”, de solidaridad común, que trasunta la ausencia de conflictos de clase: unos y otros, propietarios y “gauchos”, se complementan a beneficio de la escuela. Y son partes necesarias del evento. De principio a fin. El “sueño” del fin de la grieta…</div><div style="text-align: justify;">Los concursos tienen jurados (o “comisarios” de prueba) y empiezan antes del mediodía. El primero es la rueda de grupa, categoría en la que los jinetes montan sobre un cuero de oveja, relleno en el centro y cocido para darle forma de triángulo, atado al cuerpo del animal. Con una mano sostienen el rebenque; y, con la otra, las riendas, obligados a no charquear, a no tocar al caballo con las manos. Los movimientos nerviosos del animal “salvaje”, sumado a la fuerza que necesariamente hacen los propios jinetes, generan una gran polvareda, muchas veces, que es celebrada con gritos y aplausos por los espectadores que se amontonan alrededor del alambrado del predio.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiN5Em6NUPV-9AotisFagFik4WLMbde3mXDfH4tgHCFYO_MlYaKHEqv24slKCUiLf_w8enkq12EBArVw_hl1liZG7gA6PjMzDppTZui6NiDWnPhGKKRUeY2Q73hfdwN-qbtPJVWq70By_13kLON4tqNZcskmr0K5Ss5ndkTNh5Jq7gMseJVkA=s2901" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1632" data-original-width="2901" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiN5Em6NUPV-9AotisFagFik4WLMbde3mXDfH4tgHCFYO_MlYaKHEqv24slKCUiLf_w8enkq12EBArVw_hl1liZG7gA6PjMzDppTZui6NiDWnPhGKKRUeY2Q73hfdwN-qbtPJVWq70By_13kLON4tqNZcskmr0K5Ss5ndkTNh5Jq7gMseJVkA=s320" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjRyIQbcyCSXlLodlpBLwESO6PBwAJ6Oba6fRjfiNuvtsU327tg6SWoeK1nK_Gebp__Q5Wysz-y6LCr--aZMavW7Ln5GduTO9GMBr3VKKb5yv-gxUr8x9YX3TlhalMSOiHHEsjHyx6HJT1sdNE_95n84l-yRlpf1Rkc5N62bwjTZ0Cg0Xe9Bg=s2901" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1632" data-original-width="2901" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjRyIQbcyCSXlLodlpBLwESO6PBwAJ6Oba6fRjfiNuvtsU327tg6SWoeK1nK_Gebp__Q5Wysz-y6LCr--aZMavW7Ln5GduTO9GMBr3VKKb5yv-gxUr8x9YX3TlhalMSOiHHEsjHyx6HJT1sdNE_95n84l-yRlpf1Rkc5N62bwjTZ0Cg0Xe9Bg=s320" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">La tarde, después del almuerzo pese a que éste se prolonga hasta que se pone el sol aun habiendo mate y bizcochuelo, será el tiempo de la jineteada con bastos, donde, a diferencia de la primera, el jinete usa estribos y está obligado, durante la jineteada, a no perderlos nunca ni sacar los pies de ellos. En estas competencias, que suelen durar entre 8 y 12 segundos, los jinetes no usan espuelas, tan criticadas por las asociaciones protectoras de animales ya que, con sus espigas de metal, se pincha y golpea al caballo para dirigirlo cuando se intenta domarlo.</div><div style="text-align: justify;">Hay un sinfín de gauchos con la liturgia de pies a cabeza: visten prolijas bombachas de campo con alpargatas o botas de potro, cinturón, faja, camisa, chaleco y, por supuesto, el facón con escuche cruzado a la altura de la cintura. Muchos beben y comen carne sobre el pan o sobre tablas de maderas, mientras esperan el turno de la monta y comentan las vicisitudes del resto de sus compañeros ocasionales. No hay ensaladas porque nadie vende. Pero muchos la traen armada en su propia conservadora, donde también suelen colar hielo y bebidas varias. Otro punto muy favorable del éxito del evento, éste: cada familia puede traer su propia vianda sin que nadie lo prohíba.</div><div style="text-align: justify;">El escenario tiene la animación constante de un locutor que explica y relata cada una de las salidas de los jinetes, con sus nombres, su origen, su especialidad. Allí me entero que la convocatoria colmó todas las expectativas, con jinetes llegados de todos los rincones de la Provincia de Buenos Aires. Algo que podría originar, a esperanza de los organizadores, que la convocatoria de la jineteada anual de Altamirano tenga trascendencia provincial y, ¿por qué, no?, nacional.</div><div style="text-align: justify;">El locutor está asistido por un coplista campero que, con su guitarra, ameniza el evento y los tiempos que se generan entre una monta y otra mientras los tropilleros y ayudantes de campo acomodan a los potros en los palenques. Imposible que no exista algún bagual corcoveando, que se niegue a que lo aten al palenque antes de la monta.</div><div style="text-align: justify;">“Estamos muy contentos con la respuesta de la gente. Nos emociona. Nos sobrepasó. Fue extraordinario. La primera fiesta (NdR: febrero de 2020, antes del inicio de la cuarentena obligatoria) tuvimos un marco buenísimo, de mil y pico de personas, pero hoy debe haber habido más de dos mil. El doble”, me cuenta Marcos Chiclana, organizador y coordinador del evento, ya cuando el sol se oculta y suenan las primeras cumbias de la banda del Muñeco Valdez.</div><div style="text-align: justify;">“El broche del final de los potros salió muy bueno. Lo mismo las montas especiales: todo muy lindo y en familia”, agrega, ya cerrando, y acomoda su sombrero en un rostro que no puede disimular la alegría y el cansancio a sol de la jornada.</div><div style="text-align: justify;">Pero es domingo. 21.30. Y fin de fiesta: el lunes a la vuelta de la esquina.</div><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2022/02/19/jineteada-y-tradicion-gauchesca-en-altamirano/">90 Líneas</a>.<br /><br /><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-90315114904442257542021-12-05T10:06:00.000-03:002021-12-21T18:14:52.016-03:00La prehistoria del clásico platense<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEil6edl8eXwofWLxPyXZaPcY7hCh4yACFmqZwTKF_-cr-N0C1I3hyrWfmuQDxXfJfeQzhV0rOGAQ9jdFUKlqUBFRlloXzOvmqpJIXsQElexDMSjPwGzVz-E7-MZ1Csls0uVliFIsS1ojEtNa9W28xaaFq9A0T5Dgyhv2vcvaMDYiBC3KZ77vw=s520" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="520" data-original-width="411" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEil6edl8eXwofWLxPyXZaPcY7hCh4yACFmqZwTKF_-cr-N0C1I3hyrWfmuQDxXfJfeQzhV0rOGAQ9jdFUKlqUBFRlloXzOvmqpJIXsQElexDMSjPwGzVz-E7-MZ1Csls0uVliFIsS1ojEtNa9W28xaaFq9A0T5Dgyhv2vcvaMDYiBC3KZ77vw=s320" width="253" /></a></div><br />Hitos de la era amateur, con partidos no tan amistosos y una rivalidad que hoy encuentra a pinchas y triperos en el clásico 223 de su historia</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La historia oficial empezó el domingo 27 de agosto de 1916 cuando por primera vez Estudiantes y Gimnasia se enfrentaron en un partido por el campeonato de primera división de la por entonces Asociación Argentina de Football (AAF). Ganó Gimnasia 1 a 0 con un gol en contra del defensor albirrojo Ludovico Pastor. Pero hay que retroceder diez años en el tiempo para conocer la verdadera génesis.</div><div style="text-align: justify;">Se sabe, el derby que enfrenta a los principales clubes de fútbol local nace de las ramas de un mismo árbol, de un tronco común a partir de un desprendimiento forzado por la situación. Corría 1905 y Gimnasia se vio obligado a liberar la denominada Plaza de Juegos Atléticos ubicada en 1 y 47, cuyos terrenos habían sido cedidos por el gobierno para la construcción de la Universidad Nacional de La Plata. Esto provocó un cisma entre los asociados, que se dividieron entre los que proponían salir a buscar un nuevo predio para instalar la cancha de fútbol y otros que se inclinaban por resignar las actividades deportivas y limitar la institución a la faceta social. En efecto, el segundo grupo impuso su parecer y llevó al club a abandonar la liga de fútbol. En tanto, el otro sector optó por la escisión y dio vida al Club Atlético Estudiantes, fundado el 4 de agosto de ese año.</div><div style="text-align: justify;">Gimnasia sólo volvería a la práctica del deporte en 1915, cuando a raíz de un conflicto interno varios jugadores de Estudiantes abandonaron la institución para pasarse a las filas del Club Independencia. Poco tiempo después, esta institución terminaría fusionada con Gimnasia que, ese mismo año y en una campaña inigualable, consiguió el ascenso a primera división.</div><div style="text-align: justify;">Así, entonces, llegamos al debut clásico del 27 de agosto de 1916: en la fecha 14 del campeonato, Gimnasia y Estudiantes se vieron las caras por primera vez. En el encuentro, arbitrado por Hugo Gronda, y disputado en el predio de 1 y 57, se enfrentaron viejos amigos y ex-compañeros con los colores trocados: en la escuadra gimnasista había cuatro ex Estudiantes: Emilio Fernández -el arquero récord que jugó en Argentina representando tanto a Gimnasia como a Estudiantes-, Ángel Bottaro, Diómedes Bernasconi y Américo Girotto. Por su parte, en el equipo albirrojo se alistó Edmundo Ferreiroa, el único jugador que tras un breve paso por el plantel de Gimnasia había decidido pegar la vuelta a Estudiantes.</div><div style="text-align: justify;">Promediando el primer tiempo sobrevino el autogol de Ludovico Pastor. Algunos relatos de la época adjudicaron la desgracia a un percance: el zaguero había jugado con un par de botines prestados en el vestuario ya que al llegar a la cancha advirtió que había olvidado los suyos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><b><div style="text-align: justify;"><b>Un sport popular</b></div></b><div style="text-align: justify;">Pero el Pincha se tomaría revancha rápidamente al ganar el primer amistoso programado para la temporada del ´17 -1-0 con un gol de Juan José Lamas, de penal- y el único choque pautado por el campeonato oficial, jugado el 1 de julio de ese año. Fue otra vez victoria albirroja, pero ahora con goleada (3-0) y un gol incluido de Américo Girotto, que la temporada anterior había vestido la casaca albiazul. El primer registro local de lo que con el tiempo se conoció como la "ley del ex". Los tripas no le perdonaban su vuelta a Estudiantes y hasta intentaron cobrarse el vuelto agrediéndolo en pleno partido.</div><div style="text-align: justify;">Era tan alta la expectativa por el clásico que el fervor popular se mimetizaba, incluso, en las prácticas empresariales de los medios: el diario El Día puso pizarras fijas, en el frente del inmueble de diagonal 80, para dar “una información lo más precisa posible de las incidencias culminantes que nos transmitirán desde la cancha cada veinte minutos”. Un antecedente informativo que precedió a las transmisiones radiales de los partidos de fútbol.</div><div style="text-align: justify;">Habían sido años, además, donde los que no tenían el mango para las entradas se las ingeniaban para ver el partido de trampa, trepando a los techos de los cuarteles de avenida 1, invadiendo las copas de los árboles linderos a la cancha y hasta los carros de los vendedores ambulantes. El pueblo se negaba a que intentaran “aristocratizar un sport evidentemente popular”, como decía la prensa de la época.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>La tangana de 1917</b></div><div style="text-align: justify;">En aquellos años fundacionales se gestó la rivalidad que llega hasta hoy, a pesar de que las hinchadas no puedan verse las caras en un mismo estadio. La pica iba en aumento y tuvo una raíz inquebrantable que se afirmaría en tierra el 16 de septiembre de 1917. Programado, en principio, para el 30 de agosto y a beneficio del Sportivo Platense, el segundo amistoso del ’17 -que, en efecto, era el cuarto enfrentamiento de la historia entre ambos -quedó trunco por unas semanas. Pero ambas instituciones se pusieron de acuerdo, finalmente, y celebraron la brega postergada a beneficio del Centro de Cronistas.</div><div style="text-align: justify;">La cancha, otra vez, lució atiborrada: ambas graderías, la platea oficial y el rastel que circundaba la cancha de calle 1, colmadas de gente de ambos bandos con sus clásicos sombreros. Fue la tarde en que se pusieron en juego doce medallas de oro donadas por el interventor de la Provincia, José Luis Cantilo, quien debía entregarlas en persona al final del juego.</div><div style="text-align: justify;">Sin embargo la condecoración quedó en eso, en apenas una idea. La motivada rivalidad por los enfrentamientos en cancha entre los viejos compañeros de equipo trepó al excelso aquella tarde. Y todo se resumió en una escena de pujilato. Ovidio Duarte Indart, el goalkeeper pincha, descolgó un tiro de Capparelli. Tomó la pelota e hizo un firulete en el aire buscando la reacción de Roberto Felices. Enojado por la gastada, el delantero tripero intentó robársela, con más fuerza y vehemencia que la habitual. Indart, rápido para el llamado, no se quedó atrás: despejó la pelota y resolvió el entrevero con una trompada a la mandíbula que desmayó a Felices.</div><div style="text-align: justify;">La batalla seguiría adentro y afuera del predio: mientras los jugadores discutían y amagaban seguir la trifulca con el partido ya suspendido, los hinchas entraron a la cancha, rompieron las barandas de contención -aún no existía el alambrado olímpico-, arrancaron las redes de los arcos y quemaron varios escalones de las pequeñas gradas. Tal fue la magnitud de la tangana entre las hinchadas, que hasta hubo una guardia policial de vigilia durante toda la noche, en 1 y 55, para evitar más incidentes.</div><div style="text-align: justify;">La Comisión Directiva de Gimnasia condenó a Estudiantes “con una manifestación de desagrado” por el comportamiento de su público y a su arquero, Duarte Indart, inhibiéndolo para mantener “relación alguna con la institución”. Estudiantes resolvió, al unísono, cortar relaciones con Gimnasia. Sería el último amistoso de confraternidad entre pinchas y triperos hasta 1948.</div><div style="text-align: justify;">¿Las medallas? El Centro de Cronistas resolvió exhibir los premios -nunca adjudicados por la suspensión y el 0-0 final- en la tienda Gath & Chaves de la tradicional esquina de 7 y 50.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Un faltazo épico</b></div><div style="text-align: justify;">La fecha inicial del torneo de Primera de 1919 pautaba por calendario un inusual nuevo enfrentamiento platense. Domingo 16 de marzo y, otra vez, en el field de Estudiantes. Hubiera sido el último enfrentamiento entre ambos. Luego los albirrojos se desafiliarían de la AAF, para sumarse, en 1924, a la disidente Asociación Amateurs de Football, en la que ya jugaba Gimnasia.</div><div style="text-align: justify;">Hubiera sido porque al clásico le faltó el árbitro, ausente sin aviso. Las hipótesis más aventuradas vieron esa tarde al citado Piovano paseando sobre avenida 7; otros, en la estación de trenes de 1 y 44 con un delegado de Estudiantes que le habría insinuado la conveniencia de volverse para suspender el pleito; o que se había perdido entre las apuestas del hipódromo local. Chismes, dirían. Para muchos otros cronistas, los delegados de ambos clubes sabían de la posible ausencia del referee y, por eso, trataron de suspender el partido antes de la reacción enardecida de la multitud. Hubo hasta una idea de jugar con un juez local y de hacer el partido de forma amistosa. Tampoco lo lograron.</div><div style="text-align: justify;">Lo cierto es que, en aquel 1919, no hubo clásico. Y pasarían cinco años hasta un nuevo enfrentamiento entre pinchas y triperos.</div><div style="text-align: justify;">El árbitro, va de suyo, jamás llegó…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>El gol olímpico que no fue</b></div><div style="text-align: justify;">La historia no oficial, en tanto, confirma que el delantero de Gimnasia, Luis Rimassa, se adelantó en el tiempo al famoso wing quemero Cesáreo Onzari. Había sido el que quedó en la leyenda como autor del primer gol olímpico de la historia, en octubre de 1924 en el marco de un Argentina-Uruguay.</div><div style="text-align: justify;">El 15 de junio de 1924, por la novena fecha del campeonato, Estudiantes y Gimnasia volvían a la tradicional lidia tras el impasse de seis años por el quiebre de la asociación oficial -la hoy AFA- que bifurcó a los equipos platenses por distintos caminos. Se jugaban 40 del primer tiempo cuando Rimassa pateó un córner quirúrgico, combado e inusual con la otrora pelota de tiento, que penetró en el arco sin que Bologna, el arquero de Estudiantes, pudiera desviar la pelota. Tampoco hacía falta: el árbitro, Enrique Diez, anuló el gol de inmediato, como marcaba el reglamento. El intenso partido terminaría igualado 1-1.</div><div style="text-align: justify;">Pero la Internacional Board había producido una trascendente modificación reglamentaria antes de ese clásico: los tiros de esquina dejaban de ser indirectos, siendo válido, a partir de ese momento, el gol convertido en forma directa por un remate desde el córner.</div><div style="text-align: justify;">En Argentina nadie sospechaba ni tenía notificación del cambio de normativa; tampoco el árbitro y menos aún Rimassa. La noticia de la variante reglamentaria llegó semanas después y Onzari aún tiene los lauros de la historia que le corresponderían al delantero de Gimnasia.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Bajo "Ley Marcial"</b></div><div style="text-align: justify;">Lo más ilustre del fútbol argentino se podía resumir, hacia el final de la década del ’20, en un rectángulo de juego donde se disputó un clásico de La Plata. De un lado, la histórica línea delantera pincha de “Los Profesores” -Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita-, Armando Nery o el destacado centro-half, Francisco Pérez Escalá. Los triperos, con otros internacionales, como el goleador Morgada, Pancho Varallo o José María Minella, el marplatense de trascedente campaña en el Lobo, River y en el Seleccionado.</div><div style="text-align: justify;">El último choque de la era amateur, en 1930, tuvo cinco goles y todos en el primer tiempo: cuatro rojiblancos y uno albiazul; también una doble suspensión: la del 31 de agosto, por la exactitud del match con la fiera tormenta de “Santa Rosa”, que obligó a postergar los partidos de la zona metropolitana; y la del 6 de septiembre, por el golpe militar del general nacionalista ultracatólico, José Uriburu, contra el gobierno de Hipólito Yrigoyen.</div><div style="text-align: justify;">Pudo haber existido una tercera, dispuesta por la jefatura policial de la Provincia, por entender el organismo que no contaba con los efectivos necesarios “para asegurar el orden”. Pero hubo acuerdo entre la fuerza y los directivos de ambos clubes, veinticuatro horas antes: el partido se jugaría bajo “Ley Marcial” el 14 de septiembre de 1930.</div><div style="text-align: justify;">“El cuerpo encargado de asegurar el orden comunicó más tarde al Club Atlético Estudiantes que las medidas tomadas para asegurar el orden estaban comprendidas dentro de la Ley Marcial, prohibiéndose en forma absoluta la portación de armas y que los concurrentes serían revisados antes de entrar al field. Como pueden advertir los aficionados, es innecesario recordarles la severidad de tales disposiciones y la necesidad de conservarse dentro de una absoluta corrección”, se leería en los diarios de aquella época.</div><div style="text-align: justify;">Estudiantes y Gimnasia, mens sanas y pinchas, reescriben la historia, 105 años después del primero de todos. El partido número 223 -entre oficiales y amistosos- en el que se cruzarán los tradicionales rivales, con el mismo fervor de sus tiempos fundacionales. <br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://www.0221.com.ar/nota/2021-12-5-8-55-0-trifulcas-ley-marcial-y-jugadores-compartidos-la-prehistoria-del-clasico-platense">Begum 0221</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-50809051056173953082021-11-07T12:20:00.052-03:002021-11-08T17:15:51.285-03:00La vuelta del Candombe a las calles de Tolosa<p></p><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i><div class="separator" style="clear: both; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGSh24ZMbcRfPqyXv0ghAeLGzEwyEiye92kKGdnGhL1hdMnv1Z-1705ZL9IgcabWNK3C9Rfd25vbzSJhDi3EoPC1vWhxdiFPX1q6cwor8Kimn8ru97RInCM4nLBdNSnf4gMeK1/s2048/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%252815%2529.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGSh24ZMbcRfPqyXv0ghAeLGzEwyEiye92kKGdnGhL1hdMnv1Z-1705ZL9IgcabWNK3C9Rfd25vbzSJhDi3EoPC1vWhxdiFPX1q6cwor8Kimn8ru97RInCM4nLBdNSnf4gMeK1/s320/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%252815%2529.JPG" width="320" /></a></div><br />Llama un resplandor</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Ya están en la esquina</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Templando el tambor</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Y corre la lija</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Y crece el barullo</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Y arranca la clave</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>Parece que largó...</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i><b>“El Tambor”, Jaime Ross</b></i></span></div><br /><div style="text-align: justify;"><i>El regreso del desfile de llamadas terminó con la espera tras año y medio de pandemia y aislamiento obligatorio. El barrio de Villa Rivera, desde la esquina de 3 y 522, fue testigo del 16to. llamado anual para que las cuerdas de tambores de La Plata, Berisso y Ensenada copen la fundacional tolosana</i></div><br /><div style="text-align: justify;">No es casual la fecha elegida desde 2004 por un variopinto grupo de jóvenes platenses con iniciativas y amantes de la cultura candombera. Fue el año del primer llamado del popular Candombe del 25, una de las expresiones culturales más reconocidas de la región: fue un 25 de mayo de 1838, “fecha patria”, durante los años rosistas, cuando se autorizó oficialmente el desfile de comparsas y cuerdas de negros y mulatos por las calles de Buenos Aires. La población negra representaba, en ese entonces, casi el 25% de la densidad poblacional de la hoy capital argentina…</div><div style="text-align: justify;">Esta expresión popular de la cultura afrodescendiente -ineludible genealogía social de los esclavos negros forzados al continente americano en la época colonial- se celebra en La Plata todos los 25 de mayo. No pudo ser en 2020, cuando comenzaba la segunda etapa de la ASPO; y tampoco en el inicio de 2021, ya que desde abril se habían vuelto a limitar los encuentros sociales como consecuencia del exponencial aumento de contagios por covid.</div><div style="text-align: justify;">Pero fue ayer, nomás, en noviembre, para cerrar el año con una tradición que va camino a cumplir dos décadas y fue declarada de interés cultural por el Concejo Deliberante de La Plata.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhILIkCoK2v49hna0OBexzitXS3uu2hpHOdVSWVvyNB7THy4g2oGcn23Exx10Rp8V7hRYixNAKJ5lnI-k_mc3C74goc-fzYtEYPwn41Gb7IezSiC-Ff0JA-PD2zwcsPNfWh3SFj/s2048/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%25281%2529.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhILIkCoK2v49hna0OBexzitXS3uu2hpHOdVSWVvyNB7THy4g2oGcn23Exx10Rp8V7hRYixNAKJ5lnI-k_mc3C74goc-fzYtEYPwn41Gb7IezSiC-Ff0JA-PD2zwcsPNfWh3SFj/s320/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%25281%2529.JPG" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Historia candombera</b></div><div style="text-align: justify;">“Es candombe; no, murga”, me aclara un candombero de la Lonjas 932 de Tolosa, que me hace una mueca irónica y ríe, mientras se entrelaza una cintas blancas, desde el tobillo hasta la pantorrilla –referencia directa a los latigazos con que se sometía a los esclavos- sobre unas calzas negras que le cubren ambas piernas. Estamos sobre la ancha vereda de calle 3, altura 523, del lado de los viejos galpones ferroviarios de Tolosa y la guarda del FFCC Roca. Nos rodean innumerables tambores, cada uno con los colores característicos de las agrupaciones, varias parrillas al ras del piso con chorizos y hamburguesas –“no carnívoras” y de las otras- y un sinfín de termos, mates y botellas varias de cerveza, fernet y agua. La fiesta no ahorra condimentos.</div><div style="text-align: justify;">De 522 a 524, las comparsas se agrupan en tandas, sobre el paredón, para compartir los fuegos y el templado. Hay mucha madera, palets, cajones de verdura y pollo, leños. Ese llamador del alma que siempre es el fuego envuelve la ronda de tambores para templar las lonjas –los cueros- y lograr el punto justo de afinación antes de colgarse el instrumento. Las brasas que se vayan acumulando se echarán sobre un costado para mantener la temperatura de las parrillas o darle calor a los discos de arados, llenos de carne y verduras.</div><div style="text-align: justify;">Vuelvo a la frase: en realidad, <i>el Ñato</i> me estaba diferenciando el género musical de lo coreográfico teatral, mientras hacía sonar y afinaba el “chico”, el “repique” y el “piano”, del registro más agudo al más grave, tambores con los que forma la percusión la cuerda del candombe. Conformada, además, por personajes ancestrales como el “gramillero” o curandero con sus yuyos; la “mama vieja”; el “escobero” que barre las malas vibras y las mufas; y las “vedettes”, como cuerpo de baile, símbolos que representan el origen de esta música de ineludible resistencia contracultural. Se suman los portaestandartes y los banderilleros, que encabezan y abren la calle para que cada comparsa desfile.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6AgD9bZDWX2Yn3aII_mHWMWGIKepUWu7C-M8mSv2ijRGgVYHcwV8fTdH0ripCJUHhIluorQWexG8awswjLZ8cKIpajMqn3u66_CSwvSu_6CMnFkO_uLGPmQdBPGhFL0TGfOoY/s2048/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%252812%2529.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6AgD9bZDWX2Yn3aII_mHWMWGIKepUWu7C-M8mSv2ijRGgVYHcwV8fTdH0ripCJUHhIluorQWexG8awswjLZ8cKIpajMqn3u66_CSwvSu_6CMnFkO_uLGPmQdBPGhFL0TGfOoY/s320/llamada-tolosa-candombe-25-noviembre-2021%252812%2529.JPG" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>El desfile</b></div><div style="text-align: justify;">Varias comparsas de la región –esta vez no hubo agrupaciones de otras provincias ni del Uruguay- salieron pasadas las 15.30, emancipadas en mil colores. La procesión se mantuvo por calle 3, hacia el corazón del centro de Tolosa, donde el empedrado aún comulga para mantener las tradiciones. Aibá, La Cumbre, La Cuerda, el Candombe del Parque y Oieló, el Rejunte de Tambores, La Minga, Lonjas 932, Afro Raíz, Tambores Tintos e Influencia Negra, mostraron sus números y sus formaciones y le dieron al barrio, a la ciudad, los tonos y el ritmo por antonomasia de la resistencia a mano y tambor.</div><div style="text-align: justify;">Cuando cayó la tarde, la fiesta y la música siguieron con los grupos en el galpón del Villa Rivera, el club insignia del popular barrio tolosano de las "Mil Casas". A la jornada no le faltaron invitadas e invitados: Matías Mormandi, el Tincho Acosta, Doña Flor y sus Rítmicxs y la Murga Retirada.</div><div style="text-align: justify;">“Son muchos años de continuidad y trabajo. Y el barrio lo acepta, siempre”, me dice el Goma cuando le pido que me resuma el espíritu que se vive con cada nueva Llamada. El Goma, un emblema del candombe platense, maestro docente de muchos en el arte del tambor. Integrante de La Cuerda, la primera comparsa de La Plata y fundadora de este espíritu candombero de la ciudad. Ya llevan 21 años…</div><div style="text-align: justify;">El Colo está más allá. El Colo, otra alma tamboril de Lonjas 932, faro tolosano del candombe y, junto a La Cuerda, una de las más antiguas.</div><div style="text-align: justify;">“Salir con el tambor es una religión; una pasión. Hay que colgarse y tocar el tambor para sentirlo y gozarlo. Es un momento donde el tambor te transporta…”, me dice, mientras le gana la ansiedad y se reúne, dentro del patio del club, en todas las charlas que la pandemia había postergado.</div><div style="text-align: justify;">La 932 –el nombre resume la esquina donde iniciaron todo- se junta desde principios de los 2000. Ahora en 9 y 528, en la esquina de la toma eléctrica.</div><div style="text-align: justify;">Cae la noche y en el patio del Rivera suena Jaime. “No hay que olvidarse… el tambor”, se escucha resumir a Ross en su popular oda al candombe. Que así sea, siempre: Tolosa, empedrado y Candombe del 25. El barrio del tambor.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/11/07/la-vuelta-del-candombe-a-las-calles-de-tolosa/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-70142211605004236492021-10-24T10:16:00.043-03:002021-11-08T17:51:16.414-03:00 Arana: la mayor tragedia de la aviación local<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhleIAzHcVstsMuh7mP3lD7t5D_WqYHBTm4f9NrY92XbRX8g8jvNcmJM-bloGyQmmyc67MgqfSiqAd2I21165lGGdXTRKSsEiZoFKZr2dDN3Us38PiStG1Mce9dnv65VMDKZiyx/s2048/IMG_20211021_152845628.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1152" data-original-width="2048" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhleIAzHcVstsMuh7mP3lD7t5D_WqYHBTm4f9NrY92XbRX8g8jvNcmJM-bloGyQmmyc67MgqfSiqAd2I21165lGGdXTRKSsEiZoFKZr2dDN3Us38PiStG1Mce9dnv65VMDKZiyx/s320/IMG_20211021_152845628.jpg" width="320" /></a></div></i></div><div style="text-align: justify;"><i>Fue la noche del 13 de junio de 1988. Hubo ocho muertos y un solo sobreviviente. Misterios y conjeturas detrás de caída del bimotor “Dove De Havilland” que se precipitó en las afueras de La Plata tras despegar del aeropuerto local. Conmoción en la calma pueblerina de la capital bonaerense, en aquellos agitados meses de hiperinflación y levantamientos carapintadas</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los relatos de época de los vecinos de Arana son coincidentes; vecinos de la por entonces vieja “Estación Arana”, la misma que hasta hacía pocos años, asomados en presente de aquel invierno de 1988, aún veía pasar, por el terraplén ferroviario de calle 30, los trenes que unían la capital provincial con Pipinas y pueblos como Correas, Bavio, Arditi o Payró.</div><div style="text-align: justify;">“Vimos venir la avioneta de modo rasante sobre un gran galpón de la zona. Hasta que la vi caer a tierra”, narraba un tal Fuentes, testigo directo del mayor accidente de la aviación platense, ante el apuro privilegiado del cronista de ocasión. O un tal Taborda, otro quintero de esa zona hoy expandida del Gran La Plata: “Vi al avión como ladeándose de un costado al otro, a baja altura, hasta que hubo una violenta explosión, que fue el ruido de la avioneta al tocar y chocar con tierra. No me lo olvido más. Fue terrible”.</div><div style="text-align: justify;">El lunes 13 de junio de 1988, pasadas las 18.30 y ya anocheciendo en un benévolo invierno de La Plata, un avión particular pedía pista para decolar y despegar del Aeródromo Provincial, sobre avenida 7 y 610. Lo comendaba su dueño, el comisario Néstor Benito Ibáñez. Era un antiguo y legendario bimotor Dove De Havilland. Británico, fechado en 1949, matrícula LVY-AJ.<br /><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;">Viajaban el piloto y ocho pasajeros. Hubo un solo sobreviviente. Los otros ocho tripulantes, incluyendo Ibáñez, fallecerían en el acto con el destructivo impacto del bimotor al golpear una hélice contra la tierra de la rural calle 132, mientras el piloto buscaba evitar lo que íntimamente sabía inevitable.<br /></span><span style="text-align: left;">El avión despegó desde la pista de avenida 7 con dirección sur hacia el poblado de Parque Sicardi. Una maniobra habitual para cualquier máquina de corto alcance que vuela desde el aeropuerto local. Pero fueron apenas unos minutos: el piloto advirtió, enseguida, con el avión apenas despegado del asfalto, la falla inexorable de uno los motores. Recién entraba a sobrevolar las casas bajas de Arana. Pidió emergencia y pista inmediata a la torre de control del Aeródromo. Fue en vano: al intentar volver y con la aeronave piloteando a baja altura, sabiendo la inminencia de la tragedia, Ibáñez quiso un último recurso: aterrizar sobre la huella de tierra de calle 132 a la altura de 645. La maniobra hizo golpear la hélice del Havilland contra el piso. Y el fuselaje se quebró, literalmente, en dos partes. Hubo cuerpos calcinados, otros explotados por la fuerza del impacto. Acá nomás, en Arana. Y un solo sobreviviente: Walter Córdoba, de 42 años.<br /></span><span style="text-align: left;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA8hFX6EA44zhdg5QXFVlUB79Wm8qRxyZddqgAFL4XBt4a68Yn6f5_FcyT-PG3ciKLg1qujPWVOgj1BVSdn-S9odPgzbZVyd0l2xJcTmNQTWCYvxSDw3cbjKnOUlKb1Xv1M1JQ/s640/arana1.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="640" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA8hFX6EA44zhdg5QXFVlUB79Wm8qRxyZddqgAFL4XBt4a68Yn6f5_FcyT-PG3ciKLg1qujPWVOgj1BVSdn-S9odPgzbZVyd0l2xJcTmNQTWCYvxSDw3cbjKnOUlKb1Xv1M1JQ/s320/arana1.jpg" width="320" /></a></div><b style="text-align: left;">La crónica del después</b><br /><span style="text-align: left;">El acontecimiento conmocionó a la ciudad y fue crónica diaria de medios gráficos y radiales en las sucesivas semanas, mientras se ordenaban las primeras medidas de investigación a cargo del reconocido juez federal, con competencia penal y electoral, Manuel Humberto Blanco: “El Negro Blanco”.<br /></span><span style="text-align: left;">Conjeturas y misterios que envolvieron a la trágica trama: ¿Hacia dónde iba el vuelo? ¿Fue autorizado como despegue de prueba? ¿Qué relación tenían, entre sí, algunos de los tripulantes? Preguntas olvidadas que con el tiempo perdieron fuerza de respuesta.<br /></span><span style="text-align: left;">Las pericias judiciales preliminares, en base a testimonios de testigos y personal de mantenimiento que conocía la experiencia del comisario piloto, indicaban una presunta falla del avión antes del despegue. Decían que el De Havilland había sido reparado por el propio Ibáñez en las adyacencias del Aeródromo, donde permanecía estacionado rutinariamente; que, incluso, en el momento del acarreo de la nave por la pista, indicadores del tablero habían comenzado a marcar anomalías en modo precautorio; y hasta que al avión “le había costado despegar”. Otros atestiguaron que esos trabajos mecánicos eran “chequeos de rutina” para aeronaves de ese calibre antes de cualquier despegue, porque “los cilindros invertidos de estas naves obligan a limpiar los escapes de la persistente salida de aceite”.<br /></span><span style="text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfrumjkyfyje25v-l6q6mr5Lo9fqGZaGvQsypoG-PPMJn6Xz9TnN88ri476jAJigTwn0Qu7AJ44SFvEvh7lB5QokpVKZti4lfF67BO3FbGtblvhs5su3sLNsryPq2-4RLlpH7n/s1812/arana4.jpg" style="clear: left; float: left; font-style: italic; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1352" data-original-width="1812" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfrumjkyfyje25v-l6q6mr5Lo9fqGZaGvQsypoG-PPMJn6Xz9TnN88ri476jAJigTwn0Qu7AJ44SFvEvh7lB5QokpVKZti4lfF67BO3FbGtblvhs5su3sLNsryPq2-4RLlpH7n/s320/arana4.jpg" width="320" /></a></div><b>Un motor fallido y una carga mal distribuida</b><br /></span><span style="text-align: left;">No hubo dudas de que el avión se estrelló, minutos después de despegar del aeródromo, con el funcionamiento de uno solo de sus dos motores. Falla que, de ninguna forma, confirma la hipótesis del accidente ya que es habitual que estos bimotores puedan desplazarse y llegar a aterrizar con el funcionamiento pleno de solo uno de estos. Ante esto, coincidían expertos aeronáuticos, es clave que el piloto mantenga el equilibrio de carga y de pasajeros dentro de la aeronave para no cambiar “el centro de gravedad” y que el avión se voltee hacia alguno de los costados y pierda el equilibrio.<br /></span><span style="text-align: left;">En los días subsiguientes, abonando esta hipótesis, el propio diario El Día brindó un informe donde narraba la experiencia de dos de sus periodistas y un fotógrafo. Volvían desde Rosario hacia el aeropuerto de La Plata, en 1978, tras cubrir el título de Quilmes en el Campeonato Metropolitano, en un modelo similar al Dove De Havilland. Habían llegado con el funcionamiento de uno solo de sus motores -en “vuelo de emergencia”, con el “motor plantado”, como suele decirse en la jerga aeronáutica- aunque respetando el equilibrio de carga previsto para estos casos, para llegar a destino y no morir en el intento…<br /><br />-----------------------------------------------------------------------------------------------</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><i><b>Los ocho fallecidos y el único sobreviviente tras precipitarse el bimotor británico la noche del 13 de junio en Arana. Accidentes aéreos que antecedieron a la catástrofe del “Dove De Havilland” que despegó del aeródromo local. La pareja de jóvenes que abordó el avión a último momento cambiando para siempre el destino de sus vidas…</b></i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“La primera persona con la que tomo contacto al llegar es un hombre de unos 50 años (sic) –NdR: tenía 42 al momento del accidente- de nombre Walter Córdoba, quien se encontraba afuera del avión con restos de una butaca en su espalda”, relataba el doctor Jorge Nakane, del servicio de emergencias número 10 del San Juan de Dios. Fue el primero en llegar al lugar. Y uno de los primeros en ser abordado por los pocos cronistas que había. Otros tiempos: no existía internet ni las redes; ni el cable. Y las FM’s se dedicaban exclusivamente al mercado de la música: todavía en la década del ’80, la información se propagaba a ínfima velocidad…</div><div style="text-align: justify;">La descripción nos ahorra subjetividades. Nakane se trasladó, junto a su equipo médico, desde el hospital de 25 y 70 apenas dieron aviso de la catástrofe. Ya era de noche. Llegaron en minutos a Arana, a la zona donde se había precipitado el avión, sobre la huella de tierra de calle 132 a la altura de 645. Allí estaba lo poco reconocible que quedaba del Dove De Havilland, con su fuselaje quebrado, detrás del Destacamento Policial que fuera ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) durante los años de la última dictadura. El del infausto “Circuito Camps”.<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha3JI23tCmWO9cA17NWgtlbsAEe_07k0wumGQyc2k2jcUshVcKz5oF8z09N_YzRCgsCyEaGL3350878hqhFZQ7i0j3H8SV7d2e87-RzDYFotVyAIjMkqrzM46XWV0fwCZlfKbQ/s738/arana4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="422" data-original-width="738" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha3JI23tCmWO9cA17NWgtlbsAEe_07k0wumGQyc2k2jcUshVcKz5oF8z09N_YzRCgsCyEaGL3350878hqhFZQ7i0j3H8SV7d2e87-RzDYFotVyAIjMkqrzM46XWV0fwCZlfKbQ/s320/arana4.jpg" width="320" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;">Walter Córdoba fue llevado de urgencia al Policlínico San Martín de avenida 1. Tenía politraumatismos graves, con fracturas en una de sus manos, en la cadera y en el cráneo. Sin embargo, los médicos de guardia eran optimistas. “A pesar de que su estado es reservado, y está compensado hemodinámicamente, el hombre ingresó aquí en estado de lucidez”, confesaban.</div><div style="text-align: justify;">Mientras Córdoba era atendido de urgencia en el Policlínico y comenzaban a salvarle la vida, los cuerpos de los ocho fallecidos -algunos calcinados, otros literalmente explotados por la fuerza del impacto del avión a tocar tierra en el supuesto aterrizaje de emergencia- eran llevados a la morgue judicial del cementerio local. Eran: Néstor Benito Ibáñez, de 43 años, comisario de la Policía Bonaerense, piloto y dueño de la aeronave matrícula LVY-AJ; su esposa, Nelly Rosa Chamaún; Juan Daniel Simón, de 25 años, y su novia Claudia Pachiarotta, de 23, ambos de City Bell; Rolando Jesús Ruiz, de 44, y sus dos hijos, de 8 y 5 años, respectivamente, Milagros e Ignacio; y Alejandro Fondarez, el último pasajero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>El “misterio” de la pareja de City Bell<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMc7BC8pa2XoBXLUKRK-w5L9yW_A-tkc8yl24bzOpV9LZj_mAHoH34L6lMTHgL67PFnAKUD7S_mbA9m8uZTw4R6B-b2vMoAlZHwUVs9bIzrDu5h5C1WcGIWcg9-he8qPfVfwMi/s730/arana-co-b.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="730" height="186" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMc7BC8pa2XoBXLUKRK-w5L9yW_A-tkc8yl24bzOpV9LZj_mAHoH34L6lMTHgL67PFnAKUD7S_mbA9m8uZTw4R6B-b2vMoAlZHwUVs9bIzrDu5h5C1WcGIWcg9-he8qPfVfwMi/s320/arana-co-b.jpg" width="320" /></a></div></b></div><div style="text-align: justify;">Los primeros indicios judiciales indicaron que Juan Daniel Simón y Claudia Pachiarotta no conocían ni al dueño de la aeronave ni a ninguno de sus ocupantes. Y que ambos no tenían planeado viajar el lunes 13 de junio de 1988 en el De Havilland que se estrelló al salir del aeródromo de 7 y 610. ¿Cómo llegaron y qué hacían adentro de la máquina?</div><div style="text-align: justify;">Al joven de 25 años, que trabajaba como empleado judicial, sólo lo unía al futuro acontecimiento su “pasión” por volar y ser piloto. El padre lo había ayudado con dinero fresco para terminar un curso privado y completar las horas de vuelo que precisaba para obtener el carnet oficial de piloto, en el Aero Club local. Esa tarde, la del 13 de junio, se contó en las páginas del diario El Día, la pareja se trasladó hasta el Aero Club del camino a Punta Lara para “pagarle por adelantado” al dueño del avión instructor. Pero no lo encontraron. Enseguida pensaron en ir a buscarlo al aeropuerto local, en la otra punta de la ciudad. Se trasladaron hasta allí pero tampoco lo encontraron. ¿Por qué abordaron, entonces, el Dove de Havilland comandado por Ibáñez?</div><div style="text-align: justify;">Ibáñez trabajaba en la misma dependencia que Claudia Pachiarotta, pero se aseguraba, en aquellos días de 1988, que no se conocían. Esos primeros indicios hicieron dudar a los investigadores de que la pareja pensara abordar el avión, ya que, además, habían dejado en el auto estacionado de ambos una cartera con una gran cantidad de australes; e, incluso, Simón no había sacado el pasacasete desmontable del frente del tablero, algo usual para la época.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9XdhjekLj0jWY74OvcYr6mvVbnENiFi3WIoFJufJrS5POcwrvnZxNfHa5rt9wtF_82GjIfcuf0au9ZfhF3CLiHJBXlRxMYSHfssRrcyw_-0bvKE1MvLOB7MurAloB_DeLTWki/s769/arana-co-b2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="769" height="158" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9XdhjekLj0jWY74OvcYr6mvVbnENiFi3WIoFJufJrS5POcwrvnZxNfHa5rt9wtF_82GjIfcuf0au9ZfhF3CLiHJBXlRxMYSHfssRrcyw_-0bvKE1MvLOB7MurAloB_DeLTWki/s320/arana-co-b2.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><b>Las características de los Havilland</b></div><div style="text-align: justify;">Un instructor, dueño de una aeronave similar a la de Ibáñez en el Aeródromo Provincial, conocía al piloto. No dudaba de su experiencia como comandante de aviación y su pericia para intentar volver al aeropuerto y aterrizar a la aeronave con la emergencia ya declarada. “Por eso creo que es difícil pensar que quiso aterrizar en esa calle de tierra o sobre el campo arado, siendo que los testigos contaron que el avión se iba tambaleando de un lado hacia el otro. Pienso que perdió sustentación y se clavó en el lugar que cayó”, narraba Héctor Bohringer, dueño y piloto experimentado del De Havilland, días después del hecho.</div><div style="text-align: justify;">La velocidad máxima de estos aviones era de 338 km/h a 2440 metros; y la de crucero, 288 km/h. Eran aviones de gran consumo, con casi 150 litros de autonomía total (75 litros de nafta por motor) en una hora de vuelo. Allí se entiende la gran cantidad de combustible derramado que se encontró alrededor del campo en las cercanías del fuselaje quebrado, lo que dificultó las tareas de emergencia por el peligro que implicaba, debido al alto grado inflamable, para los rescatistas, bomberos y médicos que llegaron de urgencia.</div><div style="text-align: justify;">El Dove De Havilland fue diseñado terminando la Segunda Guerra Mundial. Fue el primer avión bimotor liviano de transporte con características de mantenimiento y equipo comparables, económica y técnicamente, con otras aeronaves de primera línea. Estaba fabricado, íntegramente, con aleación de aluminio y voló por primera vez en 1945. Desde el fuselaje –oval- nacían las alas bajas cantilever y rodaba sobre un tren de aterrizaje triciclo retráctil. Lo propulsaban dos motores DH Gipsy Queen 70 Mk II de 355 HP. Las facilidades de época, para los pasajeros, incluían baños, calefacción y ventilación de cabina. Eran naves de gran confort.</div><div style="text-align: justify;">En Argentina, el Estado compró cerca de 50 aviones de estas características. Más de una veintena, a pesar de que se les asignó matrícula civil, fueron directamente transferidos a la Fuerza Aérea Argentina y a diversos organismos públicos.</div><div style="text-align: justify;">Durante muchos años, hasta 1968 inclusive, fue el avión de transporte y enlace de las unidades del interior del país, particularmente de destacamentos aeronáuticos militares. Pero un año después fueron declarados “bienes en desuso”, desprogramados y reemplazados por unidades más modernas.</div><div style="text-align: justify;">Néstor Ibáñez había comprado el Dove De Havilland DH.104 matrícula LVY-AJ a mediados de 1978. El resto es historia conocida y contada en estas páginas…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><b><i>1975: el helicóptero que se vino a pique en 32 y 8</i></b></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><i>El Partido de La Plata y sus alrededores fueron escenario de varios accidentes aéreos, tanto de aviones como de helicópteros. Uno de los más recordados se produjo en diciembre de 1975, cuando muy temprano en la mañana un helicóptero que empezaba a decolar –en ese entonces, la ciudad tenía allí un helipuerto- perdió altura y chocó con una torre de alta tensión. De inmediato, cayó sobre el patio de una casa, en boulevard 32 entre 8 y 9. Murieron los tripulantes, el comisario inspector Carlos Vagge y el oficial de la policía bonaerense Mario Wallace. El helicóptero se incendió y sólo un milagro y la rápida emergencia evitó que las casas aledañas también se incendiaran…</i></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/10/24/arana-la-historia-de-la-mayor-tragedia-de-la-aviacion-local/">90 Líneas</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span></div></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-59306748440334563772021-10-03T12:04:00.001-03:002021-10-26T22:10:59.261-03:00 Los viejos “nuevos” inéditos ricoteros<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/tdv9i32BNGk" width="320" youtube-src-id="tdv9i32BNGk"></iframe></i></div><i><br /><div style="text-align: justify;"><i>El Indio Solari presentó en su cuenta oficial dos históricos temas nunca editados que habían sido grabados y mezclados para incluir en Luzbelito, el disco de estudio de 1996: “Quema el celo” y “Rock de las abejas”, festejados durante esta semana por los fans que ya peinan canas</i></div></i><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br />A 25 años de la salida de Luzbelito, disco de quiebre en la carrera del grupo más convocante de la historia del rock argento, el Indio Solari puso en órbita dos viejas gemas del universo “pirata” ricotero: “Quema el celo” y “Rock de las abejas”.<br /></span><span style="text-align: left;">Festejados durante décadas por los fans que compraban y grababan los recitales para poder escuchar los temas no editados oficialmente, Solari ahora “liberó” las grabaciones de los dos temas que fueran registrados durante las sesiones en Brasil, en 1995, y que habían quedado afuera de la selección final.<br /></span><span style="text-align: left;">El Indio anunció la publicación, este jueves, en su Instagram. Y subió las dos canciones inéditas a su canal oficial de YouTube. Tuvo más de cinco mil visitas en una hora.<br /></span><span style="text-align: left;"><br /><b>La historia de los temas</b><br /></span><span style="text-align: left;">Los Redondos habían viajado a San Pablo para trabajar en la salida del sucesor de Lobo Suelto/Cordero Atado (1993). El disco que publicarían en 1996, originalmente, había sido pensado por el dúo compositor para ser registrado con todos aquellos temas inéditos que tanto se tocaban en vivo, pero que jamás habían sido llevados a la edición final.<br /></span><span style="text-align: left;">Imposible no acordarse de las viejas versiones de estos temas, que eran seguidos y pasados de mano en mano por los ricoteros en un sinfín de casettes. Desde la versión de “Rock de las abejas”, en Paladium 1986, o la de “Quema el celo”, que se conseguía en una canónica grabación de consola del recital de Garage, “pirateada” durante los recitales de diciembre de 1988 en esa disco de La Plata de calle 10 entre 58 y 59; y también en algunos shows de 1994, como anticipo de esa idea inicial del grupo (en realidad, más ponencia de Skay que del Indio) de hacer un disco grabando esas viejas gemas de los primeros años de existencia de la banda. Idea que finalmente no se concretaría y llevaría a la edición de Luzbelito, un disco mucho más oscuro, conceptualmente, que lo que aportaban los festejados inéditos.<br /></span><span style="text-align: left;">Los dos temas tienen el aporte de vientos del grupo Metaleira Mantequeira. Fueron mezclados y editados junto a ellos en esa experiencia en San Pablo. La orquesta de vientos había sido sugerida al trío histórico de Los Redondos por el músico y productor Néstor Madrid, quien estaba radicado en Brasil. En Luzbelito, el grupo de vientos aporta, además, en las versiones de Blues de la libertad y Mariposa Pontiac / Rock del país.<br /><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/6UgTWj3IEwQ" width="320" youtube-src-id="6UgTWj3IEwQ"></iframe></div><br /><span style="text-align: left;">A mediados de abril –y ahora sabemos que de manera para nada aleatoria- el grupo que acompaña al Indio en su versión solista (Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado) había hecho las versiones de “Rock de las abejas” y “Quema el celo” durante el concierto que se transmitió vía streaming desde las huellas patrimoniales de la laguna Epecuén.<br /></span><span style="text-align: left;"><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/10/03/los-viejos-nuevos-ineditos-ricoteros/">90 Líneas</a>.<br /><br /></span></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-74455030929972194692021-09-17T10:54:00.009-03:002021-10-26T22:03:49.894-03:00El arquero platense récord en la Selección<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLWrktIMbLX46tmvB7E78Uhewty5NdWEsHbXCOVi83KqtydhPLt_djpU9yUFqO-uRs35DZ7hPyjitOkoNulrpJ6JEBO6mS4e7TS_kP2U241J1qqTQNiDr8eIwClmM2C4Pbe3UX/s228/emilio-fern%25C3%25A1ndez-16.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="228" data-original-width="221" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLWrktIMbLX46tmvB7E78Uhewty5NdWEsHbXCOVi83KqtydhPLt_djpU9yUFqO-uRs35DZ7hPyjitOkoNulrpJ6JEBO6mS4e7TS_kP2U241J1qqTQNiDr8eIwClmM2C4Pbe3UX/s0/emilio-fern%25C3%25A1ndez-16.jpg" width="221" /></a></div><br />El legendario Emilio Fernández tiene un récord único, imposible de superar: arquero en las dos veredas de las pasiones futbolísticas platenses, fue uno de los primeros futbolistas en debutar y representar en el Seleccionado tanto a Estudiantes como a Gimnasia</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En 1913, mientras el club de calle 53 se preparaba para edificar su campaña victoriosa en el torneo de Primera, llegaría la primera convocatoria de albirrojos para la Selección Argentina: fue el 27 de abril, en un amistoso organizado entre la Asociación Uruguaya de Fútbol y la disidente Federación Argentina de Fútbol. El match se jugó en el Parque Central de Nacional de Montevideo con derrota Albiceleste 0-4. Esa tarde, dijeron presentes tres figuras del fútbol pincharrata: Emilio Fernández, Ludovico Pastor (sí, el mismo defensor del gol en contra en el primer clásico de la historia, aquel de 1916) y Carlos Galup Lanús, junto a Molfino y Polin, en el medio; y Canavery, Pozo, Santoro, Max Winter y Roldán, en la línea de cinco delanteros.</div><div style="text-align: justify;">¿La anécdota? Durante décadas, este amistoso –como tantos otros similares- fue ignorado por la FIFA, ya que la entidad con sede en Europa no contabilizaba los partidos de selecciones o combinados nacionales organizados entre federaciones disidentes. La unión definitiva de la AFA en la década de 1930 llevaría al reconocimiento de estos amistosos y los partidos se anexarían a los historiales oficiales…</div><div style="text-align: justify;">El idilio de Emilio Fernández con Estudiantes terminaría de cimbronazo y el símbolo del arco albirrojo cruzaría de vereda, no sin acusaciones de “traición” y pedidos de desafueros morales. En efecto, no sería sino la indeclinable decisión de Emilio y de otros cinco compañeros pincharratas lo que daría origen al clásico local que, desde 1916, define y divide el pulso del balompié en nuestra ciudad.</div><div style="text-align: justify;">Los “refuerzos” de jerarquía (Bottaro, Bernasconi, Girotto, Naón y Ferreiroa) que venían de ganar el título en Primera, con Fernández a la cabeza, pegaron el portazo y mudaron su pasión por la pelota de Estudiantes al Club Independencia, en 1914. Luego llegaría la fusión de Independencia con Gimnasia, la vuelta del Lobo al fútbol asociacionista y su ascenso a Primera durante el torneo de Intermedia de 1915.</div><div style="text-align: justify;">Ya con Gimnasia en Primera, llegaría, entonces, la primera convocatoria de un tripero para integrar el plantel seleccionado: Emilio Fernández, el hombre récord que ya había debutado siendo parte de Estudiantes, fue convocado para atajar con la Albiceleste el 15 de agosto de 1916 en un triunfo de Argentina (3-1) ante Uruguay. Un amistoso en la cancha de Racing, en Avellaneda, ante más de 15.000 hinchas.</div><div style="text-align: justify;">Unos meses después, Fernández tendría la segunda y última convocatoria y otra vez frente a los charrúas. Fue el 1 de octubre de 1916. Argentina goleó esta vez 7-2 y el hombre récord de Gimnasia y Estudiantes hasta atajó un penal.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/09/17/el-arquero-del-pincha-y-el-lobo-record-en-la-seleccion/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-1260812985787516962021-08-11T20:39:00.006-03:002021-08-11T20:45:27.269-03:00El olvidado hotel tilcareño de los campeones '86<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGVYfak6lEd7CeAHxryOeHm1efBel_gJjv9zCpVEYm_V6GnUDIYrjPtVe3-eq_uzh3iQNzqQNH1Q75d8I57DrIV53CAgToEBEUcHB53ouICjrS10VWNuviTsjSdu7SGV3wUb11/s1280/tilcara2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGVYfak6lEd7CeAHxryOeHm1efBel_gJjv9zCpVEYm_V6GnUDIYrjPtVe3-eq_uzh3iQNzqQNH1Q75d8I57DrIV53CAgToEBEUcHB53ouICjrS10VWNuviTsjSdu7SGV3wUb11/s320/tilcara2.jpg" width="320" /></a></div><i><br /><div style="text-align: justify;"><i>La leyenda del último Mundial victorioso para Argentina nació en un caluroso enero jujeño de 1986: una impetuosa pretemporada en Tilcara, a casi 2.500 metros de altura, para recrear el clima a vivirse en el DF. El Hotel Turismo, hoy, y el mito de la promesa incumplida a la Virgen</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></i><div style="text-align: justify;">La geografía del Angosto del Perchel, en el extremo norte del departamento de Tilcara, sorprende incluso a quienes ya conocen ese montaje montañoso y transicional rumbo a la Puna: un monumental accidente geográfico, que estrecha al mínimo la Quebrada sobre el Río Grande, formando un pucará natural que, estratégicamente, fue usado como frontera de resistencia desde las invasiones incaicas hasta las batallas por la independencia contra los realistas españoles de principios del siglo XIX.</div><div style="text-align: justify;">En ese, por entonces, inhóspito paisaje de la Quebrada de Humahuaca, en enero de 1986, catorce jugadores seleccionados por Carlos Bilardo, su cuerpo técnico y algunos asistentes, viajaron a Tilcara para simular una pretemporada con el clima y la altura que, desde mayo, vivirían en el Distrito Federal mexicano. Una quimera con final feliz, y la Copa del Mundo en manos de Maradona, que apenas en ese círculo íntimo se creía posible a meses del Mundial…</div><br /><div style="text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD9XjAtfSt_ZFN9QWX1A6WMUJWlu5SkUDGtukWSik9TY-tTRuW9bj2lZku7eDMVR6oJe7LMshB6Z4sgK_8v5LqYZ3513wO0huYn77Req5rtfO3ZFeQUn2F_hWYTJi7pbIjARxp/s800/tilcara8.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="493" data-original-width="800" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD9XjAtfSt_ZFN9QWX1A6WMUJWlu5SkUDGtukWSik9TY-tTRuW9bj2lZku7eDMVR6oJe7LMshB6Z4sgK_8v5LqYZ3513wO0huYn77Req5rtfO3ZFeQUn2F_hWYTJi7pbIjARxp/s320/tilcara8.jpg" width="320" /></a></div><b>El Hotel del Turismo</b><br /><div style="text-align: justify;">Un pequeño pueblo que hacia la década de 1980 apenas superaba, regularmente, los 2.000 habitantes, alojó a la Selección de Bilardo en la aventura del verano de 1986. Se hospedaron en el Hotel del Turismo, único alojamiento de esa amplia zona de la Quebrada con instalaciones medianamente aptas para recibir a futbolistas profesionales y a una altura similar a la capital mexicana; desde siempre ubicado en la trocha principal tilcareña, la calle Belgrano, que desemboca en las orillas del recurrentemente seco Río Grande, salvo en las contadas pero abundantes crecidas.</div><div style="text-align: justify;">35 años después de aquella épica, pocos son los recuerdos de la inédita visita de los de Bilardo. Las generaciones actuales ni siquiera recuerdan los nombres de aquellos campeones del mundo que, cinco meses antes del 3-2 a Alemania en el Azteca, estuvieron en ese insólito punto del norte argentino, conviviendo entre hojas de coca y bica para no apunarse, tamales, cabritos y empanadas criollas.</div><div style="text-align: justify;">Sin los jugadores argentinos del fútbol europeo (Maradona, Valdano, Burruchaga y Passarella) porque sus campeonatos no tienen receso invernal, el entrenador diagramó una procesión de la “Armada Brancaleone” con lo mejor del fútbol local. Que no era poco: valiosos talentos de los últimos campeones del fútbol nuestro: Bochini, Giusti y Clausen, por Independiente; Batista y Borghi, de Argentinos; Ruggeri y Héctor Enrique, por River; Garré, de Ferro; y los créditos pincharratas de su campeón ’82: Brown y Trobbiani, sin Russo, descartado por una lesión de último momento. Se sumaban Oscar Dertycia (Instituto) y Jorge Comas (Boca), dos que quedarían al margen de la lista final que viajó a México. Todos ellos rumbo a Tilcara, por avión hasta San Salvador y el tramo final, en colectivo, por la vieja ruta 9 Panamericana aún con largos cursos de ripio.</div><div style="text-align: justify;">En el Hotel del Turismo donde se alojó el plantel no hay recuerdos. Se diría, incluso, que el mito sólo pervive porque aquella guardia inicial de jugadores, entrenando entre el viento y el calor seco de la Puna, quedaría en la gloria mundial cinco meses más tarde.</div><div style="text-align: justify;">“El poco recuerdo que había, que era casi nada, se fue yendo con las distintas gerencias del hotel y el paso de los años, que fueron dejando de lado lo poco que había de fotos, anécdotas o algún presente que pudo haber quedado de esos días”, me confirma, entre lamentos, uno de los empleados, 35 años más tarde.<br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhvTwc4rPnvKmbScnLdi7WDx7yl7NKijs2f1EwsTOAN8v86dGshbNWNzrhFYclwjTYA8X9gqEa03CgVzeOJIc44DpU8lIBvjVJ2gnn5zdTH_Wnanvdzvim_awSOXMX4Nf5V7E3/s1280/tilcara3.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhvTwc4rPnvKmbScnLdi7WDx7yl7NKijs2f1EwsTOAN8v86dGshbNWNzrhFYclwjTYA8X9gqEa03CgVzeOJIc44DpU8lIBvjVJ2gnn5zdTH_Wnanvdzvim_awSOXMX4Nf5V7E3/s320/tilcara3.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">El ambiente invita igual al orgullo de cada uno de los empleados que hoy tiene el viejo Hotel Turismo, apasionados en rememorar, aunque sea con recuerdos orales, aquel paso del plantel de Carlos Bilardo; mas no sea a partir de “lo que me contó mi viejo que le dijo mi abuela…”, en palabras de otro empleado que ni siquiera había nacido cuando Maradona tocó la gloria en México ’86. Para los lugareños, sin embargo, sobre todo los más jóvenes, a más de 30 años, aquellas historias suenan a un apéndice utópico de cualquier leyenda de OVNIS y el viejo Zerpa que pronosticaba la invasión final en el antiguo canal 9 de Romay.</div><div style="text-align: justify;">El hotel fue reformado con el paso de los años y, hoy, es uno de los alojamientos más económicos de esa zona turística, con habitaciones dobles desde los 2.000 pesos la noche. Tiene una amplia explanada en su entrada y balcones que, desde el contrafrente, permiten una vista privilegiada de las montañas y el paisaje que devuelve la Quebrada de Humahuaca.</div><div style="text-align: justify;">Aquel reducido plantel de 14 jugadores se entrenaba desde muy temprano en una improbable, a ojos de hoy, cancha de tierra junto a créditos de la zona que oficiaban de sparrings para completar los 22 dentro de la cancha. Fueron diez intensos días donde la Selección de Bilardo jugó dos partidos (ambos los ganó por goleada) contra un combinado local entre los dos clubes más representativos de la ciudad de Humahuaca (37 kilómetros al norte de Tilcara): Comercio y Ciclón del Norte.</div><div style="text-align: justify;">El hotel se había transformado, en aquellos días, en el epicentro del sueño de ese puñado de futbolistas amateurs de la Quebrada que, meses después, contarían haber sido compañeros de cancha de los campeones del mundo de México. Ni más ni menos… Se entrenaban en doble turno, en Tilcara, en la única cancha “en condiciones” del pueblo. Y los dos amistosos se había decidido jugarlos en el predio del Estudiantes de Humahuaca, de las pocas canchas de esa zona montañosa con algo de césped.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBXdyt0uPsksCoTdbualP24it8CDoDnqGMMJC5rEkTVMH4m02u33kVshpQJPoSvCbCKbm4qiKujBqx11iVnemwUCzi6aKHiEusEoME2D68i5ioWrnOjzP3RJnqbzH3oGDLPeO5/s1280/tilcara5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBXdyt0uPsksCoTdbualP24it8CDoDnqGMMJC5rEkTVMH4m02u33kVshpQJPoSvCbCKbm4qiKujBqx11iVnemwUCzi6aKHiEusEoME2D68i5ioWrnOjzP3RJnqbzH3oGDLPeO5/s320/tilcara5.jpg" width="320" /></a></div><b><div style="text-align: justify;"><b>El mito de la Virgen</b></div></b><div style="text-align: justify;">En marzo de 2018, antes del Mundial de Rusia, varios integrantes del plantel campeón ’86 viajaron a Tilcara para cumplir la supuesta promesa jamás cumplida. ¿Cuál? Aquella que afirma que no volvimos a ser campeones del mundo porque, durante la gira tilcareña de enero de 1986, se le habría prometido, a la virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, regresar con la Copa. Si se ganaba el Mundial, sería ofrendada y bendecida. Algo que jamás sucedió hasta este último viaje, auspiciado por Coca Cola, en la previa de la Copa del Mundo de Rusia. Nacía, así, “la maldición de Tilcara” y un mito que perduró por más de 30 años.</div><div style="text-align: justify;">Vuelvo a la puerta del hotel. Saludo al conserje por los datos, intento no hacer promesas imposibles de cumplir y me aclara.</div><div style="text-align: justify;">“Pasó, en realidad, que alguno de los jugadores dijo en alguna charla informal que le iban a pedir ayuda a la Virgen, ‘esa famosa que tienen acá’, para ganar la Copa. Pero nunca fueron a la iglesia a prometer nada. Es parte de la leyenda”, me sugiere y confirma, coincidiendo con los testimonios posteriores de los Pumpido, los Tapia y parte de la comitiva iniciática a aquel Tilcara 1986.</div><div style="text-align: justify;">El resto es mito, como todo lo que rodea al hoy concurrido Hotel del Turismo, con una mayoría de peregrinos y trotamundos que ni siquiera imaginan, mientras lo caminan y habitan, la historia que sus espacios reservan para contar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/08/11/entra-ahora-al-olvidado-hotel-tilcareno-de-los-campeones-del-86/">90 Líneas</a>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-91332486034202367942021-07-20T16:21:00.004-03:002021-07-20T16:22:32.082-03:00El último romántico del periodismo gráfico<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyW1RPmV78jcTGq0kRfg23sFDQISi9ACVo7YMAm2JOUxgmPmGc6FnJruLdaVPFFEuywHIlbor8dkrbpCgr10k017qrGnEAb48XWWOGgxX69eF5ZgHb4RUCyMz3eh58Ty2gjodN/s1280/laidea1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyW1RPmV78jcTGq0kRfg23sFDQISi9ACVo7YMAm2JOUxgmPmGc6FnJruLdaVPFFEuywHIlbor8dkrbpCgr10k017qrGnEAb48XWWOGgxX69eF5ZgHb4RUCyMz3eh58Ty2gjodN/s320/laidea1.jpg" width="320" /></a></div><br />El diario La Idea, en Córdoba, aún se imprime con la vieja técnica del linotipo de plomo móvil; con moldes, colocando las piezas letra por letra, desde su fundación en 1923. La historia de Ubelino Castro y la pasión de tipógrafo que lo acompaña desde la adolescencia</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La casa donde funciona La Idea está a metros de las vías del viejo ferrocarril, sobre la calle San Martín, en una de las tantas esquinas centenarias reconocibles en Cruz del Eje, antiguo bastión ferroviario del norte cordobés; la ciudad, reconocida como productora de miel y aceitunas, identificada, además, con su extenso embalse, único de su tipo en nuestro continente, en el corazón norte de las Sierras Cordobesas, que la corona con una extensa laguna que es atracción turística en los meses de verano.</div><div style="text-align: justify;">El pueblo donde, hace décadas, cuenta la leyenda corroborada en cada esquina de esta idílica comarca, a la manera de "La guerra de los mundos" de Wells, algún pícaro hizo correr un rumor, de boca en boca, sobre una grieta que detonaría al embalse en cuestión de horas. El pánico corrió como la llama sobre el pasto seco en Cruz del Eje, todavía sin la refutación instantánea que como diáspora nos traiciona el segundo a segundo del WhatsApp o el SMS, y en menos de dos horas el pueblo fue evacuado, entre gritos, desesperación y huidas, hacia fincas vecinas como San Marcos Sierra o Capilla del Monte. Nadie supo nunca cómo ni por qué, pero el pueblo, lo sabemos hoy, jamás se inundó y, dice el mito lugareño, que el invento del embalse inundando todo tuvo relación con un casamiento que algún "despechado" quiso hacer evitar...<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN282HbtjqD5k3eQS6to9gn43x5o-xj8XJ6mE5-8j5tK8jcZqK6nmBuK4erHvgIKBaXXuB2FfXwwwAT2x079gLhyfq-Q2Uf0DAd44AOl4-p-P8iGNVGYeFsdhk9-p2CrVh0PRU/s1280/laidea2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN282HbtjqD5k3eQS6to9gn43x5o-xj8XJ6mE5-8j5tK8jcZqK6nmBuK4erHvgIKBaXXuB2FfXwwwAT2x079gLhyfq-Q2Uf0DAd44AOl4-p-P8iGNVGYeFsdhk9-p2CrVh0PRU/s320/laidea2.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>El último linotipista</b></div><div style="text-align: justify;">Entrar a la casa histórica donde se imprime La Idea es bucear en un museo no declarado de hojas, rollos de papeles de impresión, cajoneras repletas de letras de distintas fuentes y caracteres, sellos de impresión con imágenes de antiguos presidentes y figuras destacadas de la vida política, o viejas ediciones del diario que se acumulan como en cualquier hemeroteca. La máquina tipográfica, una alemana Werk Augsburg, se escucha crujir con cada pasaba del rodillo, movida a mano para hacer presión sobre la tinta por Ubelino Castro Cuello, el famoso "último linotipista".</div><div style="text-align: justify;">Ubelino no había cumplido ni 14 años cuando entró a trabajar a la misma imprenta donde hoy nos cuenta su historia, en un mediodía soleado y seco de un sábado cualquiera de febrero. La Idea no sólo es "el decano del periodismo del noroeste cordobés", como difunde su letrero azul en la entrada, sino también el único diario de Argentina de circulación regular que sigue editando sus páginas con linotipos móviles de plomo.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7q2W2sigLx4FsRxYoSFWhk8Dq8gfKtmI4bxYuL77DQX4wh-MxPvAaV3osi9Id6jPu5h76OzQRODS-1KQl6wtcGZyhBf1QBuRAPRidPFwRLBc0O4J16qmnXfoeE4pv7JMvGJv5/s917/laidea3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="547" data-original-width="917" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7q2W2sigLx4FsRxYoSFWhk8Dq8gfKtmI4bxYuL77DQX4wh-MxPvAaV3osi9Id6jPu5h76OzQRODS-1KQl6wtcGZyhBf1QBuRAPRidPFwRLBc0O4J16qmnXfoeE4pv7JMvGJv5/s320/laidea3.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">"Se hace así, ves", me muestra Ubelino y toma al azar, de una de las cajoneras tipográficas, un grupo de letras que ubicará artesanalmente de derecha a izquierda y al reverso dentro de un molde, acomodadas hasta formar la oración, para después entintarlas y esperar el paso de las planchas de hojas por los rodillos. Ni más ni menos que la vieja técnica tipográfica estándar de la industria imprentera usada desde finales del siglo XIX hasta casi los años '80 del último siglo.</div><div style="text-align: justify;">La impresión requiere un minucioso esfuerzo del tipógrafo para evitar errores y tener que reimprimir la página. Con paciencia de orfebre, el trabajo demanda colocar cada pieza de metal, compuesta de caracteres, números y símbolos, dentro del molde hasta conformar la plancha con cada palabra, cada oración, cada párrafo, que le dará el significado final a la hoja a imprimir.</div><div style="text-align: justify;">El periódico tiene, ahora, una tirada mensual de menos de 500 ejemplares, con temas locales y columnas de opinión. Se imprimen por la vocación y resistencia de Castro, quien aspira a mantener el oficio hasta, al menos, el año del centenario del diario, en 2023. Los ejemplares los reparte el propio Ubelino, de mano en mano, entre los comerciantes y vecinos cruzdelejeños, junto a su hijo Fito e integrantes de una asociación civil que apoya al diario –declarado en interés nacional en los 2000- para evitar su desaparición.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzqLBjmbA3FUwrXRkyESn16INmALoQ3Pw5wg6d9V8MWDwSb2cmrQWmqdVVVCksNNYnAdgv8kxi-FBPeuoJqWeFfUF7qKW2nxnf4G3662WKKlNiadzE75RmHpfOI6_lHJ4uhafB/s1280/laidea4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzqLBjmbA3FUwrXRkyESn16INmALoQ3Pw5wg6d9V8MWDwSb2cmrQWmqdVVVCksNNYnAdgv8kxi-FBPeuoJqWeFfUF7qKW2nxnf4G3662WKKlNiadzE75RmHpfOI6_lHJ4uhafB/s320/laidea4.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">Su fundador fue Nicolás Pedernera, en 1923, con la impronta de la marca libertaria y socialista de los diarios de difusión de época. Y su hijo, Temístocles, continuó con la tradición de La Idea hasta 2004, ocho décadas después de la fundación. Ante la inminencia de un posible cierre, Don Ubelino, que aún trabajaba como tipógrafo en la rotativa del periódico, se hizo cargo del proyecto con un grupo de voluntarios de la ciudad para evitar que el diario centenario, marca a fuego de Cruz del Eje, quedara en el olvido.</div><div style="text-align: justify;">"Las ganas que tendré de que esto no se termine que hasta me vine a vivir al edificio del diario", cuenta Ubelino. Sus hijos, Fito y Nelson, aprueban con un gesto, mientras le sacan fotos a sus manos entintadas. La misma habitación, el mismo lugar, me cuentan también, donde supo dormir hasta el presidente Arturo Illia, otro símbolo de Cruz del Eje, en cada uno de sus regresos al pago de nacimiento...</div><div style="text-align: justify;">Desde hace algunos años, la asociación "Amigos del diario La Idea" impulsa la necesidad de restaurar la casa donde funciona la imprenta y vive Don Ubelino, transformarlo en un museo del circuito turístico de la ciudad y empezar a enseñar el oficio de linotipista a nuevos aprendices del entrañable tipógrafo. Desde 2017, trabajan junto a una cátedra de la carrera de Archivología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Entre tanta vocación por mantener la memoria y su historia, buscan recuperar, conservar y digitalizar, parte del archivo del diario, que posee ejemplares -de publicaciones anteriores a la fundación de La Idea- desde 1916.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/07/20/el-ultimo-romantico-del-periodismo-grafico/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-67001218593993679612021-07-10T11:15:00.003-03:002021-11-08T17:14:44.659-03:00"La última curda" del Malayunta de 25<p></p><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3hAuEyel7cpUEy45EnzkeaeRabxvpmA56MBsvK0KvG8R5IGT9onpr_fLuvSPFC4mru4zgWF_zdQ5TxcUs02sdXSrqSIovu6OEbuEKDh4Wj2p4t6LdTde-torUV_IJ2O-WU__6/s960/bar-juan6.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="960" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3hAuEyel7cpUEy45EnzkeaeRabxvpmA56MBsvK0KvG8R5IGT9onpr_fLuvSPFC4mru4zgWF_zdQ5TxcUs02sdXSrqSIovu6OEbuEKDh4Wj2p4t6LdTde-torUV_IJ2O-WU__6/s320/bar-juan6.jpg" width="320" /></a></div><br />La curda que al final</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>termine la función</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>corriéndole un telón</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i>al corazón...</i></span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-small;"><i><b>Roberto Goyeneche<br /><br /></b></i></span></div><div style="text-align: justify;"><i>Quienes lo vivieron y frecuentaron, aseguran que el local de avenida 25 casi 61 nunca tuvo otro rubro que no fuera “mostrador y copas”. El sábado cerró para siempre y, con él, décadas de historias platenses entre amigos, trucos, timbas y charlas de vermouth y picadas</i><br /><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay un aura indisimulable, aún hoy, en esa zona sur del cuadrado de La Plata. Lo demuestran y atestiguan sus calles, su empedrado, la avenida 25 desde Parque San Martín hasta la antigua entrada del San Juan de Dios, llegando a 71, todavía sin divisiones ni rambla, ancha, con el asfalto de antaño que permite la trampita del giro en “U” sobre la misma arteria.<br /></div><div style="text-align: justify;">Un aura sureño, arrabalero en el sentido estricto del significado pero no de su significante, marca del lado B platense, que era el espejo sincrónico del bar de 25 entre la Brandsen (hoy, plaza Perón) y calle 61; vecino de medianera de un conocido taller mecánico que también <i>peina canas</i>, que hasta el sábado pasado vio (dicen, porque hay tantas verdades como parroquianos) más de 70 años de tragos, charlas y apuestas interminables de matutinas, vespertinas, nocturnas, junto a los burros de La Plata, San Isidro o Palermo...<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRHpei6kP4SyegVjKBOkYPWyO-ohAQ-wbsLDKeqWXZ4bEGrWu5LuRtiDnnwib5ChE3w9ttLvbTcU7b8UlOvqpQSUSGgupiK8s73MPu7di7PIu1QzEuYcRBV1RXcFBzol9a-_GJ/s1280/bar-juan7.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRHpei6kP4SyegVjKBOkYPWyO-ohAQ-wbsLDKeqWXZ4bEGrWu5LuRtiDnnwib5ChE3w9ttLvbTcU7b8UlOvqpQSUSGgupiK8s73MPu7di7PIu1QzEuYcRBV1RXcFBzol9a-_GJ/s320/bar-juan7.jpg" width="320" /></a></div></div><div style="text-align: justify;"><br />“Todavía la 25 era de tierra, no pasaban ni autos y el arroyo que la cruzaba (NdR: altura de calle 58) no estaba ni entubado. Había un puentecito peatonal que apenas servía para caminar y que pasara una bici. Imaginate los años que tenía”, me cuenta Marcelo, un par de días después, ya en otro bar pero de calle 70, redoblando la apuesta por la longeva historia.</div><div style="text-align: justify;">Me hace enseguida unos ademanes. Sigue el relato y ríe: “¡Si hasta de afuera, en esos años, el bar se parecía a una bicicletería!”, ilustrando la costumbre por las dos ruedas de los laburantes y changarines que conformaban la clientela habitual de este tipo de boliches.</div><div style="text-align: justify;">Los parroquianos no le escapaban a la ginebra o la caña mañanera antes de la jornada laboral; o a la cerveza y el vino en vaso de la tardecita después de la diaria extenuante, allí donde el saludo y la copa invitada para prolongar la charla ofician como sello de identidad y pertenencia, casi como una ley a cumplir para ser aceptado en estos tugurios que son inocuos, por mandato patriarcal, a la presencia femenina.</div><div style="text-align: justify;">El bar tuvo distintos nombres: “Malayunta”, el legendario y, para muchos, más recordado, junto a otros que se resumían en la comodidad de los apellidos u apodos de sus locatarios ocasionales. Por eso fue “Lo de Pretti” y más adelante “Lo de Ozornio”, “Lo de Perri” o “Lo de Juan”, por el nombre <i>de pila</i> del último en gestionar el fondo de comercio del legendario reducto que, para muchos, empezó a despachar copas aún antes de los años ’50. Quizás el bar con mayor antigüedad y continuidad de La Plata.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKH0CqhhjPkd2YLKP8tFQ8QBL2FxpAAkJSF7nhGzlf-NLXMtom_SMPJEZDf3ugAZKdktTe_j1BRxrWiVVFxbEZHBxPZfqpzDHQVYnvoJwLhhZDAd3N5PlwO-kNwUAN3cQm7DJK/s1024/bar-juan1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKH0CqhhjPkd2YLKP8tFQ8QBL2FxpAAkJSF7nhGzlf-NLXMtom_SMPJEZDf3ugAZKdktTe_j1BRxrWiVVFxbEZHBxPZfqpzDHQVYnvoJwLhhZDAd3N5PlwO-kNwUAN3cQm7DJK/s320/bar-juan1.jpg" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>La Posta de 25</b></div><div style="text-align: justify;">Juan es Cabanay. Fue dueño del bodegón junto a su compañera Patricia hasta el primer sábado de este frío julio de 2021. Habían tomado el bar hacía casi seis años y en la última época ya lo habían rebautizado como “La Posta de 25”, como le soplaba a la vista el letrero colgado sobre el obligado bicicletero de la vereda.</div><div style="text-align: justify;">Pasarán los años y el de boca en boca dirá que la salida fue más prematura de lo prevista, después de que la familia dueña del inmueble decidiera no renovar el contrato y abrirlo a la inversión inmobiliaria del dinero ágil; también que hubo un brindis largo, entre los íntimos y los de siempre que se fueron enterando del cierre, con picadas y empanadas, y que se vio, de fondo, un triunfo de Argentina contra Ecuador en la Copa América de Brasil. No hubo ni tiempo para el último truco, porque el domingo temprano se terminaba de vaciar la mudanza.<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH3NyDujfdyN0M_ZrZGTEAlgdDUett4LHDUcjzrS1E1OQXhIIl4Lv1jSxekgBhyphenhyphenafJ5QbmrMbGJRu0TPizWQwaGppaKbCo05cXFvZK-OKfTmkSWdMnxVlyWljzjuLGAgHVJCfw/s1280/bar-juan2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH3NyDujfdyN0M_ZrZGTEAlgdDUett4LHDUcjzrS1E1OQXhIIl4Lv1jSxekgBhyphenhyphenafJ5QbmrMbGJRu0TPizWQwaGppaKbCo05cXFvZK-OKfTmkSWdMnxVlyWljzjuLGAgHVJCfw/s320/bar-juan2.jpg" width="320" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;">“Ya está. No hubo forma de convencerlos”, me confía Juan, mientras me brinda la tablita con pizzas y Messi se hace más figura, define el partido y ya pensamos en la inminente semifinal con Colombia que tendremos que ver en otro lugar. ¡Que la cábala no se quiebre!</div><div style="text-align: justify;">Aquejado por la cuarentena obligatoria después de la pandemia, en marzo del año pasado, Juan y Patricia le habían sumado delivery con comidas para llevar y la barra abierta para los conocidos que se le animaban al poco estricto protocolo de la pandemia, entre trucos sigilosos a media persiana y copas hasta bien entrada la noche. También prendían la parrilla <i>a la canasta</i>, cuando varios aseguraban presencia en noches de partidos o naipes. Y le habían sumado un pool, reconocible desde afuera a través del gran ventanal, del lado de la vieja rockola -de esas de botones sin pantalla táctil- que administraba los ánimos musicales del lugar yendo del cuarteto o el tango, al rock argentino y la balada melosa más clásica.<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdlSm0a4HW-IdSETYAd8cFgRGnILuFTYaU0GKXpICoCJ6c4cKJWD06gD01Uj0pmuum6MlFYXt5OVPz6mtI3taViHpXezSiR3wl_Dr8WqZ-W3u7DTnW1aJCRfaQN6nA7mDoASrP/s1280/bar-juan3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdlSm0a4HW-IdSETYAd8cFgRGnILuFTYaU0GKXpICoCJ6c4cKJWD06gD01Uj0pmuum6MlFYXt5OVPz6mtI3taViHpXezSiR3wl_Dr8WqZ-W3u7DTnW1aJCRfaQN6nA7mDoASrP/s320/bar-juan3.jpg" width="320" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;">Las decenas de habitués de la última etapa lo vivirán como un cimbronazo, como quien tiene que cambiar una rutina que siempre se presume interminable. Ahí están Lito, Daniel, Fernando, Hernán, Alfredo, Tucho, Boli, el Pelado o aquel otro de boina que hacía del silencio un dharma y siempre pedía blanco con soda…</div><div style="text-align: justify;">Pero no. Cambiarán los nombres y los reductos, eso sí, pero la cultura del codo y el vaso en la barra de estaño buscará nuevos e inciertos horizontes; surcará el rito del que está solo y espera que siempre llegue la charla cómplice del cliente amigo.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/07/10/la-ultima-curda-del-malayunta-de-25/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-54805703657550504582021-06-20T11:55:00.025-03:002021-06-21T15:23:37.293-03:00De Montoneros, crimen y globos pinchados<p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMiacTjx5eWzV1TM00BOBmtLgSwPJjmsdoLlTe4IntIuXL9UowstfZEsL3TS6lfzl1LugSomrDt44m4nWIoVNny1CADYQ7xQVLzaM2orbpaiO9qHNOGb53JZaVDxz9xOMM4u5o/s2048/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+1.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1529" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMiacTjx5eWzV1TM00BOBmtLgSwPJjmsdoLlTe4IntIuXL9UowstfZEsL3TS6lfzl1LugSomrDt44m4nWIoVNny1CADYQ7xQVLzaM2orbpaiO9qHNOGb53JZaVDxz9xOMM4u5o/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+1.JPG" /></a></div><br /><i>En La Plata, hace 35 años, en un Estudiantes-Huracán, Gregorio Noya era el primer muerto de la última dictadura en una cancha; la tarde que la JP cometía una osadía imperdonable para la Junta: mostrar banderas de Montoneros en la visitante del estadio de 1; hubo cacería policial y militar adentro y afuera: uno de esos balazos mataría a Noya por la espalda (*)</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">“Vayamos a la platea, mejor, cerca de los locales”.</div><div style="text-align: justify;">Algo intuía Noya; jamás ese final. Se lo sugirió al hijo entre el típico almuerzo apurado de un domingo de otoño con fútbol y el viaje a La Plata.</div><div style="text-align: justify;">El razonamiento conservaba algo de lógica paterna ineludible: había escuchado que ese 16 de mayo de 1976, los pinchas buscarían emboscar a los quemeros para quedarse con algún “trofeo”. Lo repitió, incluso, ya sentado en el tren que los dejaría en La Plata: que la barra del Globo estaba al tanto de todo y que era preferible evitar “quilombos”.</div><div style="text-align: justify;">Pero los cruces no serían entre las hinchadas, ni siquiera como insinuación.</div><div style="text-align: justify;">“Mejor, así. Entramos por otra puerta, sin la barra, y después salimos enseguida”, convenció a su hijo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyCiq0K12Eujc5QWRmFJQyXwmMoNDUt79JYcgvCzjkkaYBIY6nU1sMkhZ1_S8PXhJgD3h8sgviWc3TM0erJpCtIarvNNcsKoLI2PGpE2nJdZhiPX1gvKTdSsPPbE6pXRvEhXoV/s633/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="571" data-original-width="633" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyCiq0K12Eujc5QWRmFJQyXwmMoNDUt79JYcgvCzjkkaYBIY6nU1sMkhZ1_S8PXhJgD3h8sgviWc3TM0erJpCtIarvNNcsKoLI2PGpE2nJdZhiPX1gvKTdSsPPbE6pXRvEhXoV/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+2.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los pocos relatos que existen son coincidentes: la Juventud Peronista tenía más que buena simpatía dentro de la hinchada de Huracán. Por eso planearon el viaje juntos y llegaron a La Plata en varios camiones. Se estaban por cumplir dos meses del Golpe de Estado y Montoneros, ya declarada “ilegal”, mantenía su clandestinidad desde septiembre de 1974.</div><div style="text-align: justify;">En la previa del Ducó, la barra había acordado cómo sería el ingreso a la cancha y quiénes lo harían, esta vez, cuidando cada detalle de los bolsos con las banderas largas.</div><div style="text-align: justify;">“Las blancas van acá, ¿ven?”, prepoteó uno. “Todas confundidas entre las rojas más finas”.</div><div style="text-align: justify;">Los tirantes de color se desplegarían antes de empezado el partido, sobre los paravalanchas. Los que sabían el plan, conocían el dato desde mucho antes: los jóvenes de la JP custodiarían y estarían a cargo esa tarde de todos los bolsos pesados. El eventual enfrentamiento entre las barras de ambos equipos sonaba a coartada.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUlNwRMsxaHeLQu4PvuI3tnNBlh1k0Po-Qjm9z4NMTGq-bgeQ0tbnQ9tOj1qn05-qICPSDjA5dfg4ArTAkn0rMae5J_KaYXRfN_S76rdllyzwNntysSIJd0vssoA3_cM38fhXw/s640/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="555" data-original-width="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUlNwRMsxaHeLQu4PvuI3tnNBlh1k0Po-Qjm9z4NMTGq-bgeQ0tbnQ9tOj1qn05-qICPSDjA5dfg4ArTAkn0rMae5J_KaYXRfN_S76rdllyzwNntysSIJd0vssoA3_cM38fhXw/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+3.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con la breve excepción de la edición del lunes 17 del diario La Prensa, los medios gráficos publicaron, sin filtros, el parte que el gobierno militar difundió sobre “los episodios sucedidos en La Plata”; un comunicado escueto, con responsabilidades ajenas, previsibles, para cerrar el caso: Gregorio Noya, argentino, de 38 años, domiciliado en avenida Riestra al 5900 de la Capital, había sido alcanzado por una bala disparada por “delincuentes subversivos, mediante la utilización de armas de fuego de forma indiscriminada”, que habían respondido al accionar del ejército y la policía cuando éstos intervinieron para impedir “que un grupo de sujetos que se hallaba en el exterior del campo de juego elevara, mediante la utilización de globos, una inscripción similar a la secuestrada”.</div><div style="text-align: justify;">“Montoneros”, en letras negras sobre fondo blanco, se leía en la primera bandera, la que se alcanzó a ver antes del entretiempo del partido, minutos después de las cuatro y cuarto de la tarde de ese domingo 16 de mayo, desplegada desde la parte superior de la torre de iluminación hacia el alambrado, sobre el sector lateral que une la tribuna con la platea en la esquina de calle 57.</div><div style="text-align: justify;">La crónica de La Prensa puso dudas sobre el origen de los incidentes –aunque refería “presuntamente a la acción de un grupo de personas subversivas” (sic)-, narró los episodios a partir del relato de testigos y bajo el previsible amparo del potencial: “Los incidentes comenzaron cuando efectivos policiales se dirigieron a una de las torres de iluminación ubicada sobre la tribuna que da espaldas a la avenida 1, de la que pendía una improvisada gran bandera del tamaño de una sábana en la que en gruesos caracteres se podía leer el nombre de una organización terrorista. Dicha bandera, que se hallaba en el lugar desde las 14.30, fue descolgada mientras se jugaba el partido por un policía de civil al que secundaban otros uniformados (…) A las 16.20, cuando los futbolistas se hallaban en el descanso, se escucharon una serie de detonaciones de armas de fuego que provenían de la calle 1 (…) En ese momento, se observó el ascenso de un atado de globos inflados con gas, con los colores celeste y blanco, que tenía como misión elevar por sobre el estadio otra bandera de un grupo subversivo, la que habría quedado enganchada en los árboles de la calle. Allí intervinieron efectivos policiales que se enfrentaron con un grupo de personas que pretendía desengancharla”.</div><div style="text-align: justify;">La tapa de El Día muestra el que, quizás, sea el único documento fotográfico que exista sobre los hechos. Se lo observa a Noya recostado sobre una camilla que fue alcanzada desde el sector de los bancos de suplentes. Ante los gritos y las señas de los plateístas que lo acompañaban en el parte superior, minutos después de haber recibido el tiro, los auxiliares subieron por el alambrado la única camilla disponible en el estadio, la que usaban los médicos para los futbolistas lesionados.</div><div style="text-align: justify;">“Incidentes” o “confuso episodio”, el uso tácito para deslindar eventuales responsabilidades oficiales, los medios en general (Clarín sólo publicó un recuadro sobre un “herido de bala” y nunca confirmó el crimen) cerraron el caso, el martes 18, con el informe oficial emitido por la Policía Bonaerense al mando de Camps. A Noya lo habían asesinado “delincuentes subversivos” que comenzaron a tirotear a la policía en el exterior de la cancha mientras intentaban infiltrar una bandera con “el nombre de una agrupación terrorista” (sic).<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCo1B_hyphenhyphenzTnC7yIvRqB4l28o8niph0i8vriAcHG3YLSmxCPx-5AO0xSkZiLkarg8oCL4wZr1JVxKcKsEitwWCUwRPqC20kpbGtaHQ0FIHgjxd-NQEw5JFOAaS03VPYfECSRgHD/s1135/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="1135" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCo1B_hyphenhyphenzTnC7yIvRqB4l28o8niph0i8vriAcHG3YLSmxCPx-5AO0xSkZiLkarg8oCL4wZr1JVxKcKsEitwWCUwRPqC20kpbGtaHQ0FIHgjxd-NQEw5JFOAaS03VPYfECSRgHD/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+4.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Un sobreviviente de la dictadura, que participó de la operación de agitación y propaganda para infiltrar las banderas en la cancha de Estudiantes, se reencontraría décadas después con el luctuoso episodio a partir de los documentos de la DIPPBA, desclasificados por la Comisión Provincial por la Memoria, que dan cuenta de aquella jornada del 16 de mayo de 1976. Lo tenían “marcado” por “Monto” en el legajo 13.168, redactado el 27 de agosto de 1981 por la Comisión Asesora de Antecedentes de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Nombre: Adolfo Vicente Bergerot.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Nombre de guerra (sic): “Fito”.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>D.N.I: 11.367.754.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>C.I: 10.221.449.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Nacionalidad: Argentino.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Nacido en: Capital Federal.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Fecha: 8 de diciembre de 1954.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Profesión: Estudiante.</i></div><div style="text-align: justify;"><i>Conclusiones: “Registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública. Militó en Mendoza y La Plata en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), funcionando, por última vez, en las Tropas Especiales de Infantería (TEI)”.</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Bergerot fue detenido y secuestrado. Estuvo desaparecido. Luego fue “blanqueado” y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Se exiliaría en España y participaría de la Contraofensiva Montonera hasta romper con la Organización.</div><div style="text-align: justify;">“El objetivo era izar la bandera, retirarnos y usar la cancha por la concentración de gente para poder hacer propaganda. Era una pancarta que decía ‘Videla asesino. Montoneros’. La idea era que subiera en el entretiempo, o en algún momento del partido, así toda la gente la veía”, relata.<span style="font-size: x-small;"> (1)</span></div><div style="text-align: justify;">Según los informes de inteligencia de la Policía Bonaerense, el segundo grupo estaba conformado por estudiantes de las facultades de Medicina y Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata: entre ellos, claro, el propio Bergerot.</div><div style="text-align: justify;">“En el momento en que los dos compañeros están -uno enganchando la bandera y otro los globos- llegan cinco o seis patrulleros y se ponen a tirar. Lo que había pasado era que un momento antes, adentro de la cancha, no sabemos quién, había hecho lo mismo pero en la tribuna de Huracán…”, confirma Bergerot sobre la acción de propaganda en 1 y 57. <span style="font-size: x-small;">(1)</span></div><div style="text-align: justify;">La bandera contra Videla y su dictadura nunca llegaría a desplegarse y a Bergerot lo cercarían un día después del acto proselitista: la policía falsearía las actas obligándolo a declarar que había estado presente en las afueras del estadio para justificar su detención.</div><div style="text-align: justify;">“Yo mismo había trazado los planos: cómo era la cancha, cómo había que ubicarse, cómo había que llegar, cómo había que retirarse… Pero por cuestiones personales no pude estar. Había viajado a Mercedes a ver a mis viejos y me detuvieron a la mañana siguiente. Sabía que eso podía pasarme. Lo entendía y así fue: me interrogaron y me torturaron”.</div><div style="text-align: justify;">El acta falseada y su posterior detención estaban redactadas de antemano.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkvFmQSRyZldda8Wst6je1R9NxUC2Q21CUDhVYfWewZOCLuqZ9xd3f90RuVl1iva0ZJ15D_RRgbuSGpABZEX1IU28x9VkTlxc7-01GRB2S_4H9cMwas3_fgWFnAbjW1tVnS2u8/s400/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="242" data-original-width="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkvFmQSRyZldda8Wst6je1R9NxUC2Q21CUDhVYfWewZOCLuqZ9xd3f90RuVl1iva0ZJ15D_RRgbuSGpABZEX1IU28x9VkTlxc7-01GRB2S_4H9cMwas3_fgWFnAbjW1tVnS2u8/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+8.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No sería la primera vez en que se aprovecharía un evento deportivo para denunciar a la dictadura. Tres años tardó “el gran golpe” de Suiza, en un partido amistoso que la Selección Argentina disputó contra Holanda en el estadio Wankdorf de Berna. “La gran revancha del Mundial”, lo vendieron como propuesta publicitaria, para ser transmitido en vivo y en directo para todo el país en ese mismo ’79 de la Contraofensiva, al cumplirse un año de la obtención de la Copa del Mundo de Fútbol de 1978.</div><div style="text-align: justify;">Televisado por ATC, colgados estratégicamente en las tribunas cabeceras, se pudieron leer dos carteles ideados por los exiliados políticos, también con letras negras en imprenta: “Videla Asesino”, armado letra por letra para evitar los controles censores del estadio; y “Los militares son miseria y represión”. Los mensajes se vieron durante buena parte del partido pese a los esfuerzos de los técnicos de control del canal estatal, que apenas pudieron tapar la denuncia con un sobreimpreso oscuro publicitando un show de Les Luthiers. Se lo puede chequear, hoy, a mano en YouTube. El objetivo se había cumplido.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;"><i><span style="font-size: x-small;">“Como la protesta no iba a pasar desapercibida para los televidentes, Enrique Quintana, embajador en Suiza, el contraalmirante Carlos Lacoste y el resto de la comitiva argentina presente en el estadio intimaron a los organizadores que sacaran las banderas y carteles o, de lo contrario, la Selección no saldría a disputar el segundo tiempo. Un grupo de policías se metió en la tribuna donde estaban los hinchas para adueñarse de los carteles, pero se encontraron con una gran resistencia latinoamericana, ya que los argentinos fueron respaldados por uruguayos, chilenos, bolivianos y paraguayos presentes en la tribuna, más algunos suizos. Todos juntos mantuvieron en alto el reclamo de justicia”.<span> (2)</span></span></i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La bandera blanca con las diez letras en negro que reproducía el nombre de la Orga era similar a aquellas. Pero, en La Plata, debía ser camuflada para esquivar el cacheo previo de la policía.</div><div style="text-align: justify;">“Se cuelga cerca de la ochava. Va atrás de la de ‘Globo Campeón’”.</div><div style="text-align: justify;">El Hugo, de injerencia en la estructura de la Juventud Peronista, dio instrucciones y la ubicaron tapada con la otra más grande que se sostenía entre la torre de iluminación y el alambrado lateral, en el mismo sector de la antigua entrada de la esquina de 1 y 57.</div><div style="text-align: justify;">Pasadas las cuatro y cuarto de la tarde de ese 16 de mayo de 1976, desplegada desde la parte superior de la torre, un grupo de personas izó la bandera con la inscripción quemera. Segundos después surgiría la insignia escondida: “Montoneros”.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Noya le acercó la mano al hijo apenas recibido el balazo. Los dos estaban de espaldas, en las filas superiores de la platea de 1, junto al resto de los hinchas que ya habían empezado a refugiarse al notar el despliegue de la policía. No había arrancado aún el segundo tiempo.</div><div style="text-align: justify;">Sí la cacería: policías de civil y algunos uniformados se movilizaron sobre el pasillo de ingreso de la visitante, arrancaron la bandera y detuvieron a dos personas, presuntamente las encargadas del izamiento, entre corridas e intercambio de disparos.</div><div style="text-align: justify;">Todavía faltaba la segunda parte del plan, sobre 57 y 1: hacer ingresar una bandera similar, desde la calle y por sobre la cancha, amarrada con globos. La operación que décadas después confirmó el propio Adolfo Bergerot.</div><div style="text-align: justify;">Los forcejeos y disparos se trasladaron, de los tablones del sector de Huracán, a la esquina. La policía hizo un rápido cerrojo y disparó sobre los sospechosos de colaborar con la remontada de la segunda bandera. Algunos de los militantes se escondieron sobre la copa de los árboles, procurando que la operación se completara desenganchando los globos. Pero fueron vistos. Les dispararon desde la vereda de avenida 1 hacia arriba. La altura de los árboles coincidía con la ubicación de las últimas filas de la platea.</div><div style="text-align: justify;">“Me dieron en la espalda”, alcanzó a decir Noya.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFN7FJKpkIp2PoRweB9LqLJiYJ9tACOAGne7FAPykIf-EngXYz_y8OeA49DAABUDyvw17LmqNwKlkjFRiX6BcH3ZYqAfO8yzo8nZl-z2spMGii0w87W2yJKzxXc07xMepsWUUn/s640/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="452" data-original-width="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFN7FJKpkIp2PoRweB9LqLJiYJ9tACOAGne7FAPykIf-EngXYz_y8OeA49DAABUDyvw17LmqNwKlkjFRiX6BcH3ZYqAfO8yzo8nZl-z2spMGii0w87W2yJKzxXc07xMepsWUUn/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+9.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">“Estudiantes de La Plata-Huracán, balazo calibre 9 policial ingresado por la espalda y disparado por personal que venía a reprimir un acto de suelta de globos organizado por los Montoneros: Impune”.</div><div style="text-align: justify;">Gregorio Noya emerge como el fallecido número 98 en el listado de “Salvemos al Fútbol” sobre las más de 330 muertes por la “violencia en el fútbol argentino”, desde la primera reconocida, de 1922. Es uno de los miles de asesinatos impunes que quedaron del accionar represivo de la última dictadura; la primera en un estadio de fútbol.</div><div style="text-align: justify;">La denuncia de la ONG tiene un hilo conductor ineludible en la investigación del periodista Amílcar Romero: a mediados de la década del ’80 publicó el revelador “Muerte en la cancha”, donde describe, entre otros, el reportaje que le realizó, años después del asesinato, al hijo de Noya para la indagación de fuentes y la posterior publicación.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBnqyz_Ir84eUCN43fnku25Z4hyDB2dadK3QCPrmc1hmZ2mXx4gH01B-qR02WdZqQV4_znTZYwgpyotxW4mI9VI8N4NqRx1i_jl70KNfZGyB6F6jNVZng7hdEi1IsuZEnQJ65v/s1280/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+10.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBnqyz_Ir84eUCN43fnku25Z4hyDB2dadK3QCPrmc1hmZ2mXx4gH01B-qR02WdZqQV4_znTZYwgpyotxW4mI9VI8N4NqRx1i_jl70KNfZGyB6F6jNVZng7hdEi1IsuZEnQJ65v/s320/De+Montoneros%252C+crimen+y+globos+pinchados+-+90+L%25C3%25ADneas+10.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las crónicas del partido marcaron la figura del juvenil arquero visitante, Eduardo Jurkevicious, mérito directo para que el Pincha de Bilardo no pudiera quitarle el invicto al Huracán puntero en el durísimo cruce de candidatos del Metropolitano 1976. Lo revela la -inédita para la época- cantidad de expulsados que tuvieron los 90 minutos: tres por Estudiantes, dos por el Globo.</div><div style="text-align: justify;">Con el 0-0 como chapa definitiva, se anunció por los altoparlantes que la policía cerraría los accesos de las dos tribunas para evitar la desconcentración del público: serían palpados de armas y se revisarían sus documentos de identidad; uno por uno.</div><div style="text-align: justify;">Los “sospechosos”, a arbitrariedad militar, y aquellos sin DNI, fueron demorados y trasladados a dependencias policiales de la zona. Mientras tanto, las radios que cubrían el partido instaban a los familiares de los hinchas, retenidos en el interior del estadio, a concurrir a la puerta con las identificaciones de sus parientes para que fueran autorizados a retirarse. Así de grotesco e inimaginable.</div><div style="text-align: justify;">Ya de noche, pasadas las 20 y abiertas las puertas para que los hinchas desconcentraran en fila de a dos, Noya comenzaba a ser intervenido en un hospital cercano. Agonizaría y moriría después del mediodía del lunes 17 de mayo de aquel 1976.</div><div style="text-align: justify;">Con culpables, sin condena.</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><b>Notas</b></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- Diarios El Día, La Prensa, Clarín y La Nación</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- Revista El Gráfico</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- Web de ONG Salvemos al Fútbol: http://salvemosalfutbol.org/</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- Romero, Amílcar. “Muerte en la cancha”. Buenos Aires, Nueva Alianza, 1986.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- Bergerot, Adolfo. “El archivo y el testigo”. La Plata, Comisión Provincial por la Memoria, 2018: https://www.youtube.com/watch?v=5pVaCGdDyGw&ab_channel=Comisi%C3%B3nporlaMemoria </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">- “Bandera en Berna”. La Plata, Comisión Provincial por la Memoria, 2021: https://m.facebook.com/cpmemoria/videos/2606976546277196/?refsrc=https%3A%2F%2Fm.facebook.com%2Fcpmemoria%2Fvideos%2Fbandera-en-berna%2F2606976546277196%2F&_rdr </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">(1) Bonomi, P. y Sahade, J. “Una tardecita de fútbol”. La Plata, Revista Puentes, Año 8, N°25, Dossier Documentos #12: De lo secreto a lo público, 2008: https://studylib.es/doc/6653938/12.-una-tardecita-de-f%C3%BAtbol</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">(2) “Escrache en Berna”. Buenos Aires, Diario Página/12, 2012: https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/subnotas/188553-57989-2012-02-29.html</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">(*) La crónica original, ampliada para este trabajo, fue publicada en la revista Animals! como parte de un concurso de investigación sobre Deporte, Violencia y Política de la FPyCS de la UNLP, en 2015.</span><br /><br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/06/19/de-montoneros-crimen-y-globos-pinchados/">90 Líneas</a>.<br /><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-6256287764149540472021-06-06T12:30:00.026-03:002021-06-07T13:07:13.660-03:00Todo por amor en un legendario bar platense<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1YpDuK08BG9PBPBsJbxyFGSyo3aD2vFfzGDmWYuY2bz36Q_Ko-Z3ZlOyYgkxPgPhYlbbtDLT3K_D2UkUMEDYCn4cB-P5adAFY9dyHMEUVVj2rbeWlLuxMrg0O1jyqw9sK5IXM/s2048/1.+bar-oscar-papu1.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1152" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1YpDuK08BG9PBPBsJbxyFGSyo3aD2vFfzGDmWYuY2bz36Q_Ko-Z3ZlOyYgkxPgPhYlbbtDLT3K_D2UkUMEDYCn4cB-P5adAFY9dyHMEUVVj2rbeWlLuxMrg0O1jyqw9sK5IXM/s320/1.+bar-oscar-papu1.jpg" width="320" /></a><i></i></div><i><div style="text-align: justify;"><i>El viejo reducto de los hermanos Aguilar en Meridiano V, administrado desde el fin del aislamiento estricto por Eduardo y Claudia, comenzó una campaña para ayudar a personas en “situación de calle”</i></div></i><br /><div style="text-align: justify;">La atmósfera es inquebrantable y se repite en decenas de bares similares donde la bohemia es una causa de vida cuando se apagan los ánimos y baja el sol. Pocos como Ross y Luna lo sintetizaron en, no más de un minuto, en “Hit”: amigos, truco, tragos, vivir jugado, al límite, sin retaguardia, sin paso atrás, expuesto a la soledad…</div><div style="text-align: justify;">El bar se distingue sobre la mano izquierda de calle 70, llegando a 24, por un antiguo toldo de chapa clara que se abre y se cierra según juegue el sol o la lluvia. Al entrar, entre cortinas tornasoladas verdes, sobresalen, en cada una de las mesas, un cenicero, un servilletero que indistintamente nos marca Coca Cola o Quilmes a cada lado y un alcohol en gel, raspón ineludible de los tiempos pos marzo 2020.</div><div style="text-align: justify;">Detrás de la barra, formada en “L” sobre dos heladeras Villar desenchufadas, ya sin uso, hay varias botellas de Hesperidina, cañas Padilla, anís 8 Hermanos, vodkas y whiskys ligeros que permiten la medida del habitué a sólo 100 pesos; la infaltable tablita para alguna picada; y, hoy sábado, una amplia fuente de empanadas caseras, cortadas a cuchillo con la mano única de Claudia, listas para repartir en el obligado formato delivery.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mgfBQIiE67fwAAbVYDbOuHhpj677GOBeci3CbfK6IyVosumn-GbJQzoyNP58NIf4Nve3OiTaXMADdxDGthv7ZxwGVZiOq4LakkGbhXMbr791OGhWRhsOQPblQ83NaVj-j4ZQ/s1108/2.+bar-oscar-papu2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1108" data-original-width="739" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mgfBQIiE67fwAAbVYDbOuHhpj677GOBeci3CbfK6IyVosumn-GbJQzoyNP58NIf4Nve3OiTaXMADdxDGthv7ZxwGVZiOq4LakkGbhXMbr791OGhWRhsOQPblQ83NaVj-j4ZQ/s320/2.+bar-oscar-papu2.jpg" /></a></div><div style="text-align: justify;">Otros tiempos, la pandemia y el distanciamiento obligatorio formatearon todos estos clásicos reductos -habituados al ruido y a la charla infinita entre copas- y se adaptaron con otros ritmos y costumbres. El viejo bar de Oscar, ahora de Eduardo y Claudia, se abre al invierno dando una mano para personas en “situación de calle” con desayunos gratuitos. Ante la necesidad, la solidaridad que nunca falta.</div><div style="text-align: justify;">“Empezamos el lunes pasado. Lo veníamos hablando con Edu, mi marido, que tenemos el bar, de poder hacer desayunos para gente que esté en ‘situación de calle’. Nos llena el alma y nos gusta la idea. Y gracias a los vecinos que donan, a los clientes que siguen viniendo y colaboran mucho, hacemos meriendas también”, enfoca Claudia. Mientras la grabo en la cocina, sumerge las empanadas en grasa para completar uno de los tantos pedidos del día.</div><div style="text-align: justify;">“Como mucha gente no sabe o no conoce, además empezamos a salir a repartir los desayunos. Hoy –por ayer- después de las 7 estuvimos por la zona del San Juan de Dios, por el Hospital San Martín, y entregamos casi veinte viandas con café y paquetitos de galletitas”, agrega.</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Qué se encuentran cuando salen a la calle?</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>Hay mucha gente… te da mucha tristeza, sinceramente. Pero la gente es muy agradecida…</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>¿Vienen muchas personas?</div><div style="text-align: justify;">-<span style="white-space: pre;"> </span>De a poco, sí. Muchos se fueron enterando por el cartel y por los comentarios o los mensajes que se van mandando. Y, además, muchos otros que conocen la iniciativa se acercan a donar. La gente del barrio es muy atenta, muy agradecida. Hoy nos trajeron yerba, galletitas, de todo…</div><div style="text-align: justify;">¿El barrio? La bajada de la 70, entre 23 y 24, arteria troncal del paso del Meridiano V al San Juan de Dios. Allí, desde las 7.30, de lunes a sábado, Eduardo y Claudia le meten el cuerpo al frío ayudando a los que más lo necesitan: café caliente, un bizcocho, tostadas recién horneadas, gratis y con la mayor solidaridad.</div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhINAXUwh7Z_sYe-VbeqArFBi9MJFRN3mhi7E7Ths4SbQTuQMeqGQMRR64FcUnGvlJl22-gYlR_g8yoyGDHDz56DjB53J_Hh5gLe92RidvhlFG0bBecr0g3lTp11c3ylkynnwDF/s1280/3.+bar-oscar-papu3.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhINAXUwh7Z_sYe-VbeqArFBi9MJFRN3mhi7E7Ths4SbQTuQMeqGQMRR64FcUnGvlJl22-gYlR_g8yoyGDHDz56DjB53J_Hh5gLe92RidvhlFG0bBecr0g3lTp11c3ylkynnwDF/s320/3.+bar-oscar-papu3.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-weight: 700;"><br /></span></div><span style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">Un proyecto presentado en Diputados</div></span><div style="text-align: justify;">Los primeros días de abril, se presentó, en la Cámara de Diputados de la Nación, el proyecto de ley Integral para Personas en Situación de Calle, como parte de una reunión informativa de las comisiones de Derechos Humanos y Garantías, Acción Social y Salud Pública de la cámara baja.</div><div style="text-align: justify;">La iniciativa propone la creación, en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Social, de una coordinación interministerial que aplique políticas transversales de salud, vivienda y trabajo para la gente en ‘situación de calle’.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdR6ou_AvTTl36kSFfDkKw6KALwBl1qkt5vBjX2S2V3U9GTVvRIpwyjioGj_4NOw1DRXvil2rP-QkVtb0HQ85D8_anr_GcA7VTMjcbH62fRcBKhosKCzJiMlqZIgksRnKV5xiv/s1280/4.+bar-oscar-papu4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdR6ou_AvTTl36kSFfDkKw6KALwBl1qkt5vBjX2S2V3U9GTVvRIpwyjioGj_4NOw1DRXvil2rP-QkVtb0HQ85D8_anr_GcA7VTMjcbH62fRcBKhosKCzJiMlqZIgksRnKV5xiv/s320/4.+bar-oscar-papu4.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;">* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en </span><a href="https://90lineas.com/2021/06/06/todo-por-amor-en-un-legendario-bar-platense/" style="text-align: justify;">90 Líneas</a><span style="text-align: justify;">.<br /><br /></span></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-82754932793139036512021-05-25T09:15:00.005-03:002021-05-25T09:22:02.910-03:00Bohemia<p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/5sZZ3OgptcI" width="320" youtube-src-id="5sZZ3OgptcI"></iframe></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div>Vivir jugado, un poco en el límite, el café, los amigos, jugar truco, una mesa de casino, tomar copas, gente que vive así, muy expuesta, sin retaguardia, sin paso atrás, expuesta a la soledad, a la enfermedad, a la muerte, la bohemia...</div></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-6755187478644700382021-05-16T10:42:00.008-03:002021-05-18T11:07:53.525-03:00Pinchas y Diablos en el Ascenso<p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwIxb43_J-CR93UR-lqgfEC26JdO5ReYrjX-Ljjb9UWmqKuQ1k29AcrNwfPrBSiMTJN4zmZFA7lNvRW8SkmoBy2G1EBrAyaN2gz1GVfXDnSKcS_rzWrAF0ZFJa3qV1m6R_w8dG/s1200/edlp-independiente-11-1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwIxb43_J-CR93UR-lqgfEC26JdO5ReYrjX-Ljjb9UWmqKuQ1k29AcrNwfPrBSiMTJN4zmZFA7lNvRW8SkmoBy2G1EBrAyaN2gz1GVfXDnSKcS_rzWrAF0ZFJa3qV1m6R_w8dG/s320/edlp-independiente-11-1.jpg" width="320" /></a></i></div><i><br /><div style="text-align: justify;"><i>A horas del partido por
la Copa de la LPF, el primer gran choque de Estudiantes e Independiente de la
historia, el de la Intermedia 1911. Llegaron con un punto de diferencia a la
última fecha y el Pincha se aseguró el ascenso goleándolo en Avellaneda. El
puntapié de un duelo que se hizo un “clásico” dentro del fútbol argentino</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></i><div style="text-align: justify;">¿Se imaginan en 2021 un torneo de la B con Estudiantes, Boca
e Independiente? Impensado hoy, así fue la temporada 1911 en el fútbol de
AFA, con Pinchas y Diablos como protagonistas directos durante las 18 fechas
del certamen buscando llegar al círculo superior de la por entonces Argentine
Association Football.</div><div style="text-align: justify;">El ente oficial había creado, en esa temporada, la Intermedia
Extra, división que pasaba a ser el segundo escalón del fútbol asociacionista,
entre la Primera de Liga y la Segunda División. Estudiantes e Independiente
se sumaron junto a Boca y otros equipos como Banfield y Ferro. Un
año histórico para el fútbol de AFA otrora porteño, aquel 1911, que vio el
último logro en Primera División del legendario Alumni y una irregular campaña
de Boca que cerca estuvo de descender a la tercera categoría. Boca en Segunda y
con riesgos de descenso. Otros tiempos…</div><div style="text-align: justify;">Afiliado a la AFA, nuevamente, desde 1908, una vez
inaugurado el campo de juego de 1 y 55, al Pincha se le había negado el ascenso
un año antes, a manos de Racing. Con la construcción de la platea oficial de
madera en marcha, llegar a Primera era el gran objetivo de la gestión del
presidente Silvestre Oliva.</div><div style="text-align: justify;">Lo conseguiría contra Independiente, un 12 de noviembre de
1911, en la vieja cancha del Rojo en el barrio de la Crucesita, en
Avellaneda. Miles de hinchas albirrojos se trasladaron, cuentan las crónicas,
hasta General Mitre y Lacarra para ver el histórico ascenso, nada menos que
contra Independiente y en su propia cancha.</div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4n_diIgu5ZH1T23GnM6tvnp0MiQh4XHE0pb-gsY9eP_4a5U908E68O5cOn3Eeheui2zv85gVj7xqxxNAOQh5uDDpOE6jCxrsY5Mi5OQNdl2keg-Q7tAWiCkWi1PGhSU3nmpEG/s636/edlp-independiente-11-3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="296" data-original-width="636" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4n_diIgu5ZH1T23GnM6tvnp0MiQh4XHE0pb-gsY9eP_4a5U908E68O5cOn3Eeheui2zv85gVj7xqxxNAOQh5uDDpOE6jCxrsY5Mi5OQNdl2keg-Q7tAWiCkWi1PGhSU3nmpEG/s320/edlp-independiente-11-3.jpg" width="320" /></a></div><p style="text-align: justify;">Era cara o cruz. El Pincha llegaba puntero con un poroto de diferencia: 28 contra 27. Le alcanzaba con el empate para ser campeón, pero se despachó con un furibundo 3-0, goles de Ricardo González Bonorino y el restante de Oscar Hirschi. Sí, el hermano del Luis Jorge que desde 1970 es homenajeado con el nombre del estadio de 1.<br />A 110 años de aquel fundacional Estudiantes-Independiente, Pinchas y Rojos seguirán escribiendo, esta tarde, con el lápiz de la historia, un duelo que ya es un clásico de las grandes definiciones: del ascenso de 1911, la final de la Competencia del ’17, pasando por los cruces en la Libertadores ’68, las semis del Nacional ’77, las finales de 1982 y 1983 hasta la última eliminatoria de la Copa Argentina 2014.<br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/05/15/cuando-pinchas-y-diablos-definieron-el-ascenso/">90 Líneas</a>.<br /><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14071869.post-38710059755044640892021-05-01T09:35:00.001-03:002021-05-11T10:56:20.913-03:00Mercedes: entre pulperías y vinilos<p></p><div style="text-align: justify;"><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibfM3j0Z7t7xhMCNKWL8pOuuxBnF9sz-2u1zFDXMIvoO-1x4JkI2yXkgipS2CPvi3lvw2gv6Z2uGVGT9Ppik6thaFeJMHTg9v1oOfdHo9pITmkgyYczeoOjsZjnJaQP0Fu3cv5/s738/mercedes3.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="492" data-original-width="738" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibfM3j0Z7t7xhMCNKWL8pOuuxBnF9sz-2u1zFDXMIvoO-1x4JkI2yXkgipS2CPvi3lvw2gv6Z2uGVGT9Ppik6thaFeJMHTg9v1oOfdHo9pITmkgyYczeoOjsZjnJaQP0Fu3cv5/s320/mercedes3.JPG" width="320" /></a></div><br />Una escapada ineludible a sólo 150 kilómetros de la capital bonaerense. La antigua ciudad cobija con su amabilidad pueblerina y un ambicioso circuito que evoca lejanos tiempos de cabalgatas, tragos pulperos y guitarreadas de fondo; y la mejor tradición de los bares nocturnos</i></div><i><div style="text-align: justify;"><br /></div></i><div style="text-align: justify;">Fundada a mediados del siglo XVIII como destino inevitable del combate de la Buenos Aires hispánica contra los “malones” de resistencia aborigen, Mercedes se constituyó como fortín en la franja natural que imponía el río Luján. Su escudo heráldico no permite dudas: se destacan, en el margen superior, el año de su constitución oficial como Guardia de Luján (1752); y su esencia fundacional, cortando la insignia transversalmente, con trazos que simulan el curso del río en líneas ondeadas. Sobre su margen derecho, se dibuja el antiguo fuerte de la guardia fronteriza destacando el mangrullo de vigilia; en el izquierdo, el soldado de caballeriza a la carrera, lanza en mano y preparado para la defensa.</div><div style="text-align: justify;">De aquel fuerte a esta ciudad, nos metemos en el añorado verde mercedino por el acceso secundario, que se abre desde el distribuidor de la autovía 5 siguiendo la ruta provincial 41. Cruzando el puente, el camino nos lleva hasta el ingreso girando a la izquierda por la avenida 40, que conforma el imaginario límite norte del casco histórico de Mercedes.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsXl9GT_-lqt7dt-S84S6KUGSYfhJmC3wnis3v1oUeWMlQuP_8DZNw68QgjsVPbeK7tB56wDvXgRvH6D96s4bHw88-MWREZRKGc5PcBzZfDeCyEkwulC-RKlbjm_aGFtFypzp6/s1152/mercedes5.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="532" data-original-width="1152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsXl9GT_-lqt7dt-S84S6KUGSYfhJmC3wnis3v1oUeWMlQuP_8DZNw68QgjsVPbeK7tB56wDvXgRvH6D96s4bHw88-MWREZRKGc5PcBzZfDeCyEkwulC-RKlbjm_aGFtFypzp6/s320/mercedes5.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">El acceso de la 40 corona su bienvenida con unas típicas arcadas arboladas, paralelo a la vieja vía del ferrocarril Belgrano hoy en desuso. Tomamos por la estación –convertida en centro cultural municipal- hasta el cruce principal con la 29, en la esquina de La Fonda. Como gran parte del inquieto circuito gastronómico, este restaurant emerge sobre una amplia casa centenaria de ladrillos a la vista, restaurada en su fachada pero conservando su estilo original.</div><div style="text-align: justify;">Lo mismo sucede con el antiguo bodegón Vieja Esquina, del siglo XIX, en la intersección de 28 y 25, a sólo metros de la plaza principal. Como aquel jugador 12 que simboliza el aporte al equipo de la hinchada de Boca, los mercedinos le llamaban “juzgado 11” –la ciudad tiene diez- por su cercanía con los tribunales y su inefable punto de reunión de jueces, fiscales y abogados. Aunque el bodegón conserva la arquitectura y los recuerdos históricos, la esencia original del mostrador, las picadas, los gancias y los fernets, le dieron paso a los tiempos modernos, con una amplia carta y platos de cervecería típica.<br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>De la Basílica a la noche del vinilo</b></div><div style="text-align: justify;">Desde el cruce con la calle 40, la 29 se nos abre hacia el centro y su casco histórico. Destacan su arboleda, el pulcro cuidado de sus veredas y las sombras largas que oscurecen la arteria aún en pleno mediodía soleado.</div><div style="text-align: justify;">La avenida nos lleva, hacia el sur, hasta la plaza principal, en 29 y 24. Allí se nos sitúa el punto fundacional exacto donde hace más de 250 años se pararon los primeros pobladores y hoy es obvio espacio del monumento a San Martín. La plaza tiene el equilibrio exacto para saborear un mate, con límites precisos de sol y sombra gracias a la continuidad de la espesa vegetación urbana que es un devenir característico del pueblo. Levantamos la vista y la Basílica de Mercedes, sobre el límite sur de la plaza, manifiesta el paisaje con su estilo neogótico. Construida a principios del siglo XX, la catedral mercedina actual fue declarada Monumento Histórico Nacional en 2010.</div><div style="text-align: justify;">Entrada la tardecita, podemos caminar sobre la calle 24 hasta la esquina de 23 –como lee, un platense bien podrá ubicarse es esta ciudad con direcciones numéricas que van de dos en dos, con las pares, de oeste a este; y las impares, de norte a sur- para entrar en otro túnel del tiempo musical llamado Bar Vinilo.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDNHLEPLNURXUCTx7Ijx9rOjOknIfqdQHKV-S9ZEC8i0a-_ptrcSf9Hc29eur0uWcmjLhpyDHHCEkylV1g8W3z7xLI8TnWT95jZLjHrdyyvFkhqaszEQPgW0TMejBNsso8UY-q/s1152/mercedes6.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="532" data-original-width="1152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDNHLEPLNURXUCTx7Ijx9rOjOknIfqdQHKV-S9ZEC8i0a-_ptrcSf9Hc29eur0uWcmjLhpyDHHCEkylV1g8W3z7xLI8TnWT95jZLjHrdyyvFkhqaszEQPgW0TMejBNsso8UY-q/s320/mercedes6.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">En otra esquina restaurada de viejos ramos generales con ladrillos a la vista y largos y angostos ventanales, el bar, que ya festeja su primera década y se adecuó a los tiempos pandemiales con protocolos y mesas a la calle, nos recibe con su mentor, Quique Fauri.</div><div style="text-align: justify;">Diez mil o más vinilos atesorados, quién sabe, este melómano obsesivo supo ser un faro del ambiente musical en la pequeña Mercedes. Dueño de un conocido local de discos, aquel emprendimiento atacado por un imprevisto incendio mutaría luego de lugar y de rubro: así nació el mítico Bar Vinilo, un espacio más propio de la cosmopolita Buenos Aires que de la tranquilidad arrabalera de Mercedes. Pero allí está. Y por eso convoca a tantos turistas, porteños o platenses, que viajan hasta Mercedes exclusivamente para disfrutar de un bar temático y de una noche que no consiguen en sus propias huestes urbanas.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqkwBU5RP9HoPyhEd-rvtoeCANoXQIaDa5mY7hAvo708JDlpAUZnE2VonU1wR-mEedURENZe-8LerPLrGMj7YujGBl44A22f-z9BIBKoiBQ6OrkQmVvc6gZMudqMYV7kx8EDFb/s2048/mercedes1.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqkwBU5RP9HoPyhEd-rvtoeCANoXQIaDa5mY7hAvo708JDlpAUZnE2VonU1wR-mEedURENZe-8LerPLrGMj7YujGBl44A22f-z9BIBKoiBQ6OrkQmVvc6gZMudqMYV7kx8EDFb/s320/mercedes1.JPG" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">Restaurado y ambientado cuidadosamente como un viejo bodegón, respetando la tradición del pueblo, el lugar abunda de recuerdos, nostalgias y piezas invaluables del coleccionismo, desde discos clásicos hasta cuadros, objetos, fotos y viejos juguetes. Un viaje en el tiempo donde encontramos, como si fuera una hemeroteca musical, colecciones completas de la primera época del rock nacional o de los grandes grupos del siglo XX, del rock, al jazz y al progresivo. De Manal, Almendra o el Club del Clan, a los Rolling, Zappa o Zeppelin.</div><div style="text-align: justify;">Mientras disfrutamos en la barra de alguna cerveza tirada, vinos o tragos de antaño como el vermut con fernet, cinzano y soda, Fauri labura a la par de sus hijos –como barmans o dj’s-, nos abre el tocadiscos y no duda en hacer sonar el grupo que le acabamos de sugerir. Le decimos que a esa hora de la noche cuaja Connan Mockasin. Lo pone. Y no escatima, con su humildad característica, en sumarlo a la lista de favoritos y nuevos descubrimientos.</div><div style="text-align: justify;">Si la sugerencia no tuviese formato vinilo, sonará amplificado en la computadora que resguarda detrás de las largas hileras de discos, prolijamente alineados y con celofán individual. Hay miles y el espacio no le alcanza. Los hay por todos lados. Muchos exhibidos, incluso, en repisas y a la vista siguiendo una exquisita línea de tiempo que nos invita a conocer el origen del rock argento. No hay detalles que quedan de lado para que el cliente sepa que está en un lugar único, distinto al resto.</div><div style="text-align: justify;">Vinilo supo ser visitado hasta por Manu Chao, atraído durante una gira por el “boca a boca” que circula como mito de un boliche de los de antes que sería leyenda si se trasladara a cualquier circuito gastronómico del ambiente porteño. Pero Vinilo resiste en Mercedes y bien que hace. Vale la pena manejar 150 kilómetros para disfrutar de una noche rodeado de la mejor música.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPkamGVB8qoBcTAU5xqAr3pkTKBDhCwkYGyiMPKH_b5TFez3JEdpcGGRpy5EUn4IWWAibpNKS7F7o0NHv7akQsrNukF-ArGJ_1F6_zf_5aD60A4_jAb07JTEzJtu0FdtZhF-sc/s1360/mercedes2.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1020" data-original-width="1360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPkamGVB8qoBcTAU5xqAr3pkTKBDhCwkYGyiMPKH_b5TFez3JEdpcGGRpy5EUn4IWWAibpNKS7F7o0NHv7akQsrNukF-ArGJ_1F6_zf_5aD60A4_jAb07JTEzJtu0FdtZhF-sc/s320/mercedes2.JPG" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><b>La Pulpería de Catarina</b></div><div style="text-align: justify;">De la esquina de 29 y 40, pero cruzando la vía del FFCC Belgrano hacia el norte, llegamos conduciendo por la 29 hasta al límite esperado con el río Luján. Antes del puente que nos presenta el verde espeso del Parque Municipal Independencia, sobre el margen izquierdo, encontramos la llamada “última pulpería”, la casa histórica de Cacho Di Catarina.</div><div style="text-align: justify;">El lugar, que se mantiene casi inalterable desde 1830 cuando el camino –la hoy calle 29- era la única huella de tierra de entrada a Mercedes, guarda decenas de conocidas anécdotas: sus interiores sirvieron de escenario en Don Segundo Sombra, película que en 1969 llevó al cine la célebre novela de Ricardo Güiraldes; durante años, además, el abuelo de Catarina conservó por herencia de los dueños originarios la captura oficial que pesaba sobre el “gaucho bandolero” Juan Moreira, habitual cliente del boliche. Data de 1869.<br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwMQcUcdQT88f5jwCbgkMbkP7pd0tUdWRFBdCVe1ZouhFoLkI8HUpUtjRF_Tp67zJUiiFn6e2gAy2s3AHIK0SxK8sFS44ukk0xFSiuQn5qlTFv5t5StY2g_ReR2nMJBSTSUgW-/s709/mercedes4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="399" data-original-width="709" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwMQcUcdQT88f5jwCbgkMbkP7pd0tUdWRFBdCVe1ZouhFoLkI8HUpUtjRF_Tp67zJUiiFn6e2gAy2s3AHIK0SxK8sFS44ukk0xFSiuQn5qlTFv5t5StY2g_ReR2nMJBSTSUgW-/s320/mercedes4.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />El inmueble, de color blanco, mantiene sus anchos ladrillos originales a la vista en estructuras de adobe. Tiene una galería central de chapa irregular iluminada con tenues farolas amarillas, sobre el lateral que da hacia el camino, apoyada en durmientes de madera y con pisos de tierra, a la derecha de la única entrada, de puertas doble hoja. Todavía se conservan los palenques, que muchos lugareños aún usan para atar sus caballos en cada visita, junto a la arboleda que le da la necesaria sombra de la siesta al lugar.<br /></div><div style="text-align: justify;">El viejo almacén fue adquirido en 1910 por el abuelo de Don Cacho Di Catarina, que junto a su madre nacieron y vivieron ahí mismo. La pulpería sería comprada en 1930 por Domingo Antonio Di Catarina –padre de Cacho- y su esposa, la hija del primer dueño, Salvador Pérez Méndez. Al morir Domingo Antonio en 1959, su hijo Cacho tomó posesión del lugar durante 50 años, hasta su muerte en 2009. Hoy, después de recuperarse de la inundación récord de 2015 que casi obliga a su cierre definitivo, el popular bodegón mantiene su raigambre histórica y es administrado por la familia de la sobrina de Don Cacho, quien no tuvo hijos ni había dejado descendientes. Abren de jueves a domingo y despachan lo clásico: picadas, panes caseros, pasteles, empanadas y el inevitable asado a la leña, regado de vinos, vermuts u ocasionales cervezas.</div><div style="text-align: justify;">Entrar a esta “última pulpería” de los Di Catarina será viajar a un cuadro típico de Molina Campos: hay una larga barra de aluminio, al bajar el escalón de ingreso, que sirve de pileta de enjuague de vasos; mesas de viejo roble; bancos de madera con patas abiertas. Cuelgan cuadros de antiguas publicidades, recuerdos en fotografías que el propio Cacho Di Catarina fue recolectando a lo largo de sus 50 años, camisetas de fútbol –una es la “5” de Chacarita del propio Cacho, de su época de fútbol senior- y un sinfín de documentos antiguos como patentes y carteles. En la parte superior se destacan un universo de artículos de campo: cinturones, rebenques, cueros, chalecos y largos estantes con viejas botellas de caña y ginebra ya oscurecidas con el paso de los años y las capas de tierra que el espacio superior acumula sin preguntar. Pero nadie se atreve a tocarlas. Es parte de este museo histórico que aún sigue con vida. La leyenda de La Pulpería de Catarina es tal que hasta el Correo Argentino le puso dedicar una estampilla de tirada reducida. Orgullo nacional.</div><br /><b><i>Cómo llegar</i></b><br /><div style="text-align: justify;"><i>Desde La Plata, y para evitar el exceso de los peajes porteños, conviene tomar la salida de calle 44, pasando el Cruce Etcheverry, hasta la intersección entre la ruta 215 y la 6. Por esta, se toma hacia Cañuelas y luego hasta Luján, donde se empalman los últimos 30 kilómetros a Mercedes.</i><br /><br />* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en <a href="https://90lineas.com/2021/04/26/entre-pulperias-y-vinilos/">90 Líneas</a>.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Chinaski Wieslerhttp://www.blogger.com/profile/04326110406162877014noreply@blogger.com0