martes, 24 de julio de 2007

Sequía de verano


Cómo nadar en aguas secas
acostumbrado a la profundidad
cuando navegamos en barcas frágiles
que no reman nuestro dolor

Cómo haré para bucear
si no hay almas que encontrar
las que escapan de la sequía
y sólo mojan de dolor


Imaginado en noviembre de 2003

miércoles, 4 de julio de 2007

Lejos de la percusión

En la sala Ocre, Verbitsky presentaba con Pigna y un limado de voz gruesa algo como "Cristo vence". Me enteré porque se lo promocionó en su diario (calificativo que usó durante la conferencia para hablar de, justamente, "su" diario). Lo escuché ser crítico del Gobierno, pero construye hacia el movimiento y le marca errores a la gestión como forma de superarlos.
Pensaba si Walsh hubiera sido como él; casi la misma pregunta sobre Perón: ¿qué hubiera hecho en los '90? También me sorprendió no ver tanta
freakseada; debían estar haciendo cola en el Bafici.
Enfrente, en la entrada a la sala Amarilla, se amontonaba un montón de gente. Dos minitas cortaban el aire con algo de feminidad. Eran dos contra casi veinte hombres: padres; solteros; caras de "qué carajo hago acá un domingo a las 7 de la tarde": estaban mirando CASLA-Chicago en el stand de Multicanal.
Es que todo en la Feria se mide por stand: stand de esto, de lo otro, de aquello; el que no tiene stand no está; no tiene entidad; casi que no existe. Por eso lo tiene Clarín, la Ñ, La Nación, Lanata, Savater: todos, todas; la llamada "cultura".
Después de muchos años esta vez fui con un
mango: metí uno de Polimeni: "Bailando entre los escombros", una crítica de la historia del rock latinoamericano: de Mutantes y Matogroso, a Cazuza, Tacuba y Prisioneros; "Cuando el arte ataque", de Omar Emir; "Tartabul", de Viñas; y tantos otros.
Cuando me iba, en el pabellón Verde, otra dos minitas, igual que las dos de antes, las del partido, regalaban Fernet; y una vieja con pinta de
gorila comentaba en voz baja "qué buena la charla de Horacio".
Libros caros, muy caros; otros baratos, muy baratos... algo de basura... Eso, la Feria del Libro.

domingo, 1 de julio de 2007

Odio los quiebres


Eclipse
En el arcón de los recuerdos
busqué tu nombre
hallé unas letras borroneadas
descoloridas y tristes
¡Cómo pudo el tiempo
cometer esa insensatez!

Si éramos un solo abrazo
en otro abrazo,
una sola sombra larga
en aquellos atardeceres
que juntos caminábamos
queriendo descubrir
el misterio de los astros
que por siglos de los siglos
están ahí, siguiendo siempre
las mismas órbitas.

Creíamos ser lo mismo,
pero una noche nos eclipsamos,
y somos sólo una marca en
un papel.


Anónimo
Mirar el mundo y encontrarme en él,
distendido, sereno, transparente...
Así quisiera dormirme por última vez
dejar algunas canciones de mis últimas
lágrimas, compartidas con vos...
Acariciar la dulce rugosidad de las pieles que
fuimos soñando en nuestros momentos sin dolor.

Yo sé que a veces me encierro en el desencuentro,
que entretejo con alambres de púas algunas de
las palabras antiguas que me han sembrado
Pero al desactivar mi temor, en el medio de
este silencio, sólo puedo recordar las caricias
de las arboledas perdidas en la música de
tus labios...

Mirar el mundo y comprender que este infierno
ha sido sólo un triste recreo en este único
vuelo que algún día tendremos que lograr.
Recuperemos las alas olvidadas, sacudiremos
los últimos temores y llevaremos nuestras
húmedas alegrías hacia la libertad...


PD: Dos momentos del último número de La Doblada, unos manuscritos del sur que se reparten en varios lugares de la ciudad.