jueves, 30 de diciembre de 2010

Sumo x Pettinato


... ¿Vos leíste Castaneda? - fue una frase de Sokol que desencadenó una aventura increíble en busca del cactus de La Rioja.
- Yo sé preparar esas cosas - dijo Germán.
- ¿Estás seguro? Si los sabés preparar, nosotros vamos.
- Sí, hay que hervirlo durante horas...
Decidimos suspender los ensayos durante dos días.
A la mañana siguiente, Sokol y yo nos preparamos. Iríamos a dedo.
Y así fue (...)
Tras varios coches que pasaron de largo, una camioneta se detuvo y dijo que nos podía ir "alcanzando" hacia "la zona" (...)
En el trayecto nos enteramos de que funcionaba por ahí un centro de la Fuerza Aérea o de Investigaciones. Nos dimos cuenta de que no saldríamos de ese automóvil así como así. Llegamos a una comisaría. El bolsito que llevábamos quedó adelante y nosotros pasamos. Nadie lo revisó.
- ¿Qué vinieron a hacer a nuestra ciudad?
- Vivimos en Nono y vinimos aquí a conocer - respondí.
Pero mi mameluco naranja no era lo suficientemente turístico para la gente del lugar.
Ahí me apresuré a contestar:
- Bueno, en realidad, vinimos a... soy periodista.
La frase no intimidó a nadie.
- Soy periodista, él es amigo mío, y hemos venido a estudiar... a estudiar... la flora y la fauna de La Rioja.
- ¡Ah! ¿Sí? - dice uno de los ya cuatro oficiales que nos observan como si hubiésemos venido de regalo dentro de un asteroide.
- Y dígame... ¿no lleva cuaderno de anotaciones ni nada?
- No. Lo llevo todo aquí - dije, señalando mi frente.
- Muy bien. Arremánguense las camisas.
- ¿Qué buscan? - respondí mientras ellos nos miraban las venas.
- Son drogadictos.
- Para nada. ¿Qué dice?
- ¿Son Montoneros? - dijo otro.
Dos de los policías lo miran a Sokol fijamente, intentando ya con desesperación encontrar una respuesta al misterio.
- Y usted, ¿por qué no tiene documentos?
- Porque me los olvidé.
- Hummmm... ¿Y qué le pasó en la nariz?
- Me llevé un pino por delante.
Suficiente.

...

"¿Saben lo que me dijo Luca hoy? Dijo: 'La mejor manera de morir, Roberto, es con heroína... Porque pasás al otro lado sin sentir nada de nada... es como un sueño'."
Toda la vida imaginando lo que el destino nos deparó... Nada crece allí... (...) Pero Luca dijo eso. Me lo dijo a mí. Lo dijo de su propia boca muchos años antes de morir. El destino, amigos, escucha muchas solicitudes... Y después decide.
Estamos tocando en la cancha de Los Andes. Un nombre del que Luca se burla, como cuando decía "¡Chivilcoy!". Estamos en Los Andes o en un campo de fútbol viejo, de mierda, de esos en que uno ni siquiera puede reconstruir la cara de sus dirigentes. ¿Saben lo que hay en el último lugar del mundo habitable? La cancha de Los Andes.
Una semana atrás le dije a Prodan, saliendo de la CBS:
- Luca, acabamos de firmar un contrato por cuatro discos más... ¿sabés lo que es eso? ¡No te podés morir ahora!

...

La luz ilumina los casetes. También la alfombra. Para Mollo o Germán o Diego... ilumina el cuerpo de Prodan, ahí caído, como una exhortación en vano, mitad de su cuerpo sobre el colchón, la otra mitad en el aire.
¿Qué decir? Mollo lloró. Germán dijo: "Al fin, ¿lo conseguiste?".
Timmy agregó: "Fuck you" (...)
Detrás de la espalda de Mollo, alguien luchaba por la campera de Prodan. Sí, la famosa campera inglesa sucia, comprada usada. ¡Esa! La campera que te gustaría tener a vos... y a mí. Alguien entró y Mollo dijo: "Ese bajo no es tuyo. Es nuestro". Y esa persona que pedía por el bajo violín de Prodan (sí, igual al de Paul) se fue por la escalera. Y todos sacaron algún recuerdo antes de que llegásemos, como beatíficas botellas, como arrancar el influjo de lo convivido (...)
Un periodista de Crónica está en la casa. Nadie entiende cómo llegó tan rápido. Nadie sabe qué decir. ¿Por qué murió? ¿De qué murió? Era la pregunta más adecuada para un rockero, ¿no?
¿Saben lo que dijeron todos los Sumo? Que la sonrisa de Prodan parecía hundirse en el rumor de la tormenta, que su sonrisa era de paz. De, como dijo él...

"Irte al otro lado... sin sentir nada... sin dolor... como un sueño."

Lo dije. Se lo dije antes... El destino escucha todas las solicitudes, y sus decisiones se cumplen.

...

De aquellas discos siempre recordaré a los dueños. Eso sí que era un trailer de película de Tarantino... pero real. Te mandaban a buscar porque "el dueño quiere conocerlos" y no se podía decir "no, gracias". Ibamos Germán y yo. Eramos los que sociabilizábamos con los que nos iban a pagar: más te vale caerles bien. Esas habitaciones (la "oficina del boliche") eran increíbles: sillones seudolujosos, luces bajas, dos pendejas ahí tiradas, amigos gordos del dueño y un gran escritorio en donde este tipo a veces de camisa abierta y cadenas de oro, te preguntaba, en una voz entre cálida y acelerada:
- ¿Qué quieren tomar?
- Lo que sea
- ¿Lo que sea? ¿Champán o qué?
- Lo que sea... No sé... Bueno champán.
No había charla. Esto era increíble. El tipo hablaba por teléfono, daba órdenes, entraban y salían otros tipos vestidos de negro, y no mucho más. Una demostración de poder que hoy, después de ver tantas películas, más o menos puedo entender, aunque en aquel momento no sabíamos qué era lo que se nos venía en el horizonte. ¿Un saludo? ¿Una chica como obsequio? ¿Una bala en la frente?
En muchos casos s nos quedaban mirando. Eso era lo peor. Silencio. La música de la pista a lo lejos. Vos y todos esos tipos ahí, callados, esperando quién sabe qué comentario.
"Qué linda discoteca tenés."
"Qué calor que hace"
"Está bueno el lugar"
"¿Es tu única discoteca?
"Qué linda oficina"
No sabias qué decir. Sólo te limitabas a mirar alrededor y estudiar cuál podría ser la salida más sencilla y directa. O mejor aún, ¿cuál era la frase que te devolvería al cuarto con el resto de tu banda? (...)
Sumo atraía a este tipo de seres, era un imán para este tipo de trato, como si fuésemos parte de una mafia pesada a la que le habíamos agregado un poco de música. Nunca me imaginé a los Soda Soda Sterero o a los Virus o muchísimo menos a Pipo Cipolatti en una situación así. Pero era nuestro karma. Los pesados del mundo, los densos sin futuro, los "a punto de morir" nos querían conocer, querían tenernos a sus pies por veinte minutos, querían demostrar que el show empieza cuando ellos quieren y no cuando la gente ya estalla en puteadas por la demora. Y les digo algo: los conocimos a todos. Y todos eran así: miembros patéticos de una familia de violentos solitarios, maltratadores y drogotas que ahora mismo prefiero olvidar.

* Sumo por Petinatto (2009) es la continuidad o parte final de La jungla del poder, la biografía del grupo que el músico y periodista escribió en 1993.

jueves, 23 de diciembre de 2010

El otro lado


No hay que esforzarse mucho para pensar La Plata como la ciudad de los clichés, de los lugares comunes. Tanto para quienes la conforman en lo cotidiano, en ese "día a día", como para los que la cuentan extrañados en exterioridad.
Aquello de "ciudad cuadrada" por su lógico perímetro, los masones, el impulso civilizatorio, el "triunfo" de los europeos sobre la barbarie nunca resuelto, los túneles para imaginar vaya uno a saber qué tipo de misión estratégica con aroma a secta, el sueño higiénico de los criollos...
Pero está la otra; una ciudad diferente, esa que de generación en generación se alimenta y repite, como la historia, de lo que escriben y anhelan sus propios actores; la que no habita guías telefónicas o folletos con imprenta de municipio; la hubo, la habrá: los errantes de Pura Vida; las tardes de Estación Provincial; las madrugadas obligadas de Mulata, Gabi y sus "Bowies" en formato emepetres; lo que nos contaron del Tinto y el Bar de 47; el CCC, la Fabriquera o la Salamanca de 9; las madrugadas que se hacen mañana en los centros de estudiantes, Barro, el Boulevard...
Para ello, este libro presentado hace una semana en La Grieta y compilado por Celina Artigas. Con un necesario giro ecléctico de 80 autores, desde artistas plásticos hasta periodistas, alumbran ensayos, poemas, postales y hasta un mapa intervenido de "esa otra ciudad".

sábado, 11 de diciembre de 2010

Enfrentamientos



El sustantivo nos indaga sobre el más común de los sentidos de los pensadores mediáticos, esos que inspiran para autodeclararse independientes o librepensantes, ajenos o poco afectos a intereses y negociados. Dicen. Eso dicen.
Hay otros, no menos diferentes, que ante el grado de la evidencia reducen el eufemismo y se le animan a la literalidad de la "represión": hoy, como esas paradojas irremediables, TN, incentivado por su nulo affaire con el Gobierno.
El asesinato del diaguita Chocobar en Tucumán; el de la campesina santiagueña Sandra Juárez, ultimada por una topadora; las muertes de tobas en lucha en Formosa, son apenas los "títulos" visibles de un poder supraestructural en el que, por sobre nombres y moldes partidarios, actúan en connivencia lo peor del resabio feudal para que el sistema de exclusión económica de los menos no pierda vigencia: jueces, policías provinciales, empresarios, terratenienientes y medios, siempre en manos editoriales de alguno de los antes citados, que cierran generalmente el círculo de complicidad.
El periodista Darío Aranda lo intenta explicar acá.

jueves, 22 de julio de 2010

"Los ideales de progreso humano están más en pie que nunca"


Lo dice Rocambole, el realizador de las tapas de Los Redondos. Y concede: “Al concretarse las presiones a las que nos condenó el sistema capitalista, la resistencia a ese tipo de presiones o de formas que intentan hacernos caminar por una fila, son, cada vez, más actuales...”

“¿Está bien este lugar?”, pregunta Rocambole, no sin extraña timidez, después de hacer la introducción en las clases que tiene a cargo en la Facultad de Bellas Artes de La Plata, y señala los escalones de mármol de la entrada al Auditorio. Rocambole, que ya se acomodó en el borde de la escalera, es Ricardo Cohen, el diseñador de las imágenes que ilustraban cada concepto musical de Los Redonditos de Ricota. Y es, además de docente, dibujante y ¿artista?... “En realidad, yo a la palabra artista la tomo con pinzas. Hay muchas definiciones de la palabra arte y, tal vez, algunas entre sí hasta no concuerdan. Encuentro mucho más claro hablar de realizadores. Para mí, un pintor, un dibujante, un escenógrafo o un escultor son, básicamente, realizadores. El hecho de la connotación arte es de una interpretación muy diversa: en el Renacimiento, los artistas eran artesanos; en la época de los griegos, esclavos. No creo en el mito del artista como alguien excepcional; como un individuo que debe ser un poco loco o un poco bohemio, que se inspira y le sale una obra maestra. Considero que las obras bien hechas son producto de un estudio y un trabajo bien hecho”.

Rocambole cree que un artista debería definirse como tal cuando crea nuevos parámetros para comunicarse: “Es alguien que patea un tablero y crea un nuevo lenguaje; no aquel que se sigue expresando como un intérprete a través del lenguaje que ya existe. Es diferente ser un intérprete a ser un creador”.

¿Cuáles son los artistas, hoy?
Ocurre que no es que los artistas sean una clase especial de personas, sino que, plagiando a un filósofo hindú, cada persona es una clase especial de artistas. Pienso que a todas las personas, por el hecho de ser humanos, nos gusta expresarnos y comunicarnos.

¿Cómo influye, en la supuesta pureza de la obra artística, la posibilidad de utilizar los nuevos medios que brindan los avances tecnológicos?
... Pero en toda la historia del arte se ha visto cómo ha evolucionado la realización de las imágenes a través de la evolución de los materiales. No pienso que sea relevante el hecho de utilizar determinado material para que no sea una obra considerada: eso va a depender de otros elementos; no del tipo de material o de soporte. Lo que pasa es que hay personas que, por ortodoxos, prefieren mantener una cierta técnica, y es una decisión respetable.

¿Y tu experiencia, al trabajar los conceptos artísticos de los últimos discos de Los Redondos con otro tipo de materiales?
El hecho de que los primeros discos fueran artesanales, dependía mucho del tipo de producción que existía en ese momento. Que ahora las tapas o los envases lleguen a ser complejos, o se utilice más la industria para ello, es por la lógica evolución del grupo, que ha podido implementar una mayor producción en cada uno de sus trabajos. En principio, las dos primeras tapas de Los Redondos (N de R: Gulp!, en 1984; Oktubre, en 1986) las hicimos nosotros mismos con las manos...

¿Con las manos?
Sí, impresas en serigrafía; apelando a pocos colores, bien sencillo...

Así como Oktubre se transformó, desde lo musical y lo conceptual, en El (así, con mayúsculas) disco de Los Redondos, es, a su vez, según Rocambole, la pieza de diseño más lograda: “Porque, como concepto, el diseñador siempre piensa en hacer lo más con lo menos. Y eso fue lo que ocurrió al diseñar esa tapa: limitación en la producción, condiciones precarias de realización...”

Cuando Cohen empezó a firmar sus realizaciones como Rocambole (seudónimo que le debe al personaje principal de Las aventuras de Rocambole, un folletín francés del siglo XIX que leía cuando era chico, "porque mi viejo tenía los cuarenta tomos de la obra”) lo hizo para separar lo que consideraba era arte serio de arte popular: “En principio pensaba eso. Yo veía que los dibujantes firmaban las historietas con seudónimos, y que en las obras del circuito de galería, en cambio, los realizadores figuraban con su propio nombre. Pero, después, Rocambole lo empecé a usar para todo: como marca, en una pequeña estampería que tenía, y también para firmar las ilustraciones y las historietas”.

¿En qué se diferencian el supuesto arte serio del arte popular?
Y... (piensa, y se distrae mirando a los alumnos que se pierden frente a la puerta) hay un circuito artístico que tiene que ver con las galerías, los museos, las universidades: pareciera que el arte, mientras más intelectual, mejor es; y otro circuito, donde se mueven la música popular, la literatura popular... Está claro que hay una separación bastante marcada. De hecho, casi nunca exponen en los mismos lugares, artistas de índole popular y los llamados artistas serios. Además, el arte popular sólo llega a los grandes escenarios cuando se consagra.

¿Qué tipo de arte le interesa?
El que puede ser gozado por todo tipo de público. Me interesa la obra que puede ser reproducida y ser propiedad de las masas. El arte de la obra única, la que compra alguien como representación de su poder económico, no es lo que me importa.

De aquellos polvos, futuros lodos
El origen de “todo” es... La Cofradía de la Flor Solar, aquella comunidad platense que albergó a numerosos artistas, músicos y artesanos que renegaban de lo más convencionalde la vida. El origen de todo es... la Escuela de Bellas Artes de La Plata, lugar donde Rocambole ingresó en 1965, tras cuatro años de dudas en la carrera de Psicología (“No era lo que esperaba, por eso largué todo...”); después, el golpe de Onganía, la intervención en la Universidad y el éxodo obligado de los profesores mejor formados: “Nos fuimos de Bellas Artes con el proyecto de hacer una escuela paralela a la intervenida Escuela Superior, con todos los profesores que habían echado. Hasta formanos un comedor universitario... Ese fue el origen de la Cofradía”, cuenta.

¿Qué lugar queda hoy para repetir experiencias estéticas y conceptuales como las de la Cofradía?
Creo que la historia va y viene... Siempre hay brechas donde se mueven las culturas alternativas, y yo confío mucho en ese tipo de movidas: aquellas que se mueven en los suburbios de las ciudades o del arte oficial. Pero va a depender mucho de la aparición de talentos...

¿No cree que los músicos orientaban su mirada hacia otros objetivos?
Los ideales del progreso humano siempre están en pie. Y en una época como la actual, están más en pie que nunca. Me parece que la historia, un poco, nos ha dado la razón. Creo que las primeras movidas, en las cuales estuve cuando era más joven, como las de la Cofradía, fueron más bien una advertencia por el tipo de torción que iba a sufrir el espíritu humano en unos pocos años. Entonces, al concretarse ese tipo de presión al que nos condenó el sistema capitalista, hoy, más que nunca, la aparición de resistencia a ese tipo de presiones o de formas que intentan hacernos caminar por una fila, son más actuales...

Los alumnos lo esperan. Pero antes de seguir dando clases, y al preguntarle por los últimos discos de Los Redondos (Ultimo bondi a Finisterre, de 1998, y Momo Sampler, de 2000), Rocambole no duda en afirmar que pudo concretar parte de sus objetivos: “El uso de abundante tecnológica permitía soñar más. Había muchas cosas que, antes de los discos, siempre habían estado presente en cuanto a soñar otras cuestiones. Los últimos discos de Los Redondos, por el tipo de material que pudo utilizarse, no fueron más que la realización de viejos sueños postergados...”


* Una entrevista con lo último del espíritu adolescente que le hice (fines de 2004, principios de 2005) para un programa de radio platense y que después garabatié para Mundo Redondo.

sábado, 5 de junio de 2010

El hombre que estuvo solo y espera


Salinger no está. O estuvo siempre y no se dieron cuenta. Como un mortal sin vida, se fue del camino del anonimato. Aunque tal vez no escapó nunca porque lo suyo es volver siempre. Escribió y pensó que lo de él había terminado; que era suficiente; cuarenta años atrás.
Hoy no está. Sí su obra.

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sábado, 10 de abril de 2010

Tarde y lejos


Fue cuando iluminó
que la luz encandilaba
que el día empezaba
apenas de noche
y sus mieles eran ritmos
de intrascendencia

viernes, 26 de marzo de 2010

La vida según Symns


"... Las ciudades son las hijas del miedo, del miedo a la selva. Ya en el trazado de la ciudad descubrís que su rectitud (calles, manzanas, esquinas, veredas) está construida para que un pueblo ciego camine por ella.
El bar es el último pantano de la selva, el último lugar donde existe riesgo; porque, ¿qué no es el bar?: el lugar donde cuchicuchi va construyendo esa pequeña vida de ciudad, de conformarse con escribir un libro o tener hijos.
El bar es la última oferta de la eternidad, lo que queda de la libertad, del peligro a perder tu novia, que te enojes con tu amigo.

El bar es el bosque, no tanto la selva, que le queda a la ciudad..."

martes, 16 de marzo de 2010

¿Qué siesta, Gordo?


Lo vi. Estaba acostado. Tenía puesta la mueca irónica de siempre. Tímida, pero canchera. Con la suficiencia del que sabe lo que hace. Esa cara de no digo nada pero pienso todo que siempre compartía. Le dije que no me gastara.
- "Levantate Gordo, dale"
Se abrazaba el padre, los amigos. También un tipo que tenía visto de la tele, desvencijado por dentro y amable por fuera.
- "Nos vamos, Jorge... "
Me insinuó un "cuchá" con la vista, cansado, y tocó la música de todas las noches, la que sigue sonando.
Tranquilo, lo dejé. Como cuando entraba y preguntaba por los afiches de la parecita del Centro; cuando se prendió de testigo la madrugada del Indio que los labios descansaron recién de día, apoyado en la barra o con las manos juntas, hamacando los puños desde la entrepierna. Como el campechano de ropa oscura y ritmo tanguero que hasta se bancó alguna patada insolente de quien cuenta en el fútbol 5 de 44 y 3.
Seguro que nos está diciendo que no dejemos nada para mañana.
Nada.

Lo pensé al otro día. Pero está bien ahora, para acordarse siempre.

PD: También acá a finales de 2009.