viernes, 11 de noviembre de 2005

El orden del sentimiento


El arte escapa de la política porque el deseo individual no tiene límites. Y como todo artista seduce, la política es ese espacio que necesariamente coopta el deseo de la experiencia artística.
Ocurre que si el deseo es ocio, y la experiencia (im)productiva para los fines que la estructura persigue, el individuo que experimenta necesita desestructurar los límites de lo productivo.
Así, y sin fronteras que lo estructuren, el arte presenta incertidumbres que la misma estructura asume, pero con la certeza de saber su lugar en la improductividad. Pero el artista no distingue productividades; no tiene rigideces: sólo necesita cuestionar.

viernes, 14 de octubre de 2005

Tu misma moneda


La zorra fundó lágrimas
penas en cuellos tristes
Una bufanda que barre alcoholes
oscurece la inquietud de la mañana

Sólo sabe jugar con fuego
rasparme con cenizas
Sus dardos de soledad
se escupen como agua fría

miércoles, 6 de julio de 2005

Fragmento de tarde gris


“Lo anónimo en el mundo de los hombres vale más que la fama en el cielo; porque: ¿qué es el cielo?; ¿y qué la tierra?... Todo ilusión...” (JK)

PD: Buscando un horizonte para empezar a publicar...

domingo, 3 de julio de 2005

El bebé de Yan Marí

Quizá la única relación entre BB y La Plata sea por el mítico Caryl Chessman de la prosa del Indio (respirando otra vez, al supuesto “chorro - abusador” de la luz roja lo hicieron percha en una cámara de gas de Iuesey; BB, aún sin quererlo, siempre zafó)… pero va igual la historieta de esta muchachita que a los quince ya era tapa de la Elle, poco preocupada por la falta de guita que siempre tuvo con faders en los negocios industriales y la alta costura francesa.
Cuando todavía no era el BB de Yan Marí y ya desfilaba por las tablas parisinas, se enamoró de un tal Roger Vadim, un guionista que la buscaba para rodar una película… que nunca se hizo: la engatusó… le propuso matrimonio… hijos… casa…
Las propuestas fueron
viento en popa y Vadim se curtió a BB por vez primera en el departamento de un fiel amigo que le prestó el bulo. Cuenta la leyenda que al terminar la redada ella le preguntó:
- “¿Soy ahora una verdadera mujer?”
- “Al cien por cien”, contestó, cínico, el cineasta.
Cómo sería como cineasta, que recién cuando la vio desnuda frente a la ventana del bulo, mientras la eufórica rubia gritaba para todo París “soy una verdadera mujer, soy una verdadera mujer…”, notó que se convertiría en la niña más deseada.
Pero las mieles no duraron mucho. Todo bien con Vadim que quiso cumplir por lo menos con una de las promesas: casarse. Pero el padre lo sacó a escopetazos como a los
conserva en Argelia; por eso BB se quiso boletear dejando abiertas las hornallitas de la casa… y por eso se casó recién a los 18, cuando ya era la estrellita de moda.
Hasta acá todo bien; paso a paso: la primaria, la secundaria, la fidelidad por el esposo…. Pero BB se aburrió muy rápido de la costumbrista vida de la
alta francesa y a la primera de cambio se volteó con el protagonista de una película que rodó con su marido, película que, encima, la lanzó a la fama: “Y Dios creó a la mujer”. Vadim, Vadim…
Ya conviviendo con ese tipo (Jean-Louis Trintignant), volvió a cruzarse con Roger cuando la dirigió en “Ladrones al claro de luna”, que se filmó en Málaga mientras las damas de la sociedad franquista puteaban y pedían la expulsión de BB de la ciudad porque “la descarada actriz había cometido la impudicia de tomar sol... en pelotas”.
Resumiendo: a los 45 años ya le contaban cuarenta y dos (¡Yes, 42!) amantes: por uno de ellos, Gilbert Becaud, intentó suicidarse (otra vez sopa…) cuando el guacho volvió con ¡SU EX!; con otro, Jacques Charrier, tuvo un hijo mientras el tipo masacraba argelinos en los '60; patriota del que se divorció para juntarse con el actor Sami Frey... ¡que la cambió por el servicio militar galo!
De la angustia, se refugió en la casita de su amigo, el realizador Clouzot, que quedó viudo porque su mujer creía que se curtía a Briyite… Y Charrier también se quiso boletear
, un tiempito después, cuando descubrió que la piel de Bardot ya no le pertenecía.
Después de retirarse del cine, con más de sesenta películas filmadas, se hizo amante de los animales (ella, gran gata); tenía una colección que incluía: un asno, siete perros, sesenta gatos, tres cabras...
“Sé lo que es vivir sin amor; necesitar que nos abracen; y despertar a solas en mi cuarto”, decía, justificando la convivencia con tantos animalitos.
Así las cosas, hasta que en el '92 juntó anillos con Bernard D'Ormale, el político amigo de Yan Marí (Le Pen), y sentenció: “Ahora, mi país… mi tierra… mi hogar… Francia, es invadida por extranjeros, especialmente por musulmanes, a los que nos rendimos”. Ah... y también dijo que compartía todas las ideas del
ultraright sobre la “terrorífica inmigración” en el país de “Dodó y el Inspector”. Gran facha tenía...

sábado, 2 de julio de 2005

La vida es bella


… o de cómo alejarse del peligro rojo.

Tarde
dos en La Plata, pre-Santa Clos, tardecita de fines de diciembre. Entre turrones y pan dulce, calor, humedad y mosquitos, que son casi moscas del tamaño.
Domingo de resaca. Cruzo la 44 casi en pelotas. Me rasco lento y de pedo esquivo un Oeste que corta en 5ta. la esquina del “Sanca”. El forro grita fuerte pero no me saca de la rutina.
- “¡Cuidado Pelotudo!"
- “Andá a cagar”. Mi insulto no razona.
Toso fuerte y me arde la garganta. Ya no le grito, casi me ahogo… La rutina, al frente. Me rasco: dos, tres, cinco ronchas. Los chinos todavía no abren. Me siento en el escalón. La fiambrera ronca con la cabeza sobre los brazos: hace doble turno hasta el 31, de ocho a una y de cuatro a diez. La vida es bella, pienso. Se mueve la reja. Espío:
Chino for ever, perfumado y recién levantadito. Entro; las sábanas y los colchones, congelados al lado del frezzer. Le muestro el cuatro de trébol y me pone cara de Póker.
- “Sí, Negro, la carta… ¡Canjeame los envases!”, le insisto.
- “Envases, de talde no…”
- Cara de Póker, mía: “¡¿Qué?!”.
- “De talde no… Soo anamañana”.
Me quedan cuatro mangos y la cabeza perdida, como recién despierta; apenas algo de Mao y el 8 económico anual.
- “¡Peldone… señol!”, reclama de fondo. Ya no lo escucho. Afuera, la fiambrera duerme; clavada. La llamo: ¡Entrá que abrieron, Negra!. Ni se mueve… doble turno, cuatro cuarenta por mes. La vida es bella...

viernes, 1 de julio de 2005

Todo por un polvo


Si la estética es arte; y el arte, revolucionario, concebimos al compromiso como algo erótico.
El erotismo sugiere y seduce; juega con los sentidos por medio de la imaginación. Comprometerse eróticamente hace del ser, eso: un individuo que interpreta y piensa a través de su libertad, desestructuradamente, moldeando su propia imagen del concepto y el mensaje.
Cuando la pornografía dirige el compromiso, en cambio, el individuo juega sin fantasías; se vuelve explícito, haciendo previsible su infinito horizonte, al que considera como portador de la verdad absoluta.
El compromiso pornográfico subestima al individuo como receptor; lo cree falto de imaginación y, por ende, incapaz de ser un sujeto activo. Todo lo que allí se demuestra queda exhibido con tosquedad, con el realismo que denuncia la falta de estética. Así, no hay lugar para el goce y el individuo se estructura en la certidumbre de saber, con suma certeza, que logrará el objetivo de acabar con la seducción de lo imprevisto de comprometerse eróticamente.

* Estas ideas resonaron a partir de
Contra el lenguaje basura, de José Pablo Feinmann, Página/12, mayo de 2005.