sábado, 8 de noviembre de 2025

AFA: una historia de fallos y polémicas



La insólita y extendida en repudio sanción contra el Lobo jujeño tras los cuartos de final del Reducido de la B Nacional, un fallo sin antecedentes recientes que profundizó heridas por el accionar de la dirigencia de AFA bajo gestión Tapia. Back up de los casos más resonantes

Deportivo Madryn ya había amagado hacia el final de la temporada pasada: un empate en la última fecha contra Colón en Santa Fe lo había privado, por diferencia de gol, de asegurarse el primer puesto de su zona de la B Nacional 2024 y quedó en las puertas de disputar la final por el campeonato y el ascenso directo a Primera. Ese que, finalmente, se llevó Aldosivi de Mar del Plata dando el campanazo contra San Martín de Tucumán en el “Gigante de Arroyito”, en Rosario.
2025 no iba a ser la excepción. Se insinuaba. Lo había advertido, casi como presumiendo denuncia -aunque sin pruebas, claro-, hasta el propio periodismo. Fue Gustavo Grabia quien, antes de las fechas finales de la Primera Nacional 2024, remarcó el huelle arado por su “sorpresa” al ver la nueva composición de la Comisión Directiva de AFA para 2025, con la inclusión de Javier Trueque -huelgan los comentarios por la analogía y el capricho tautológico de su apellido- en la lista de nuevos vicepresidentes de AFA. Uno de esos “trueques” lo llevaron a canjear el histórico liderazgo en la Liga del Valle como dirigente de peso del Consejo Federal para estar en la lista top del fútbol asociacionista porteño, ahora en la AFA del Chiqui.
Madryn, “el que corre con el caballo del comisario”, a decir de quienes conocen los abarates semanales de la categoría, que en la jerga gaucha del fútbol criollo se traduciría en el -inexorable en el tiempo- ascenso del club chubutense a la Liga Profesional, como alguna vez sucedió con el Barracas Central de Tapia o el Riestra del ex “boga” de Diego Maradona: Víctor Stinfale. Sería el primer equipo patagónico, el más austral del país, en llegar a la Primera División de los equipos directamente afiliados a la AFA en toda la historia. Hubo solo seis casos desde la federalización masiva del fútbol argentino en 1967 de la mano de Valentín Suárez -Cipolletti de Río Negro, Deportivo Roca y Atlético Regina, de la provincia de Río Negro; Alianza Cutral Có, de Neuquén; y Huracán de Comodoro Rivadavia e Independiente de Trelew, de Chubut- pero todos clasificando desde los cupos directos que otorgaban las ligas regionales al Campeonato Nacional.


El éxodo jujeño
Por el ordenamiento según las posiciones finales entre los clasificados de ambos grupos, Gimnasia y Esgrima de Jujuy debió enfrentar los cuartos de final del Reducido contra el perdedor de la final por el ascenso directo, el Deportivo Madryn, en la simpática “Tacita de Plata”. Cuando iban iguales en 0, el juez -Lucas Comesaña- dijo no ver un clárisimo penal para los locales por una mano adentro del área que se percibía desde Salta… Hubo reclamos, alguna tangana, insultos de los hinchas locales. Pero fue “siga y siga”. Pese al garfio, los jujeños lograrían la ventaja con un gol, sobre la hora del primer tiempo, de Alejandro Quintana: 1-0. Fue ahí cuando Comesaña denunció intimidaciones y una supuesta “apretada”. Según consta en el fallo del Tribunal de Disciplina publicado antes de la revancha, declaró que un directivo norteño los amenazó a gritos: "Salgan a dirigir bien (el segundo tiempo) porque de acá no se van: los meto a los cuatro presos y los dejo tres días detenidos en Jujuy", en referencia al juez principal, los asistentes y el cuarto árbitro.
Comesaña no dudó, no salió a dirigir el segundo tiempo y suspendió el partido. Denunció el hecho y el Tribunal actuó con una severidad pocas veces vista en los últimos años: partido perdido por 0-3 para el elenco local y distintas multas sobre el club y su estadio.
Con la desventaja, la revancha del pasado domingo fue apenas un casillero a completar a pedido de Trueque. Madryn ya superó la llave de cuartos y espera la serie de semifinales contra el granítico Deportivo Morón. ¿Habrá equivalencia? Duelos de Deportivos…


De los jueces británicos hasta el descuento de puntos
Hurgando en la sinuosa historia asociacionista, terminado el campeonato superior de 1947, la AFA dispuso la contratación de árbitros británicos. Fueron ocho en total. Consecuencia de un gran devenir de años de acusaciones cruzadas y el siempre palpable favoritismo de los jueces locales para los intereses futbolísticos de los llamados “cinco clubes grandes”. ¿Sus nombres? David Gregory, James Provan, Aubrey Withe, Lionel Gibbs, Charles James Dean, Harry Hartles, John Cox y William Brown.
Lo vivieron de cerca los clubes locales: con Gimnasia, en el torneo de 1933, que protestó con la legendaria “sentada” en el campo de juego en un partido contra San Lorenzo, de visitante, por los escandalosos fallos del juez Alberto Rojo Miró a favor de los locales, que peleaban el campeonato mano a mano con los platenses. El Cuervo convirtió los goles sin resistencia, uno tras otro, y el árbitro lo frenó cuando ya ganaban 7-1. Un acto de honestidad y desobediencia sin precedentes que dejó el primer antecedente de rebeldía en la recientemente creada Liga Argentina Profesional. Como resume el colega Carlos Aira en su “Héroes de Tiento”: “El Expreso de 1933 inventó la categoría de campeón moral. ¿Pudo pelear el campeonato hasta la última fecha? Jamás lo sabremos: Gimnasia abrazó la inmortalidad moral, pero desistió de pelear hasta el final”.
Pero también con Estudiantes, que llegó a decretar “persona no grata” la presencia del árbitro internacional, José Bartolomé Macías, cada vez que era designado para dirigir a los albirrojos, como ante River en un partido clave del campeonato superior de 1935, cuando el colegiado ignoró un claro penal para el Pincha, le expulsó dos jugadores y le anuló un gol lícito por supuesto offside. La propia prensa local solía ilustrarlo, sin filtros, al tal Macías, con un sombrero de “bombero”, siempre atento el hombre a favorecer a los “grandes” del fútbol porteño.
Cuenta Alejandro Fabbri en uno de los tomos de “Historias Negras del Fútbol Argentino”, citando al diario El Mundo de 1936: “Lo concreto es que gran parte del periodismo se hizo eco de esta situación. El diario advertía que una falta absoluta de carácter se aprecia en la mayoría de los árbitros que actúan en las filas de la Asociación del Fútbol Argentino. No ignoran nada de lo que ocurre a su alrededor. Advierten gestos y oyen insultos. A pesar de que los ojos de millares de espectadores están controlando severamente sus procedimientos, no se les ve intervenir con la decisión y la energía que reclaman las circunstancias. Esa tolerancia ha traído como lógica consecuencia una terminante falta de respeto de parte de los jugadores quienes luego, al comprobar que sus incorrecciones no han merecido una sanción ejemplar, comentan risueñamente en los vestuarios la debilidad del espíritu del juez, que no se atrevió a expulsarlos. Culpables no son, por consiguiente, los futbolistas, sino los mismos referees que no saben imponer ni defender su autoridad”.
Pero las incongruencias del Tribunal de Disciplina de AFA son tan discutibles como extendidas en el tiempo. En 1940, Independiente se desligó del partido contra Atlanta de la última fecha y los Bohemios evitaron el descenso sin sanciones para los jugadores del Rojo. Una de las mayores “entregas” de la historia, se cuenta entre especialistas, contra un Independiente que venía de ganar el bicampeonato 38/39: Atlanta vencía 6-0 en el PT sin que mediara ninguna reacción de los visitantes (después, para matizar el despliegue, convirtieron cuatro y cayeron pero por 4-6) y se vio favorecido por el triunfo de San Lorenzo sobre Vélez, que finalmente quedó un punto por debajo de Atlanta y descendió por primera y única vez en su historia.
Lanús y Huracán definieron un descenso teniendo que desempatar en el Campeonato de Primera División de 1949. Fue un triunfo para cada uno y, en el tercer y decisivo partido, cuando iban 3-3, Huracán se retiró de la cancha disconforme con el arbitraje. El Reglamento era taxativo y preveía "la pérdida de puntos para el equipo que deje el campo de juego". Pero el mismo Tribunal de Penas dispuso que se jugara de nuevo, sin sancionar al Huracán de Ducó pese a las protestas de los Granates. Lo ganó el Globo y Lanús a la B. Tan insólito como condenable.


Los promedios... a medida de los "grandes"
El fútbol moderno trajo mayores incongruencias y ninguna ingenua. Después de que San Lorenzo descendiera en 1981 al terminar entre los dos últimos del campeonato, y justo cuando River estuvo cerca de hacerlo en el Metropolitano 1983 (ese año terminó anteúltimo y con el viejo sistema de descensos por puntos hubiera descendido), se implantó nuevamente el sistema de promedios para determinar quiénes bajaban de categoría. Se tomaban las dos últimas campañas. Por este sistema zafó River, pero se perjudicó a Racing de Avellaneda, que en ese 1983 descendió por primera vez. Los promedios siguieron, pero el efecto sobre uno de los “grandes” (Racing) hizo modificar el sistema. Ya no se tomaría el promedio de las dos últimas temporadas, sino de las últimas tres temporadas. Más hándicap para “los grandes”.
Otro tanto en la segunda década de los 2000, cuando todavía se jugaban las atractivas promociones que podían determinar hasta cuatro descensos por temporada con campeonatos que se jugaban con 20 equipos en la categoría. Había dos descensos directos y otros dos posibles en las reválidas con los mejores clasificados de la Primera B Nacional. Algo que hoy suena a quimera, cuando proliferan las ligas de 30 equipos y se suspendieron los descensos de categoría en tres de las últimas seis temporadas.
Racing y San Lorenzo a punto estuvieron de repetir los descensos en 2008 y 2012, zafando en las respectivas promociones contra Belgrano e Instituto de Córdoba; pero sí lo hicieron River, en 2011, e Independiente, ya en 2013. Un año después, y antes de su fallecimiento, la idea de Julio Grondona se haría efectiva: los campeonatos pasaron de 20 a 30 equipos en la máxima categoría y, nunca más, “un grande” sufriría por pelear el descenso. Había pasado mucha agua bajo el puente. Y era suficiente...
Nada nuevo bajo el sol.

* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en 90 Líneas.

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