viernes, 7 de diciembre de 2012

Quiero (oir) mi ciudad


I’m from La Plata
Compilado
(2012)

En un viejo ensayo de Casas, Eugenio Montale replica a Pasolini cuando lo acusa de burgués por escribirle al paso del tiempo en lugar de reflejar con su arte las injusticias sociales: “Querido Malvolio, no hay que cambiar lo esencial por lo transitorio”. Debe haber excepciones, las hay. Acá (el compilado de bandas platenses producido desde Francia por el músico Marcelo Pilegi), ambas se homologan y complementan, más por convicción que por simple casualidad: lo trascendente hace de lo transitorio algo igualmente esencial.
Lo esencial, el disco, por contenido y forma: dieciséis canciones grabadas durante el último año y medio por varios de los grupos más representativos de eso ya patentado como “escena platense”, que serán recopiladas para su edición en… vinilo. Un doce pulgadas en la era de las descargas gratuitas, los enlaces y el mp3 en el oído. Y trascendente como ésto, lo transitorio, el lugar elegido para su presentación y financiamiento, en abril pasado, por las bandas que conformarán el disco de pronta edición europea: Pura Vida, uno de los primeros bares en clausurarse este año tras el despertar acelerado de controles municipales sobre los espacios culturales de La Plata.
Tal vez sea el reverso del Mickey Rourke de “La ley de la calle”, el retirado villano de la moto que se aleja de su hermano para que aprenda esas leyes barriales sin su reflejo. Pilegi dejó la batería de su banda, Crema del Cielo, se radicó en Bordeaux y llevó en adopción, con la anuencia de los padres, las mejores criaturas del rock local para replicarlas por otros continentes.
I’m from La Plata será el primer compilado de música independiente platense en difundirse y comercializarse en el extranjero. Enseguida, derivan de la mente ensayos similares como el homenaje a Virus o al disco Oktubre, editados la década pasada por FM Universidad; o aquel La Plata ‘99 de fin de siglo, una experiencia análoga pero con proyección limitada, que logró plasmar y difundir más allá de la 32 los primeros testimonios musicales del Mister América de Gustavo Astarita o la orquesta dandy de Sergio Pángaro.
En toda recopilación existe un “otro” inevitable: son trabajos sujetos a los gustos o criterios que el autor experimente al editar: que al LP lo llenen de contenido bandas que grabaron el último año es una buena instancia de partida y lo rescata de la crítica por las ineludibles ausencias.
Crema del Cielo, con su oda al turismo de los márgenes (“Playa negra”, de Espíritu de Clase), y normA (con “Frezzer”) destacan en el lado A por antecedentes, convocatoria y proyección: ambos lograron el premio Mister E al mejor disco nacional de música independiente. Siguen La Patrulla Espacial, Thes Siniestros, Villelisa, Güacho, los relanzados de The Falcons y la progresiva propuesta del directo de Radio Interstellar. Hay más: el B conjuga a Mostruo! (con tres discos y alcance porteño, otra referencia necesaria) con Hojas Secas, Shaman y los Hombres en Llamas, Camión, Milano, ex bajo en Canoplas, Hongo, Mono’s Giornos y Pérez, con el coreado “Libros y gente”.
Quizás sea momento, si no se ensayó aún -arriesgo que sí-, de despojarse de las clasificaciones musicales por lugar de origen o procedencia. Que se haga. Pero no así sobre la escena o el movimiento cultural que urbes como La Plata renuevan en vigencia por el carácter interdisciplinario de sus formas, sus ritos, sus ideas, y los eclécticos contenidos que mixturan los “inmigrantes” universitarios que la pueblan año a año. Y con una marca: sin prejuicios ni a la espera de la devolución políticamente correcta.
Le preguntaron al periodista Diego Morales, en Diagonales, por el ADN del rock platense: “La atmósfera que percibí siendo adolescente en la previa de La Rosa Cobre, la Trastienda de calle 45 o el Boulevard del Sol, es el mismo ambiente que percibí en un recital de El Mató hace pocas semanas, veinte años después. Aroma a libertad, identificación del público con la banda, curiosos encandilados, y la sensación de que esa noche iba a ser especial. Sólo música y gente disfrutándola, absorbiendo por los poros canciones y una mirada sin codicia de un momento cultural”. Eso mismo.

* Un escrito para el número cuatro de Estructura Mental a las Estrellas.

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