viernes, 11 de marzo de 2016

El hombre de la foto


Rubén Vergara, un ex presidente de Mariano Moreno de Junín, tiene el extraño “privilegio” de ser la última persona en fotografiarse con Osvaldo Zubeldía antes de su fallecimiento en Medellín.

Lo definió él mismo en el homenaje que la Subcomisión de Museo y la CD le realizaron el mes pasado a Osvaldo Zubeldía en el cementerio de Junín en la previa del partido con Sarmiento: “Tengo el triste y raro privilegio, extraño, de ser la última persona en fotografiarse con Osvaldo”.
Fue diez días antes de su muerte en Medellín, en la casa donde Vergara vivía en Junín, el 7 de enero de 1982. Se conoce, fue escrito: Zubeldía moriría en Colombia de muerte súbita, mientras despuntaba su otra gran pasión: las carreras de caballos. Ese “maestro y gestor de la revolución del fútbol mundial…”, como ilumina la placa colocada en el cementerio, que desde ahora conmemora el recuerdo de quien sembró un antes y después, irrepetible, en la historia grande de Estudiantes.
La foto, enmarcada y firmada por cada una de las personalidades del fútbol que visitaron Junín en las últimas tres décadas (de Carlos Griguol y el periodista Cherquis Bialo, a Bilardo, Raúl Madero o el “Tata” Brown, entre tantos otros), fue obsequiada y donada para que, desde ahora, se exhiba en las instalaciones del Museo en la Sede Social.
“A Osvaldo lo conocí en Junín un año antes de su muerte, en una de las habituales vacaciones cuando regresaba en los recesos mientras entrenada al Atlético Nacional de Medellín”, rememora este médico legista y deportólogo, quien en aquel 1982 contaba con otra inusual paradoja: no sólo ejercía la presidencia de Mariano Moreno, sino que también se desempeñaba como médico del plantel profesional, cargo en el que estuvo hasta 1988; y luego entre 1999 y 2000.
“Me lo presentó un amigo en común, Roberto Fij, un ex director técnico de Sarmiento y de Moreno de la década del ’60. Con Osvaldo compartimos muchísimas tardes hablando de fútbol. Y una de esas tantas tardes que Osvaldo pasó por casa, justo antes de irse a Colombia, él mismo me dijo y me hizo acordar que teníamos muchísimas charlas… pero ningún registro fotográfico juntos”.
- Y se te ocurrió la foto…
- “Tenés que llamar a alguien”, me dijo. Y ahí se me dio por avisarle a Gustavo Arqueta, un fotógrafo profesional de la ciudad, muy amigo mío. Vino enseguida. No lo dudó un instante…. Y sacó esta foto -señala el cuadro sobre la parte inferior, donde dejó constancia de los nombres de quienes lo firmaron- que estamos los dos sentados en el barcito que tenía armado en una de las salas de mi casa…
La tragedia (imprevista y sorpresiva, con un Zubeldía de apenas 54 años y con plena vigencia profesional como director técnico, campeón nacional en Colombia), de alguna forma, como él remarca, abrió lazos que aún perduran.
“Permitió unir afectivamente a ambas instituciones. Diez días después del duelo, y yo ejerciendo el máximo cargo institucional en Mariano Moreno, fundamos la primera escuela de fútbol amateur, para chicos de 6 a 12 años, y le pusimos de nombre Osvaldo Zubeldía…”
Aquel 1982 también fue especial en la historia de Mariano Moreno, temporada en la que jugaría por primera y única vez en la Primera División del fútbol argentino. Se clasificó por la zona bonaerense para el Nacional de ese año y jugó 16 partidos. Dieciséis históricos partidos, con 14 derrotas y sólo dos empates… uno de ellos con Estudiantes en 57 y 1, el Pincha de Bilardo que alcanzaría las semifinales (perdió en el ida y vuelta con Quilmes) de aquel torneo y luego obtendría el Metropolitano en el Chateau de Cordoba.
“En el ’81 ganamos el torneo local y nos clasificamos para el Regional provincial. Ahí empezamos a armar otra estructura y prepararnos en serio. Osvaldo, por ejemplo, nos gestionó el permiso gratuito de José Humberto Romero ante el presidente de Atlético Nacional, Hernán Botero Moreno; con un solo llamado y con una simpleza increíble, desde el teléfono de mi casa: lo llamó, le dio el okey enseguida y autorizó al jugador a pasar de Sarmiento a Moreno”, se sumerge en los recuerdos de los mejores años de su club.
Mariano Moreno estaba frente a una chance histórica de llegar al Nacional y Vergara gestionó la conformación de un  “selectivo” con los mejores jugadores de la Liga Deportiva del Oeste y el aporte económico de varios socios.
“Se incorporaron cinco jugadores de Sarmiento (Hilario Bravi, López, Alberto Córdoba, Di Gilio y José Romero, ex Central y jugador de Nacional con Osvaldo como DT), dos de Jorge Newbery (Lipi, el actual entrenador de Sarmiento, y Pondal), otros tres de Deportivo Italiano y también de Defensores de Belgrano… entre ellos el histórico ‘Pinino’ Más”, sonríe.
- Y los lazos continuaron en ese equipo bisagra…
- Claro. Le ganamos la final a Olimpo de Bahía Blanca, el 20 de diciembre de 1981 en Sarmiento, y salimos campeones con Raúl Azconzábal (padre de Juan Manuel, un colaborador permanente en la vida social de Mariano Moreno) como entrenador”, destaca Vergara, quien invoca a Zubeldía con una última semblanza.
“Siempre decía que hay sólo tres clases de centros -y sonríe cuando recuerda esa anécdota, que le había contestado a Zubeldía por el centro urbano de Córdoba o de Rosario-: el centro atrás, el centro pasado y el centro rasante, cuando el lanzador tira el buscapié y, en algún rebote, el que viene de frente pesca el rebote. Y no existen más: que no te quieran vender otra cosa…”

* Publicado en el número de noviembre de Revista Animals!.
 

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