Enumeración caótica
El celeste es el mismo
al de otros días
De izquierda a derecha
sólo muta el origen:
la vieja es la misma
colmada de madrugar
los olores
los curiosos
los oportunistas
los amores
los sin tregua
los condenados
Todos iguales
alineados
como todo lunes
de lunes
a lunes
Y él
igual al de ayer
cinco horas antes
apenas eso
antes eufórico
ahora nadie
Es camaléonica la mañana
y ambiguo el ánimo
Lo juró con el agua
persignado entre detergentes:
no llama más
Cuando no pagan la luz
Detrás de esa ventana
creo
está la mente
Descansando agitada
algo estima
del mañana
del ayer
El hoy es sombra
reflejo espeso
de espejos subsuelos
sobornados
sin soluciones
que llegan
y no proponen
sumidas en dos ruedas
El hoy es sombra
permanente
ni será mañana:
para sueños
ya es tarde
Hielos y calculadora
Algo se sumerge
en la barra
no soy yo
no es él
nadie
Lo imagino
ni siento los brazos
y siguen ahí
apocalípticos
apoyados
colmados de delirio
Me alejo
y siguen ahí
cada vez más grandes
cada vez más finos
adaptados al placer
efímero de las manos
y de ella
vestida de claro
en manteles negros
la aspiración del cuerpo
al de otros días
De izquierda a derecha
sólo muta el origen:
la vieja es la misma
colmada de madrugar
los olores
los curiosos
los oportunistas
los amores
los sin tregua
los condenados
Todos iguales
alineados
como todo lunes
de lunes
a lunes
Y él
igual al de ayer
cinco horas antes
apenas eso
antes eufórico
ahora nadie
Es camaléonica la mañana
y ambiguo el ánimo
Lo juró con el agua
persignado entre detergentes:
no llama más
Cuando no pagan la luz
Detrás de esa ventana
creo
está la mente
Descansando agitada
algo estima
del mañana
del ayer
El hoy es sombra
reflejo espeso
de espejos subsuelos
sobornados
sin soluciones
que llegan
y no proponen
sumidas en dos ruedas
El hoy es sombra
permanente
ni será mañana:
para sueños
ya es tarde
Hielos y calculadora
Algo se sumerge
en la barra
no soy yo
no es él
nadie
Lo imagino
ni siento los brazos
y siguen ahí
apocalípticos
apoyados
colmados de delirio
Me alejo
y siguen ahí
cada vez más grandes
cada vez más finos
adaptados al placer
efímero de las manos
y de ella
vestida de claro
en manteles negros
la aspiración del cuerpo