lunes, 15 de marzo de 2021

Nostalgias de una ciudad otrora planificada


Grises de guarda azul oscuro, amarillas con borde punzó, las baldosas formaron parte desde siempre de su trazado planificado; antideslizantes y ásperas, del vainilla acanalado al “nueve panes”, avenidas y calles del casco urbano supieron diferenciarse desde sus mismas veredas; el “buscaminas” viral que expuso, con arte, el estado actual de las calles de La Plata

La ordenanza del Código de Edificación (la 10.681) no deja lugar para la duda sobre el diseño y la estética que las veredas deben tener en el casco urbano platense: las calles, con la clásica laja antideslizante, gris granítico y mostaza, de nueve panes cuadriculados por mosaico; las avenidas, con baldosas amarillas de tono ocre y líneas acanaladas apuntando hacia el pavimento.
Hubo, detrás, decisiones que no sólo tuvieron que ver con la planificación y el cuidado estético de la ciudad, sino, también, el del peatón, al facilitarle caminar sobre veredas antideslizantes planificadas de manera reglamentada. Y la diferenciación del tipo de baldosa según la importancia de la arteria, como guía para las personas no videntes, claro.
También varía la clásica franja distintiva de la línea edilicia: guarda azul oscuro –casi negro según su antigüedad- en las calles impares; y guarda roja en tono punzó para las pares, ambas sobre la imperecedera laja de 20 por 20 -como se dijo- de nueve piezas.
¡Qué platense ya mayor de 40 no ha jugado, en alguna vereda, al “Tatetí”, con tiza blanca, facilitado por ese diseño de baldosas que el piberío también usaba en las barriadas para jugar a la escondida o a la pelota!
Pero, en general, la falla, la negligencia en los controles o la ampliación de la ciudad con las estéticas de los nuevos edificios, ha determinado que las veredas se conviertan, sobre todo a medida que uno se acerca al centro, en una variopinta gama de tonos y modelos que lejos están de cumplir la reglamentación a rajatabla. Influye, además, el artículo de la citada ordenanza municipal, el 158, que versa sobre las obligaciones de conservación de las veredas. La responsabilidad queda a cargo del propietario del terreno, excepto cuando las roturas fueran de trabajos de obras públicas. Casi una invitación ciudadana al “haga lo que pueda como quiera”, pese al incentivo lanzado en su tiempo por el municipio platense con subsidios para los pagos de la tasa SUM (Servicio Urbano Municipal) para los vecinos que decidan emprender la ¿quimera? inversión de arreglar su propio frente.


Las “otras” veredas y su identidad
Hay otras baldosas, de tono blanco para distinguir y resaltar entre las mencionadas grises y amarillas, que hace una década ya forman parte del patrimonio cultural de La Plata, Tolosa, Villa Elvira y distintos barrios. El Concejo Deliberante declaró en 2010 parte integrante del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la ciudad al programa “Baldosas Blancas por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, proyecto que se realizó para recordar y mantener la identidad de los detenidos-desaparecidos asesinados durante la última dictadura cívico-militar. Hay decenas en la periferia platense y en todo el casco urbano.

Contra la desidia, el ingenio
“En La Plata llueve de abajo hacia arriba”, te dice cualquier estudiante que comienza a entender, a los pocos meses de arribado a la húmeda y lluviosa ciudad, la diaria del circuito local y las desavenencias de ser un transeúnte de las amplias veredas platenses. No es para menos: ensuciarse un pantalón recién sacado de un Lave-Rap o del lavarropas prestado de algún/a compa de facultad es parte constitutiva nuestra. Casi, se diría, patrimonio cultural de la identidad platense…
Las baldosas flojas son una marca ya identitaria que, claro, excede largamente a nuestra capital provincial. Una periodista blogger, inglesa ella, Vanesa Bell, generó tendencia en Twitter con este simple comentario en un viejo posteo que supo publicar hasta Infobae: “Por alguna razón desconocida, los porteros de los edificios de Buenos Aires ‘riegan’ las veredas. El resultado es que las baldosas flojas son el enemigo número uno de los peatones salvo que alguien sea un fanático del agua sucia que salpica hasta las rodillas”.
En La Plata, a la desidia y la falta de cumplimiento de las normas que obligan al cuidado de las aceras, le respondieron con arte: un estudiante de la Facultad de Artes de la UNLP se hizo viral, en un Torneo de Memes sobre “problemas cotidianos”, en 2019, creando un "buscaminas" –popular videojuego de los antiguos Windows- en la vía pública, con esténcil y pintura, para remarcar las conocidas bombas del jueguito de PC en cada una de las flojas baldosas platenses que explotan de agua al pisarlas. Lo hizo, en principio, sobre el trazado de diagonal 78, uniendo las sedes de la Facultad de Artes. Aún hoy persisten.
Casi como hacemos, simulando jugar una rayuela, cada vez que emprendemos el “riesgoso” cotidiano de caminar y no perecer mojado en el intento…

* Unos garabatos sueltos, pensados y publicados en 90 Líneas.

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